"El Renacido": Iñárritu, DiCaprio y Lubezki, impecables

jueves, 21 de enero de 2016 · 17:43
MONTERREY, NL (apro).- El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu se empeña en hacer producciones complicadas y brillantes. Después de urdir complejas tramas, como la trilogía de Amores Perros, 21 Gramos y Babel, de técnica narrativa similar, ahora da un salto hacia el relato lineal y sorprende con Revenant (El Renacido), un viaje de supervivencia y venganza ubicada en el Siglo XIX. La película es completamente de Leonardo DiCaprio, en el papel de su vida, y de Emmanuel Lubezki, con una fotografía preciosista de audaces desplazamientos en gélidas locaciones naturales, aprovechando la luz solar. Aunque simple, la anécdota basada en la novela de Michael Punke presenta momentos insólitos en la vida de un rudo trampero que tiene como único aliciente en la vida el amor que le profesa a su joven hijo inseparable. En una fatal jornada debe enfrentar dos tragedias consecutivas: Es atacado por un enorme oso grizzli, en una escena llena de realismo y con una coreografía impecable, y en otro momento presencia, impotente, un horroroso momento que lo convertirá en un hombre de corazón deshecho, muerto en vida, y que encontrará en el odio el único motivo para vivir. González Iñárritu crea una atmósfera sobrecogedora, como un infierno blanco que aporta una precisa experiencia vicaria de la indefensión de los primeros pobladores de América, quienes pasaron por una etapa durísima de la evolución humana, obligados a sobrevivir en un bioma hostil y peligroso, donde prevalecía el más fuerte. Los escenarios de Canadá y Argentina permiten al realizador desarrollar esta producción extrema, que mezcla aventuras y drama, en iguales dosis, con estupendas actuaciones y personajes de profundas dimensiones emocionales. "El Renacido" inicia con una trepidante escena de acción: un grupo de cazadores es atacado por una serie de nativos, quienes provocan una masacre por motivos diversos. Su líder está en busca de una persona. Los guerreros son motivados por el hurto. De nueva cuenta el director mexicano juega con el efecto mariposa. El ataque desencadena una serie de acontecimientos inesperados, que generan una completa distorsión en los propósitos del grupo. Y como van surgiendo las atrocidades, las personalidades también se van deformando, en algunos casos con resultados monstruosos. La contemplación de la sangre derramada extrae la peor versión de cada ser humano. En la lucha por la supervivencia emergen sentimientos de traición, rencor, aniquilación. DiCaprio hace mucho cine físico y con escasos diálogos. No solamente demuestra que es un estupendo intérprete, más que una estrella de Hollywood, sino que además está capacitado para la acción en condiciones extremadamente adversas. El guión lo reta en escenas extenuantes, en movimientos a caballo, en ríos congelados, en rutas nevadas, en luchas bajo cero. Su gran reto, superado, es expresarse, mayormente, con gesticulaciones. Tom Hardy, su contraparte, también hace su gran trabajo dramático. Habituado a participar en aventuras, aquí hace una labor exquisita como el duro compañero de cacería que, movido por la avaricia y la desesperación, se sorprende a sí mismo incurriendo en el crimen, lo que lo moverá a seguir derribando enemigos en la búsqueda de la impunidad. El amasijo entero es moldeado finamente por González Iñárritu, que mantiene en el aire el extenso relato de 156 minutos. El ritmo es impecable, con una sucesión imparable de momentos elevadísimos de acción, violencia, muerte, lealtad y, finalmente, la redención, con un final ambiguo que deja una angustiosa historia o un epílogo de consuelo. Se agradece la audacia del director mexicano. En su pasado proyecto triunfó con la agridulce Birdman, el viaje existencial de un actor decadente que quiere relanzar su carrera. Y ahora, al otro extremo de la línea, esto. Revenant (El Renacido) es una gran película.

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