Enrique Maza y su legado ético

sábado, 26 de diciembre de 2015 · 20:07
Enrique Maza, cofundador y pilar de Proceso, lo tenía claro: la manera de ser mejor periodista es ser mejor persona. Y alguien bueno es aquel comprometido con el dictado ético de su conciencia, más allá de dogmas y de la tentación del poder. Esta postura llevó al poeta y sacerdote jesuita a confortar a condenados a muerte, a ser censurado en El Vaticano, a enfrentarse a los clanes políticos más corruptos del país. Creyente de la libertad y la palabra, decía: “Dejé de escribir sobre las cosas de Dios para escribir sobre las cosas del hombre”. MÉXICO, DF (Proceso).- La “ética” a secas, pero ante todo la “ética periodística”, fue la gran obsesión que acompañó toda su vida al sacerdote jesuita Enrique Maza García, cofundador de la revista Proceso y quien sin duda influyó en la concepción que Julio Scherer García –su primo– tuvo del periodismo. “Don Enrique” –como era conocido en su casa editorial– falleció la noche del miércoles 23 en la sede provincial de la Compañía de Jesús, la congregación religiosa que nunca quiso abandonar a pesar de las punzantes críticas que siempre enderezó contra la Iglesia. Hará unos cinco años, ya alejado del periodismo, don Enrique llegó a las oficinas de Proceso para despedirse de sus compañeros. “Me detectaron Alzheimer. Pronto perderé completamente la memoria. Vengo a disculparme porque pronto dejaré de reconocerlos”, nos fue advirtiendo, con entereza y naturalidad, a cada uno de nosotros. Y así fue. Después vino a muy pocos festejos del semanario. Se sentaba en una banca del patio, sereno y sumido en el mutismo, alisándose su barba cana y apenas reconociendo a alguno que otro. Sus visitas terminaron. Ya no pudo asistir ni a los funerales de Vicente Leñero ni a los de Scherer, con quienes echó a andar este semanario en 1976. Y Leñero y Scherer nunca dejaron de reconocer el legado “ético” que dejó don Enrique. (Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2043, ya en circulación)

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