Se reúne el Papa con niños de Michoacán en la Catedral de Morelia

martes, 16 de febrero de 2016 · 17:51
MORELIA, Mich. (apro).- Pese al sonido del órgano que está de fondo, la gritería ensordecedora de los niños se escucha en la catedral moreliana. Los menores, vestidos de amarillo blanco y provenientes de escuelas católicas, toman con sus celulares fotos del Papa Francisco. Ahí, el jerarca católico coloca flores en el monumento al niño mártir José Luis Sánchez del Río, de catorce años, beatificado junto a otros doce mártires en Guadalajara, Jalisco, por disposición del Papa Benedicto XVI. Nacido en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo de 1913, hijo de Macario Sánchez y de María del Río, José Luis fue asesinado el 10 de febrero de 1928 durante la persecución religiosa de México por pertenecer a los cristeros, grupo numeroso de católicos mexicanos levantados en contra la opresión del régimen de Plutarco Elías Calles. Un año antes de su martirio, José Luis se había unido a las fuerzas cristeras del general Prudencio Mendoza, enclavadas en el pueblo de Cotija, Michoacán. “¡Se ve se siente, el Papa está presente!”, gritan los infantes. Bergoglio les dice: “Le voy a pedir a Jesús que los haga crecer con mucho amor, para ser cristianos en serio, para cumplir los mandamientos, amar a dios sobre todas las cosas, como Dios nos amó. “Que los cuide, que los bendiga, y a sus familias y por todas las personas que nos ayudan a crecer. “Una bendición especial para papa, mamá y los abuelos, silencio, cerramos los ojos y tenemos todo listo”, y rezan el Ave María. --Recen por mí, les pide. --¿Lo van hacer? --¡Sí!, es la respuesta en coro. Saluda a varios niños y sale por la puerta principal de la catedral de Morelia, recién remozada, donde es recibido por la multitud que lo espera desde un día antes, por lo que muchos de ellos pernoctaron ahí. Un grupo de fieles vestidos de blanco con cuello en rojo le dedica una canción, que escucha con atención a centímetros de ellos. “Los felicito, son un aire fresco de la vida, sigan así y nunca se dejen pisotear por nadie, les pido que recen por mí y que también me canten una canción de vez en cuando aunque este lejos”, dice. Les da su bendición y sigue su recorrido hasta el papamóvil con rumbo al estadio Morelos, ante la algarabía de miles de peregrinos que ondean banderas en color amarillo y blanco con el escudo del Vaticano, en la avenida Madero.

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