El San Valentín de los gadgets

sábado, 13 de febrero de 2016 · 19:46
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Muy atrás quedó la época en que los adolescentes se enamoraban de sus vecinitos y se expresaban a través de tarjetitas con corazones y chocolates. Los procesos de socialización han sido modificados por el avance de las tecnologías y hoy muchos jóvenes se conocen y relacionan a través de aplicaciones como Tinder, dirigida a menores de 18 años de edad. Los investigadores Rolando Díaz Loving, de la Facultad de Psicología, y Magda Rendón García, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han estudiado el fenómeno reciente de las redes sociales y coinciden en que las nuevas generaciones pasan más tiempo relacionándose con la tecnología que con otras personas. En el marco del Día de San Valentín, que se celebra el 14 de febrero, los investigadores dicen a través de un comunicado de la UNAM que las relaciones amorosas inician, se desarrollan y terminan de distinto modo y hay ocasiones, en los nuevos procesos, en las cuales las parejas ni siquiera tienen un acercamiento físico. A decir de Díaz Loving, la tecnología ha terminado con los antiguos conceptos de “atractivo”, “apropiado”, “adecuado” y “tiempos de espera” para establecer una relación de pareja, así como con las competencias y capacidades para aprender las normas que establecían esas categorías. Con las nuevas tecnologías, los procesos se han acelerado. Si antes la gente tardaba 20 o 30 citas para decir “te amo”, hoy pueden expresarlo desde el primer mensaje. La fugacidad es otra condición que aparece en las ciberrelaciones. Rendón indica que “al hacer una búsqueda en uno de los sitios para conseguir pareja, vimos en alrededor de 600 perfiles que las personas piden la honestidad como primer requisito para establecer una relación”. El propósito de esos sitios es, generalmente, establecer vínculos con gente similar en gustos, intereses y actividades para, primero, establecer una amistad y luego un vínculo amoroso. Lo cierto es que muchos mienten al publicar su perfil y los objetivos por los cuales buscan a otras personas en la red difieren: Por ejemplo, más del 70% de los varones buscan un acercamiento sexual, mientras que alrededor del 68% de las mujeres quieren encontrar al ‘amor de su vida’. El investigador añade que no obstante hay quien tiene expectativas de iniciar un noviazgo a largo plazo, se establecen en la red muchas “relaciones imaginarias”. Es común también que los cibernovios tengan sexting o sexo a través de textos, se envíen imágenes o videos donde aparecen desnudos, tocándose o masturbándose, y cuando quieren terminar con esa relación, simplemente “bloquean” ese contacto, y así es como dicen adiós. No obstante, los especialistas consideran que la ruptura de una relación en la red, implica también una pérdida: “Daña tanto o más que cuando termina una relación convencional; cuando un adolescente ve a su novia o novio en una foto con otra persona se deteriora la autoestima, la motivación y la seguridad”, señala Rendón. No parecen ser situaciones consideradas por los usuarios de las redes, que ya de por sí --advierten los especialistas-- se ponen en riesgo ante problemas como el caso y el robo de identidad, por el contrario, el uso de Tinder se ha incrementado no sólo entre los jóvenes sino aun en los niños. Y el problema es que la imposibilidad de verificar la identidad de quien está del otro lado de la computadora, permite a muchos adultos fingir ser jóvenes o solteros para interactuar con los usuarios de esa aplicación. No todo es negativo, algunas ventajas vistas por los investigadores es la posibilidad de relacionarse con gente de otros lugares, practicar idiomas o conocer maneras diferentes de ver y pensar. Recomiendan, sin embargo, que “antes de brincar sin paracaídas al abismo” se reflexione sobre las normas y reglas que había en el pasado, las que existen en la actualidad y las que “nos pueden llevar al futuro”, para establecer relaciones más saludables, quizá no sean duraderas, pero pueden ser de mayor calidad. “Antes se priorizaba la duración; las parejas ‘exitosas’ vivían juntas por décadas, sin importar cómo les había ido, pero ahora lo que es importante es la calidad y enseñar a las personas no sólo a formar parte de una relación, sino a tener independencia y autonomía.” Sugieren incluso que desde los primeros años de primaria se brinde educación sexual, pues es un aspecto importante, natural y necesario en la vida, pero cada persona debe tomar su decisión en un entorno protegido. Es necesario igualmente, que los padres conozcan qué ven sus hijos en los gadgets, no para censurar sino para interpretar la información que se les ofrece. “Las redes no van a desaparecer, sino a crecer, por eso hay que mejorar su uso a través de la información, y que sectores vulnerables, como niños y adolescentes, aprendan a manejarlas y a decir ‘no’”, enfatiza Rendón.

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