Google contra los derechos autorales

miércoles, 4 de mayo de 2016 · 11:00
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En noviembre de 2007 la UNAM reveló que en junio del mismo año había firmado un convenio con el gigante transnacional Google. Mediante dicho acuerdo la máxima casa de estudios subiría al servidor un promedio de entre 7 mil y 10 mil títulos de sus publicaciones por año para que pudieran ser consultadas por “usuarios de todo el mundo”. Esta reportera consigno entonces en la agencia Apro que la primera entrega se hizo el 28 de septiembre, fecha en la cual se subieron a la red 718 títulos; enseguida se planteó: “Quizá una institución como la Universidad Nacional, ubicada entre las cien mejores del mundo, no debería echar las campanas al vuelo por un convenio como éste, con el cual se escanearán paulatinamente los libros editados por la UNAM entre 1950 y 2007, sobre todo si se recuerda que ya había dado los primeros pasos para contar con su propia biblioteca digital, ¿por qué entonces dejarlo en manos de Google?” Pero la UNAM celebraba, pues consideró entonces que Google es “uno de los servidores más utilizados por los cibernautas” y ya tenía convenios con el Fondo de Cultura Económica (FCE) en México, y en el extranjero con universidades como la Complutense de Madrid y la de Oxford en Inglaterra. En cambio se escucharon en aquel momento voces de alerta de especialistas como Jean-Noel Jeanneney, entonces presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, que alertaba sobre proyectos como Gutenberg y Google Books, pues consideraba que podrían ser un atentado a la diversidad cultural si la transnacional imponía contenidos sólo en inglés y de la cultura anglosajona. La preocupación europea por preservar sus acervos bibliográficos ante el gigante Google ayudó a concretar proyectos como la Biblioteca Digital Europea (Europeana) o la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Google Books o Google Libros es, según Wikipedia, “un servicio” que se introdujo durante la Feria del Libro de Fráncfort en octubre de 2004, y ofrece en línea libros del dominio público y “otros materiales sin derechos de autor”. En el caso de libros que aún se rigen por el derecho de autor y leyes locales, se pueden visualizar únicamente algunas páginas. Y destaca: “La iniciativa ha sido elogiada por su potencial para ofrecer acceso sin precedentes a lo que se podría convertir en el corpus más grande de conocimiento humano en línea... sin embargo, también ha sido criticada por el potencial de infracciones de derechos de autor.” Así pues, los convenios que instituciones como la UNAM y el FCE firmaron entonces con Google pueden ofrecer la posibilidad de dar difusión mundial a autores y sus obras, pero no todo son beneficios. Una prueba es la noticia que se dio a conocer recientemente en varios medios respecto del fallo que la Suprema Corte de Estados Unidos emitió en favor del corporativo y en detrimento del Sindicato Americano de Autores, que desde hace 11 años lo acusó de violar los derechos de autor al digitalizar millones de libros para su proyecto Google Books “sin permisos ni compensaciones para los escritores”. El juez Pierre N. Leval, especialista en derechos de autor que formó parte del conjunto de jueces de la Corte Federal de Apelaciones del Segundo Circuito, consideró que la exhibición de textos por parte de Google Books, al no reproducir la totalidad del libro, no es una amenaza “significativa para el mercado”, en lo que se refiere a la protección de los originales. Google incluso invita a editores y autores a afiliarse a su búsqueda de libros. Y en books.google.com/intl/es/googlebooks/success.html cuenta “historias de éxito” del autor Richard Lowry, o de editoriales como Grupo Norma, Arcadia y Grada. Aunque muchos usuarios agradezcan la posibilidad de encontrar fragmentos de millones de libros digitalizados por Google en la red, es probable que los autores y las editoriales ya no observen tan bondadoso el proyecto transnacional.

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