Cervantes, 400 años: El musical 'El Hombre de La Mancha”

miércoles, 27 de abril de 2016 · 14:08
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La frase “soñar el sueño imposible” que el autor del musical El Hombre de la Mancha, Dale Wasserman, siempre aseguró era suya y que dio vida al tema “El Desafío” (“The Quest”), mejor conocido como “El sueño imposible” (“The Impssible Dream”), ya existía décadas antes de su estreno teatral en Broadway hacia 1965. To dream the impossible dream, to fight the unbeatable foe… son los dos primeros versos originales de esa célebre canción grabada desde entonces por multitud de artistas en idioma inglés y que, en versión al español, se tradujo: Con fe lo imposible soñar, al mal combatir sin temor… El supuesto hurto fue descubierto por Howard Mancing, experto estadunidense de las obras de Miguel de Cervantes Saavedra y traductor al inglés de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, catedrático de la Universidad de Purdue en Lafayette, Indiana, quien reveló en 2008: “Soy un apasionado de Cervantes desde que leí la novela por 1964. Luego de publicar mi segundo volumen The Cervantes Encyciclopedia (Greenwood Press) donde menciono alfabéticamente toda las referencias sobre El manco de Lepanto, continué investigando y hallé un libro bastante peculiar…” Se trataba del texto de la obra en cuatro actos Don Quixote (Don Quijote) del dramaturgo estadunidense Paul Kester, que representó en el Lyric Theater de Nueva York entre enero y abril de 1908 el actor Edward H. Sothern como El caballero de la triste figura y su numerosa compañía. “Era otra adaptación escénica de la novela de Cervantes, pero en esta edición con derechos de autor registrados en 1930 se incluía el artículo “Press Matters” (“La prensa importa”). Ahí Kester ofrece recomendaciones precisas a quienes se interesen en montar su pieza, sugiriendo algunas frases publicitarias. Entonces descubrí un párrafo con exactamente los mismos dos versos de ‘El sueño imposible’:” To dream the imposible dream, to fight the unbeatable foe –to tilt at windmills or large flocks of sheep which the imagination has transformed into formidable armies… Es decir: Soñar el sueño imposible, luchar contra la maldad invencible –enloquecer ante molinos de viento o vastas manadas de ovejas que la imaginación ha transformado en ejércitos formidables… “Me quedé helado cuando leí aquello, pues se supone que las dos primeras líneas no existían 29 años atrás”, señaló Mancing. “El sueño imposible” Dale Wasserman había escrito el libreto de Yo, Don Quijote (I, Don Quixote) para una versión televisiva de la novela que se transmitió en 1959 y que sería base de su musical. En las memorias pormenorizadas de cómo hizo realidad su notable empresa The Impossible Musical. The History of Man of La Mancha (2003), asienta: “Cierta vez yo inventé la frase ‘el sueño imposible’. La gente piensa que proviene de una canción, pero no. La tomé de mi teatralización original para la TV, una expresión que arraigó coloquialmente en el lenguaje y cuyo uso ha trascendido al resto el mundo. Se empleó y abusó de ella, de hecho la gente piensa que esa canción se llama ‘El sueño imposible’ pero su título correcto es ‘El desafío’, la inventé para expresar con sencillez el desafío y los ideales de Don Quijote”. Para Howard Mancing, sin embargo, “resulta obvio que no inventó esta frase porque ya existía unas pocas décadas antes de que él la utilizara, en todo caso él la reinventó”. Intrigado, en 2004 contactó a Wasserman preguntándole si conocía las obras teatrales del dramaturgo, y le envió copias de dicha edición de 1930 Don Quixote. A Dramatization of Cervantes Novel by Paul Kester. “Jamás he escuchado hablar de Paul Kester. Tampoco he leído ninguno de sus trabajos”, recibió por respuesta a vuelta de correo electrónico. “De acuerdo, dije, su argumento de que nada sabía acerca de Kester fue inflexible; pero yo pienso que sí pudo haberlo leído. Sentí curiosidad de investigar más y elaboré un ensayo literario comparativo al respecto para los Estudios Cervantinos en Honor a Tom Lathop en los cuadernos monográfícos Aquí se imprimen libros, de la Mississippi University Press, en 2008”. Cuando la reportera de noticias Niccole Caan de la cadena televisiva WFLI TV-18 mandó un correo a Wasserman para recoger sus opiniones del texto, obtuvo por contestación otro correo que rezaba: “Si hay alguien con el nombre de Howard Mancing, una persona llamada así nunca se puso en contacto conmigo. Ha habido miles de adaptaciones de Don Quijote en los últimos 400 años. Yo estimaría que la frase ‘el sueño imposible’ bien pudo haber salido a colación en media docena de ellas, cosa que no ocurrió con el resto abundante de diálogos dramáticos”. El 21 de diciembre de aquel 2008 Wasserman falleció. (https://www.youtube.com/watch?v=OPlNo4OSy6Q) Desencuentro con Auden Dale Wasserman era hijo emblemático del American Dream, ejemplo de cómo un niño sin padres ni preparatoria podía conquistar las mieles de Broadway si se empeñaba a fondo por hacer realidad su sueño imposible. A mediados de los noventas, atiborraba los auditorios de las universidades estadunidenses en derroche de parloteos carismáticos y buen humor, presentándose ante los estudiantes como “simple vagabundo de la industria del entretenimiento” quien “jamás había leído la novela de Cervantes” El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. “Obtuve la gloria y la fama por mero accidente. Un diario español publicó que me encontraba en España para escribir el guión de una película dramatizada de El Quijote cuyo protagonista sería el actor francés Yves Montand, una noticia muy divertida porque al igual que la mayoría de la gente yo no había leído la novela. Quise reparar mi falta convirtiendo esa visita en viaje de placer entre rincones y corrales de toda España. La pasión de Cervantes por el teatro me dio la pauta de teatralizar su vida en TV”. Ninguna copia de esa emisión televisiva se conserva. No obstante, Wasserman pulió en un nuevo libro la dramaturgia, con ciertas ideas primordiales y frases sonoras que llamó “parlamentos de arias” (del tipo “soñar el sueño imposible” o “a cada quien su Dulcinea”) para ser desarrolladas como poemas por un buen letrista y al final les pusiera música el compositor ricachón Mitch Leigh. Convencido del potencial del texto como musical en Broadway, el director Albert Marre puso a Wasserman en manos del poeta W. H. Auden, reputado sabelotodo de El Quijote. Desde su primera sesión en el diminuto departamento de Auden, éste quiso imponer condiciones y algunas cosas le olieron mal a Wasserman: “Fumador empedernido y bebedor de prodigiosas cantidades de vodka, vivía entre basura por la empinada de St. Marks Place, East Village. Los ceniceros flotaban por doquier… era un lugar de pesadilla con pilares de manuscritos amontonados gruesamente en pesados escritorios. Libros, libros y libros en estantes precarios. Y la apestosa orina de los gatos, aunque no recuerdo haber visto a ninguno rondando por ahí… “Escribía a una enorme velocidad. Para mi escena del encuentro de Don Quijote con una troupe de actores disfrazados, escribió una secuela de cánticos que recitaban La Muerte, El Pecado y La Locura y me gustaron mucho. Se lo dije sinceramente: ‘¡Brillantes! Has asesinado de un solo tiro la religión, la moral, el humanismo y Dios sabe cuántos ismos más, pero… ¿Qué tienen que ver con El Hombre de La Mancha?’” --Tienen que ver con El Quijote –justificó Auden. Wasserman escogió cuidadosamente las palabras para insistirle: “Como te he dicho varias veces, esta obra tiene que ver con unas cuantas horas en la vida de Cervantes. Deriva de su vida y sus Novelas Ejemplares. Es él y no Don Quijote mi hombre de La Mancha. La mayoría de mis personajes están tomados de Rinconete y Cortadillo, no de El Quijote que te repito, es una novela que jamás he leído.” --Yo tampoco la he leído –repuso Auden. “Para la obra de televisión escribí una frase que me parecía proclamaba el credo de Don Quijote: ‘el sueño imposible’, un parlamento de mis arias que Auden ignoró, entregándome ‘Canción de El Desafío’ en su lugar.” Una vez que la voz haya hablado silenciosamente, Cada caballero deberá cabalgar solitario Rumbo al desafío cuya cita lo espera en lo desconocido… Habían trabajado durante el otoño de 1963, pero sus diferencias los separaron. Wasserman pagó a Auden y salió de su cuchitril dispuesto a encontrar un letrista que entendiera sus “parlamentos de arias”: Joe Darion. El Hombre de La Mancha cautivó Broadway en 1965 y por 40 años, los analistas del musical atribuyeron la inspiración original del bolero “El sueño imposible” al célebre discurso “Yo tengo un sueño”, de Martin Luther King, en 1963. Reencuentro con Kester Wasserman optó por crear su dramatización musical desde una perspectiva singular para evitar la vieja maldición: “Las incontables adaptaciones de la novela al teatro a través de los siglos habían fracasado por tratarse de una empresa gigantesca, imposible, como meter un lago en una cubeta a fuerzas. Yo partí de Cervantes.” De 1959 a 1965 pudo investigar dramas como el de Paul Kester, cuya temporada de enero a abril de 1909 en el Lyric Teather corrió con más pena que gloria. Una reseña del New York Times de esa época lo condenaba: “El montaje de Paul Kester a la novela Don Quijote posee riqueza pero resulta caótico. El laborioso esfuerzo de esta producción vale es, aunque aburre. Podemos dudar que exista otro dramaturgo quien haya logrado condensar tantas historias de la novela de Cervantes en una adaptación teatral como la de Paul Kester en el Lyric Teathre, protagonizada por el señor Sothern y su amplio elenco. “Sin embargo, una cosa es llenar de relatos una obra, y otra muy diferente lograr que el público los capte. La actuación de Sothern merece respeto y admiración. Pero incluso asistido por sus activos en constante ir y venir, vociferando hasta la ronquera para hacer comprensibles las situaciones, lo imposible nunca puede cristalizar… “Demasiados parloteos, kilómetros de explicaciones interminables y montonal de acciones que requieren la atención suprema del público para darles seguimiento… Si Kester amara más a Cervantes, habría dejado fuera buenas tajadas del libro y omitido repeticiones innecesarias. Los largos monólogos se hacían incomprensibles, y la comicidad del señor Bookstone en papel de Sancho Panza no dura lo suficiente… Es una digna puesta, aunque recomendable con muchas reservas. Los ensambles de orquesta tocan tan alto que a menudo desafinan en la ambientación de las escenas...” Un total de 39 personajes sumaban los elegidos por Kester para su drama, entre ellos el Padre Pérez que “revivió” en El Hombre de La Mancha cantando “A cada quien su Dulcinea”. En la página 30 de su libreto Don Quijote, Kester escribió: PADRE PÉREZ (sonriendo tristemente).- A cada quien su Dulcinea. Y en la 230 del guión televisivo de Wasserman, hallamos: PADRE (tras una pausa, con una triste sonrisa).- A cada quien su Dulcinea. ¿Casualidad o plagio? Lo que sí es probable que Paul Kester resintiera las críticas de su Don Quijote y buscara dar coherencia y claridad a sus intenciones escribiendo aquellas sugerencias que publicitarían la obra. A la postre, los préstamos de Wasserman son pecaditos menores en la historia del arte donde apropiarse de las ideas artísticas ajenas es comidilla cotidiana.

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