CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El recorrido desde el Hangar Presidencial hasta la Nunciatura Apostólica arroja un dato de alguna manera desconcertante: las multitudes no han salido a recibir al Papa. Hasta las 6:30 de este viernes, a una hora del arribo de Francisco I, sobre las vallas, ubicadas a lo largo de la ruta trazada para dar la bienvenida a la máxima autoridad del Vaticano, los presentes se cuentan por decenas. Hay niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores apostados sobre las vallas, armados con sillas, banquitos, chamarras, bufandas y una larga paciencia. Algunos dicen que llevan ocho horas apartando su lugar, para simplemente, en lo que dura un suspiro, ver pasar el Papamóvil que según los enterados no ira a más de 45 kilómetros por hora.

Un vídeo publicado por Miguel Dimayuga (@migueldimayuga) el 12 de Feb de 2016 a la(s) 4:38 PST

"Venimos a darle la bienvenida al santo padre y a pedirle por nuestro México que está lleno de violencia", dice Guadalupe Ortega, quien con su hija adolescente llegó desde Los Reyes La Paz hasta un punto del Circuito Interior para poder agitar la mano, y saludar a gritos al Papa argentino. Frente a la Nunciatura, sobre Insurgentes Sur, un grupo de jóvenes con playeras blancas y listones amarillos corean entusiasmadas "Papa Francisco, te quiere todo México", ante la mirada inmóvil de policías, cadetes, soldados, marinos y elementos del Estado mayor Presidencial que resguardan la zona. A lo largo de todo el trayecto que recorrerá el Papa y su comitiva sobresale la presencia de cientos de policías capitalinos y federales que hacen su propia valla e impiden el acceso a los puentes peatonales. Quizá en unos minutos, cercana la hora del paso de la comitiva papal, aparezcan las masas de feligreses.