Colectivo Territorio Común en el ciclo Ópera Prima

miércoles, 20 de abril de 2016 · 18:26
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Si la tarea fuera encontrar un recuerdo de la infancia que estuviera conformado por algún olor, textura, sonido, color o sabor ¿existiría tal? La obra Memoria: combinación de sonidos y silencios, ópera prima del colectivo teatral Territorio Común, integrado por los jóvenes artistas Tamizamy Ayala, Omar Felgueres, Hebzoariba Hernández, Marbel Huautla y Mario Alberto Moreno,aborda la memoria desde los sentidos y no sólo como un proceso que sucede exclusivamente en la mente. Cada uno de ellos colocó en la obra su relato infantil más nítido debido a la impronta sensorial que dejó en sus cuerpos. Tamizamy, por ejemplo, habló del calor que su padre le transmitía al tomarla de la mano cuando iban de su pueblo hacia la ciudad. Asimismo, Omar describió la mezcla de olores en casa de sus padres en la conmemorativa cena mexicana del 16 de septiembre. Y Mario Alberto relató que escuchaba una pieza clásica de violín cuando era niño. La piel, la nariz y los oídos, respectivamente, fueron los órganos en los que se registraron aquellas recuerdos de la infancia. Mientras uno por uno de esos tres actores iba contando su anécdota autobiográfica, los otros dos apoyaban la narración representando elementos o personas para recuperar el recuerdo. Había sincronía narrativa entre ellos. Hebzoariba, por su parte, estuvo contando un mito judío en varias etapas de la dramaturgia, sin referirse nunca a su propia infancia sino más bien como una metáfora sobre cómo la memoria se vuelve imaginario, ficción al desaparecer todos los elementos concretos que le dieron origen. Ella tomó el texto mítico de la fuente literaria El imperio perdido, de José María Pérez Gay, queaquí se reproduce: "Cuando Ba’al Schem tenía que enfrentar una tarea difícil, una obra secreta en beneficio de los hombres, se daba cita en un rincón del bosque, encendía el fuego, se concentraba en la meditación, decía las oraciones y todo se cumplía. "Una generación después el Magidd de Meseritz quiso hacer lo mismo y fue al rincón del bosque. ‘No podemos encender el fuego --dijo--, pero diremos las oraciones’, y su voluntad se cumplió sin contratiempos. “A la siguiente generación, el rabino Moshé Leib de Sassov llegó al rincón del bosque y anunció: ‘No podemos encender el fuego y hemos olvidado las oraciones, pero conocemos este rincón y será suficiente’. Y en efecto fue más que suficiente. “Ya en la última generación, Israel de Rischin se sentó una tarde en la silla dorada de su castillo y reconoció: ‘No podemos encender el fuego ni decir las oraciones, ni llegar al rincón del bosque, pero podemos contar la historia’. Y su historia tuvo el mismo efecto milagroso que los tres rituales anteriores.” La escenografía de Hebe Ilayali Guzmán Arroyo y K. Cristian Ayala Cuevas representa la memoria de manera abstracta usando el arte de la escultura. Ocupan el espacio escénico unas estructuras cúbicas sólidas conectadas entre sí como si fueran los recuerdos de una estructura mental que tiene la función de organizar la personalidad. La obra ha sido programada dentro del ciclo Ópera Prima del Centro Cultural Helénico, que convoca a nuevas generaciones de artistas con propuestas escénicas multidisciplinarias; en el caso del emergente grupo teatral Territorio Común el eje del trabajo es el cuerpo. Concluye su temporada en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico los próximos miércoles 20 y 27 de este mes. Y continuará en el Teatro La Capilla (que fundara el escritor Salvador Novo) a partir del 19 de mayo.

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