El Cártel de Sinaloa, nuevo dueño de la frontera sur con EU

martes, 17 de mayo de 2016 · 12:32
Desaparecido prácticamente el Cártel de Juárez, el de Sinaloa ha ido apoderándose de territorios que antes pertenecían al grupo de los Carrillo. Domina en los hechos el trasiego de mariguana y de drogas duras a lo largo de gran parte de la frontera sur de Estados Unidos y es suyo el mercado en los estados de la Costa Oeste. Lo peor para las autoridades de la DEA es que desconocen a cabalidad las estrategias del grupo criminal mexicano. PHOENIX/TUCSON, ARIZONA (Proceso).- La contratación de procesadores o “cocineros” de heroína colombianos por parte del Cártel de Sinaloa incrementó notablemente la instalación de laboratorios clandestinos en México y, por ende, la producción de drogas que se trafican a Estados Unidos, sostienen las autoridades de este país. Gracias a esta nueva alianza, la organización criminal mexicana se convirtió en la más poderosa del mundo, asegura Douglas W. Coleman, jefe de la División de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) en Arizona. Hoy, dice, es casi la dueña absoluta del mercado estadunidense de estupefacientes. La zona fronteriza que divide los estados de Sonora y Arizona es la región más controlada por el Cártel de Sinaloa y su ruta preferida para el trasiego de heroína, cocaína, metanfetaminas y mariguana, comenta a Proceso. La organización criminal utiliza la región entre San Luis Río Colorado, Sonora, y Yuma, Arizona, para introducir a Estados Unidos su producto más redituable: la heroína blanca que le fabrican los “cocineros” colombianos a partir de la refinación de la goma de amapola. “No los pueden contener” Coleman recibió al corresponsal en sus oficinas de Arizona y en varias sesiones, durante dos días, conversó sobre el poder del Cártel de Sinaloa en Estados Unidos y sobre la demanda de esa droga manufacturada en México por los “cocineros” colombianos. Tan demoledor es el panorama, que hace pensar en que los gobiernos de ambos países nunca vencerán al narcotráfico... Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2063 de la revista Proceso, actualmente en circulación

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