"Yoko Ono, tierra de esperanza"

lunes, 15 de febrero de 2016 · 11:29
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Concebida por la Iglesia católica y realizada en colaboración con el gobierno perredista de la Ciudad de México, la exhibición Yoko Ono. Tierra de esperanza, es una propuesta contradictoria que evidencia el doble discurso de la artista, el predominio de la lógica comercial del arte contemporáneo, la ansiedad de protagonismo cultural de la Iglesia, y la incapacidad profesional del equipo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Diseñada en su origen por la artista visual Edith Pons, la exposición forma parte de un proyecto denominado Paradiso que, perteneciente a la Comisión de Cultura del Arzobispado de México, tiene como objetivo “revitalizar los valores universales y generar compromiso social por el bien común a través del arte”. Interesada en impulsar el diálogo de la Iglesia con el arte contemporáneo, Pons invitó a la japonesa Yoko Ono (1933) para que hiciera una declaración de comunidad, paz y esperanza mediante diversas acciones en espacios públicos de la Ciudad de México. La artista aceptó con la condición de exponer también en un recinto museístico: una exigencia que contradice la identidad artística que le ha creado la historiografía del arte y que se centra en sus confrontaciones con valores institucionales de éste. Curado por Gunnar Kvaran, director del Museo Astrup Fearnley de Oslo, Noruega, Tierra de esperanza se divide en dos secciones, una en el Museo de la Memoria y Tolerancia –cuya visita tiene un costo de 75 y 60 pesos sin ningún día de entrada gratuita–; y otra emplazada en espacios públicos como estaciones de la línea 12 del Metro, Las Rejas y el Audiorama de Chapultepec, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el Centro Histórico, parabuses y espectaculares. Conocida por haber sido la pareja de John Lennon, Yoko Ono fue una artista conceptual sesentera que abordó temáticas pictóricas, feministas y políticas a través de acciones performáticas y obras de colaboración y participación. Las primeras, producidas con base en sus instrucciones, y las segundas integradas con distintas actividades del público como la escritura de pensamientos, pisadas, lienzos rotos. La selección que se exhibe en México permite conocer algunas de sus propuestas más emblemáticas como El árbol de los deseos –en la estación Mixcoac del Metro–, que consiste en la instalación de árboles originarios del lugar en cuyas ramas se cuelgan deseos personales escritos en una hoja de papel. Sin embargo, aun cuando sus acciones y textos alusivos a la paz y al derecho a imaginar y soñar pudieron considerarse como activismo en los años sesenta, actualmente son insuficientes, y su declaración de paz es tan soberbia como cuestionable que el Arzobispado logre revitalizar los valores universales a través de Yoko Ono. Inaugurado tanto en el Museo como en el Zócalo capitalino en el entorno de la Feria Zona Maco México Arte Contemporáneo, el proyecto se inició incompleto y, una vez más, la Secretaría de Cultura destacó por su incapacidad para instalar obras en el espacio público: las cruces de madera que se colocaron en Tlatelolco se derrumbaron por carecer de soportes adecuados.

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