Primera Plana (Spotlight): adictos al periodismo tras curas pederastas

viernes, 29 de enero de 2016 · 17:41
MONTERREY, NL (apro).- En la película Primera Plana (Spotlight) se ofrece una aproximación cercanísima de lo que hacen los reporteros en su punto de ebullición profesional. La anécdota, concentrada en una reputada investigación sobre pederastia en Boston, es un excelente pretexto para interesarse en el desquiciado ritmo de trabajo que hay en el interior de las salas de redacción de un diario, en un entorno altamente competitivo, con trabajadores comprometidos y llenos de contagioso entusiasmo. Con un elenco de primeros nombres, el director Tom McCarthy muestra acontecimientos que remecieron al catolicismo en el mundo, al descubrir al principio del milenio un escándalo de pederastia que fue perversamente solapado por jerarcas de la Iglesia. Liev Shcreiber, Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Stanley Tucci, Billy Crudup, son algunos de los integrantes del ensamble, que ayuda a presentar con una claridad didáctica, los pasos que siguió el equipo de periodistas del Boston Globe para dar el campanazo mediático. La película se vuelve así en una especie de reportaje sobre el reportaje de abuso sexual de los ensotanados. Todo está basado en hechos reales. Los personajes trascienden el cliché y se convierten en entes reales y palpitantes. El recién nombrado director editorial es un tipo frío, inteligente y extremadamente analítico. Aunque es un recién llegado, de inmediato se gana el respeto de la plantilla, porque conoce del negocio. Es por una sugerencia suya que se inicia la investigación. Los reporteros salen a la calle como fieras informativas que buscan pistas para confirmar sus sospechas, mediante un trabajo paciente, metódico pero, sobre todo, incisivo. Nunca se detienen. No hay grandes peripecias, pero sí grandes diálogos. Los periodistas hablan con una jerga precisa y se comportan como soldados de la pluma. Circulan en la redacción del periódico como en su casa. Por sus venas corre tinta. Están siempre al borde del alarido, por cada revelación. El retrato es perfecto. Ruffalo luce superior en el papel del reportero de la calle. En este célebre papel, hace una de las más verosímiles representaciones del periodista de la calle: agudo, exasperante, comprometido, obseso, enterado, audaz, metiche. Vive solo y, por las noches, al llegar a casa, destapa una cerveza y continúa revisando material. Un enfermo de periodismo. El subtexto del relato es macabro. El equipo de comunicadores únicamente hace entrevistas, labor hemerográfica, elucubra. Pero lo que descubre es una sucursal del infierno creada por sacerdotes. La canallada de los curas pederastas es innombrable. Ante las atrocidades, la Iglesia emprende a través de cabilderos, asistentes encorbatados y asesores de suaves maneras, una labor sigilosa para disuadir a los reporteros e impedir que revelen la inmundicia. Los muchachos del Globe son inmunes y estrictamente profesionales. Cumplen con una labor social, al desenmascarar a monstruos que se escudan con el nombre de Dios. Pero para ellos, lo que importa es la primicia, la noticia demoledora, la gloria reporteril. En Primera Plana es una gran cinta de periodismo. Está en la tradición de El Informante y Todos los hombres del Presidente. Los reporteros se verán reflejados en ella. Se sentirán homenajeados.

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