Noche de pie ¿Una luz de esperanza?

viernes, 15 de abril de 2016 · 13:50
PARIS (APRO).- Unos se ven serios, otros divertidos, muchos se dicen entusiastas, todos sueñan con una nueva esperanza. Comparten comidas, libros, direcciones. Improvisan cocinas colectivas. Se aglutinan alrededor de grupos de música. A veces bailan. Pero mas que todo, hablan. Conversan, debaten, discuten, argumentan, deliberan. Saborean la emoción de pensar juntos y de analizar y cuestionar en conjunto el inquietante panorama político francés en el que el ultraderechista Frente Nacional se abre cada vez mas espacio. Se interrogan sobre esa Unión Europea mas desunida y egoista que nunca, incapaz de encarar con humanidad la crisis de los refugiados, entre otros problemas apremiantes. Buscan cómo enfrentar esa élite financiera mundial cada vez mas insaciable, cruenta, incontrolable. Desde el pasado 31 de marzo miles de parisinos se juntan cada día, pero sobre todo cada noche, en la Plaza de la República en el corazón de la Ciudad Luz mientras que otros miles de franceses van siguiendo su ejemplo en ciudades de provincia. Los más numerosos son los jóvenes, pero mientras más pasa el tiempo se van sumando hombres y mujeres de distintas generaciones. Vienen de horizontes sociales distintos. Son profesores, obreros, enfermeras, artistas, médicos, desempleados, indocumentados, trabajadores sociales, empleados estatales, destechados, migrantes... Hay visitas de delegaciones de campesinos y de trabajadores de distintas regiones francesas, de representantes de movimientos europeos, entre ellos del español Podemos. El pasado 13 de abril causó conmoción la presencia de Juan Martin Guevara, hermano menor del Che, que todos abrazaban y con el que cada uno quería hacerse un selfie, antes de hacerle mil preguntas. Este movimiento sui generis se llama Nuit Debout (Noche de Pie). Su amplitud sorprendió a todo el mundo empezando por los mismos participantes. Su meta se va definiendo en la marcha. Su futuro es tan misterioso como su repentino éxito. Sus exigencias no son negociables: ningún líder, ningún vocero, ninguna recuperación por organizaciones políticas, sindicales o partidos, cuidado extremo con los medios masivos de comunicación "dominantes". Al igual que los Indignados en España o los Occupy en Estados Unidos día tras día el movimiento hace el aprendizaje de la democracia directa. Fruto de un impulso espontaneo, Noche de Pie no surgió, sin embargo, de la nada. Uno de sus puntos de partida es la inmensa desilusión de la juventud gala con respecto a François Hollande . « Voté por primera vez en mi vida en 2012, confía Véronique N. una estudiante de Filosofía y Letras de 23 años. Le creí a François Hollande cuando repitió a lo largo de su campaña electoral que los jóvenes serían la prioridad de su quinquenio. No fue la única crédula: 62% de los electores de menos de 25 años votaron por él. No nos cumplió. Más de 23% de los jóvenes de menos de 24 años están desempleados y peor aun no tienen perspectiva laboral alguna. ¿Semejante situación le parece digna de un país que se vanagloria de ser la quinta economía mundial?". Véronique pasa los fines de semana en la Plaza de la República. Los otros días corre de la universidad al café donde trabaja como mesera para pagar sus estudios. Fue la reforma de la ley laboral defendida por Hollande y su ministra del trabajo, Miriam El Khomri, la que catalizó la frustración juvenil. Varios artículos del muy complejo proyecto de ley claramente inspirados por el liberalismo amenazan con aumentar aun más la precaridad de los asalariados en general y de los jóvenes en particular. Cuestionada primero por las organizaciones sindicales, la reforma laboral no tardó en movilizar a estudiantes y alumnos de liceos y colegios que iniciaron marchas y manifestaciones primero en París, luego en provincia. En cuanto a la chispa que prendió el polvorín, pues fue un modesto documental Merci Patron (Gracias Patrón) en el que el realizador y periodista François Ruffin desenmascara y ridiculiza a Bernard Arnault, presidente de la multinacional francesa LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), líder mundial de las marcas de lujo. Cuenta Leila C. quien se presenta como activista política: "Todo empezó el 23 de febrero en realidad. Esa noche Ruffin organizó una proyección de Merci Patron en la Bolsa del Trabajo. Se llenó la sala en menos de media hora. Muchísima gente se quedó fuera. Después de la proyección se armó una súper discusión. Había un ambiente fantstico. La sala estaba llena de asociaciones de lucha de la sociedad civil. Sentimos que no podíamos dejar que se apagara esa formidable energía. Entonces todos decidimos que no íbamos a regresarnos a dormir a nuestras casas el 31 de marzo por la noche una vez terminada la manifestación general de protesta contra la reforma laboral." Leila integró el comité de organización de esa famosa noche. "Contactamos a músicos, recuerda. Planeamos foros de discusiones. Pedimos permiso a las autoridades para ocupar la plaza de la República toda la noche a pesar del Estado de Emergencia. Y avisamos a la gente por twitter y facebook. Mientras más se acercaba la fecha más nos comíamos las uñas. El clima era horrible. Lluvia. Frio." El comité se serenó un poco cuando vio el éxito de la manifestación que junto medio millón de personas en toda Francia. Pero aun así nadie sabia cuánta gente iba a reunirse en la plaza de la República, porque seguía lloviendo. "Llegaron miles de gentes...Se llenó la plaza. Y desde entonces aquí estamos. Pasaron tantas cosas en estas dos semanas, comenta Leila C. Noche de Pie nos rebaso. El movimiento se va auto organizando y así tiene que ser. Tiene su propia dinámica. Cada día llega gente nueva que toma el relevo. Es muy temprano todavía para saber lo que va a pasar, en qué va a desembocar. Por el momento constatamos que algo mágico y frágil esta ocurriendo. Algo que da esperanza. De nosotros depende que sea algo más que un formidable paréntesis de convivencia." Entre los debates más densos que se arman cada día, destacan los que tiene que ver con las próximas elecciones presidenciales galas que se celebrarán en abril (1 turno) y mayo (2 turno) de 2017. Ningún candidato convence –es un eufemismo- al movimiento Noche de Pie. Se atropellan las interrogantes en los comités de discusion: "¿Cómo hacer entender a la clase política francesa autista que no nos representa? ¿Cómo organizarnos sin recurrir a la violencia para decirle !basta! y que nos oiga? ¿Cómo hacernos oir también de millones de franceses hartos como nosotros pero que siguen sin reaccionar? «¿Como movilizarlos para boicotear las elecciones? ¿Por qué no hacer surgir de la sociedad civil un candidato presidencial y llevarlo al poder con nuestros votos? ¿Como lograr que todas las luchas que se dan actualmente en Francia convergen en la Plaza de la República y en Noche de Pie? ¿Cómo defender a ese movimiento que molesta tanto a los socialistas en el poder y a sus opositores de derecha?" No faltan amenazas. Se multiplican las presiones sobre Anne Hidalgo, alcaldesa de París, para que "limpie" la plaza de la República. Hidalgo resiste pero no tolera campamento perenne y exige que todas las carpas estén desmontadas cada noche. Grupos de jóvenes, delincuentes encapuchados, intentan aprovechar la situación para enfrentarse con la policía, mientras que otros grupos, estos de ultra derecha, buscan infiltrarse en la plaza. Comerciantes del barrio empiezan a perder la paciencia... Pero el peor peligro para Noche de Pie es que ese movimiento insólito se apague tan repentinamente como surgió.

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