París: El atentado que viene

viernes, 10 de junio de 2016 · 12:56
Patrick Calvar, jefe de los servicios de inteligencia de Francia, está convencido de que su país sufrirá nuevos ataques terroristas, pero no sabe cuándo o dónde ocurrirán. Así lo confesó ante legisladores galos durante una sesión a puerta cerrada que se celebró de cara a dos acontecimientos que convocan a multitudes en lugares públicos y potencializan los riesgos: la Eurocopa –que empieza hoy viernes 10 y a la cual acudirán unos 7 millones de aficionados– y las huelgas y protestas callejeras contra la reforma a la Ley Laboral. PARÍS (Proceso).- “Francia es hoy el país más amenazado por el terrorismo islámico… Corremos ahora el riesgo de sufrir nuevos tipos de ataques: una campaña terrorista caracterizada por el uso de artefactos explosivos en lugares públicos, donde se juntan multitudes, y explosiones en serie para crear un clima de pánico…” Las declaraciones de Patrick Calvar, quien encabeza la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI), inquietaron a los diputados de la Comisión de la Defensa Nacional y de las Fuerzas Armadas del Parlamento galo, con quienes sostuvo un intenso diálogo el pasado 10 de mayo. No es para menos. Francia es el país anfitrión de la Eurocopa, a celebrarse del 10 de junio al 10 de julio. Se prevé que alrededor de 7 millones de aficionados al futbol irán a algunas de las 10 ciudades sedes de los partidos. Y por si fuera poco, el país lleva dos meses sacudido por huelgas y protestas callejeras contra la reforma de la Ley Laboral, conflicto que podría prolongarse durante la celebración deportiva. En su reunión con los parlamentarios –Proceso obtuvo un acta resumida de ese encuentro–, el jefe de los servicios franceses de inteligencia no trató de disimular el carácter casi ineludible de un inminente ataque terrorista: “La cuestión no es saber si habrá otro ataque, sino cuándo y dónde será…”, aseguró. Y durante casi dos horas presentó a sus interlocutores una inquietante radiografía de la situación francesa, incluyendo la lista de organizaciones islámicas radicales que consideran a Francia “un blanco prioritario”. Empezó por el Estado Islámico (EI), luego citó a Al-Qaeda del Magreb Islámico y Al-Qaeda en la Península Arábiga, recalcando que los dos últimos, deseosos de restablecer su influencia, afectada por la preeminencia del primero, planean acciones violentas contra Francia. Luego Calvar se concentró en el EI. Enfatizó: “El análisis de los ataques del pasado 13 de noviembre (contra la sala de conciertos Bataclan, algunos cafés y el Estadio de Francia) revela que fueron planificados en Siria y llevados a cabo por individuos que combatían en ese país. Algunos de ellos llevaban muchos años de lucha y eran muy aguerridos. “Los comandos del 13 de noviembre estaban integrados por una mezcla de ciudadanos franceses –unos salieron del territorio nacional sin dejar huella, otros radicaban en el extranjero, varios en Bélgica–, belgas e iraquíes. Tenían una logística que incluía ‘coyotes’, falsificadores radicados en Turquía y casas de seguridad en Bélgica, país donde podrían haber conseguido las armas y los explosivos que utilizaron en Francia.” Calvar reconoció, sin embargo, que sus servicios de inteligencia aún no identifican todas las rutas por las cuales transitaron los terroristas antes de llegar a Francia, y que sólo habían podido establecer que dos de ellos se habían colado en la masa de refugiados de Medio Oriente que llegaron el año pasado a Grecia. Esa falta de información preocupa al jefe de la DGSI: “Sabemos que el EI ya tiene planeados otros atentados, que ‘usará’ combatientes presentes actualmente en sus zonas de guerra, que éstos pasarán por rutas que aún no conocemos y que su prioridad es golpear a Francia. El Estado Islámico enfrenta muchas dificultades en el terreno militar actualmente y por lo tanto busca golpear cuanto antes y lo más fuerte posible”. Según Calvar, el EI aprovecha la falta de una legislación europea homogénea sobre el tráfico de armas para abastecerse sin problemas y tiene una larga lista de yihadistas franceses dispuestos a sacrificarse. Relación de yihadistas El jefe de la DGSI sacó cuentas ante los dipu­tados de la Comisión de Defensa Nacional y de las Fuerzas Armadas: 645 franceses viven en las zonas de Irak y Siria bajo dominio del EI; de ellos, 245 mujeres que no combaten. Quedan por lo tanto 400 yihadistas muy bien entrenados militarmente que sólo esperan la orden de lanzarse al asalto de Francia. La DGSI tiene una lista de 201 combatientes más “en tránsito”. Unos salieron de Francia y aún no llegan a Siria. Otros dejaron Siria pero todavía no han vuelto a Francia. Los servicios galos de inteligencia también tienen en la mira a 244 personas que regresaron a Francia y a 818 más que tienen la intención de ir a Siria o a Irak, pero a quienes se les impidió hacerlo. Es esencialmente gracias a familias de jóvenes en proceso de radicalización –quienes avisan a las instancias especializadas o a la misma policía– que se puede llevar el registro de tantos candidatos a la yihad islámica. Calvar ahondó en las “labores de prevención” de sus servicios que, por cierto, causan cada vez más polémica entre los defensores de los derechos humanos. Destacó: “Cada semana detenemos a más sospechosos; 220 están siendo investigados por la policía judicial; 170 más siguen detenidos y 50 están bajo control judicial. En los últimos tres años hemos frustrado 15 proyectos de atentados terroristas”. También recalcó que las relaciones entre los servicios de inteligencia de varios países se consolidan cada vez más. Sin dar mayores detalles mencionó su colaboración con los estadunidenses, pero hizo hincapié sobre sus estrechos contactos con los rusos: “Entre 7 y 8% de los individuos implicados en las redes sirio-iraquíes son chechenos. Por esa razón trabajamos con el Servicio Federal de Seguridad de Rusia y juntos buscamos identificar a esos individuos, qué operativos planean y a cuáles redes pertenecen”. Algunos nuevos aspectos de la estrategia yihadista inquietan a Calvar: “Tenemos tendencia a tomar en cuenta sólo a los islamistas radicales franceses o a los que viven en Francia. Pero hoy nos toca pensar en el marco más amplio de la francofonía. Numerosos norafricanos se encuentran en Siria e Irak. En su mayoría se trata de tunecinos, pero hay también marroquíes y argelinos. “Tienen la posibilidad de llegar fácilmente a Francia y hablan perfectamente nuestro idioma. Últimamente se van instalando en Libia, lo cual significa que están creando nuevas redes. Es un movimiento que apenas se está iniciando y pronto deberemos tener en la mira a los que van de Siria a Libia, en lugar de regresar a Europa”, confió a los diputados. El encriptado de datos es otro problema preocupante: “Sin traicionar la confidencialidad de la instrucción, puedo decir que las investigaciones que llevamos después de los atentados de Bruselas (el pasado 22 de marzo) nos permitieron constatar que enfrentamos estructuras muy bien organizadas, jerarquizadas y militarizadas, integradas por individuos que se comunican permanentemente con su centro de mando, piden instrucciones sobre las acciones que les toca realizar y en algunos casos solicitan consejos técnicos. “Esa comunicación es permanente y hasta ahora no hemos podido interceptarla. Pero aun si la hubiéramos interferido, no hubiéramos podido saber qué planeaban, porque nadie tiene la capacidad de romper la encriptación de su sistema de comunicaciones. Basta recordar el problema reciente que enfrentó al FBI con Apple”, explicó Calvar en referencia a la petición de que se desencriptara el teléfono de uno de los dos terroristas que perpetraron una matanza el pasado 2 de diciembre en San Bernardino, California. Apple se negó. Como recalcó Calvar, la DGSI debe estar atenta además a otras dos categorías de islamistas radicales que viven en Francia. Los primeros no pertenecen a organización alguna pero tienen amigos que combaten en Siria y los incitan a realizar actos de violencia. Los segundos son los yihadistas “frustrados” que no pudieron salir a Siria o Irak y buscan vengarse. Terror interno Pero Calvar vislumbra otra situación potencialmente explosiva que impresionó a los diputados: “Hoy Europa vive un periodo sumamente peligroso. (…) Crece el extremismo en todas partes y a nosotros, quienes trabajamos en los servicios de inteligencia interior, nos toca utilizar parte de nuestros recursos para enfocar el problema de la ultraderecha, que está al acecho y se prepara para el enfrentamiento. “Voy a hablarles sin pelos en la lengua”, advirtió. “Estoy convencido de que ese enfrentamiento se va a dar. Uno o dos atentados más y se dará; no cabe la menor duda. Por lo tanto, nos corresponde anticipar y bloquear a todos estos grupos que buscarán desatar conflictos intercomunitarios”. Resaltó: “La tentación de los populismos, el cierre de las fronteras, la incapacidad de Europa en dar una respuesta común, la incapacidad de adoptar una legislación pertinente en todas partes, nos plantean enormes problemas. La peligrosa tendencia a replegarse sobre sí mismo es cada vez más fuerte”. Interrogado por los diputados sobre los grupos de jóvenes enmascarados, los casseurs (alborotadores) que se infiltran en las manifestaciones contra la reforma a la Ley Laboral y se enfrentan violentamente con la policía, el jefe de la DGSI dijo que el problema no le compete directamente. Pero reconoció: “Seguimos de cerca a los individuos susceptibles de caer en acciones terroristas y que pueden amenazar las instituciones de la República. En este momento todos los extremistas tienen interés en manifestarse. Saben que la sociedad tiene poca capacidad de resiliencia y buscan provocarla, provocar el desorden máximo para llegar, según el bando al que pertenecen, a una situación revolucionaria o a un orden drástico. Sentimos que una cierta violencia se va imponiendo en la sociedad, que hay un vacío ideológico.” Según Calvar, es muy difícil neutralizar a los casseurs, pues están muy bien organizados y escapan de la policía. A los que sí detienen son elementos exteriores, atraídos por la violencia, pero que no pertenecen a sus redes. “Es sumamente difícil neutralizar el núcleo duro de los alborotadores”, confió. “Son mucho más ‘profesionales’ de lo que se cree. Disponen de contactos internacionales e intercambian sus experiencias. Son los mismos que se encuentran sistemáticamente en todas las grandes cumbres internacionales. Adoptan el mismo modus operandi.” Mafia concientizada Tras ese paréntesis de brotes de violencia social, Calvar volvió a enfocar el tema del islamismo radical. “Hace 30 años, quizás más, optamos por cerrar los ojos cuando se dieron los primeros incidentes en los suburbios de las grandes ciudades. El resultado no se hizo esperar: estas zonas no tardaron en ser controladas por pequeños mafiosos locales. Se trataba de una pequeña delincuencia que no afectaba el consenso social. “Hoy enfrentamos un proceso de ‘concientización’ de parte de estos mafiosos de barrio. Es muy complejo entender cómo un delincuente que desde muy joven sólo soñó con robar a su vecino para pasarla bien, cae de repente en una extremismo mórbido que lo lleva a sacrificar su vida. “Por eso no me canso de repetir que si seguimos reflexionando sólo en términos de seguridad, nos vamos directamente contra el muro. La seguridad es una especie de ambulancia. La misión del conductor de ambulancia es llevar al enfermo al hospital, no curarlo.” Otra confidencia: “Para ser totalmente franco con ustedes, les diré que le temo cien veces más a la radicalización que al terrorismo. El terrorismo nos asesta golpes, pero sabemos cómo enfrentarlo y ya hemos experimentado ese tipo de situaciones muy graves a lo largo de nuestra historia. Pero esa creciente radicalización insidiosa e inasible que sacude los puntos más profundos de equilibro de la sociedad es, a mi juicio, muchísimo más grave”. Finalmente Calvar confrontó a los dipu­tados de la Comisión de la Defensa Nacional y de las Fuerzas Armadas con otro problema que se planteará en el corto plazo: no se sabrá qué hacer con los hijos de yihadistas adiestrados para matar, que volverán algún día a Francia, o con los excombatientes, también de vuelta al país, cuya salud mental quede afectada por lo vivido en Siria e Irak. Ahondó sobre todo en el caso de los niños. “Quisiera compartir con ustedes una realidad que se desconoce o de la que casi nunca se habla: tenemos censados a 400 franceses menores de edad en las zonas bajo control del EI. Las dos terceras partes de estos niños salieron con sus padres. Los demás nacieron allá y tienen menos de cuatro años. “Les dejo imaginar los problemas legales que planteará su regreso a Francia, sin hablar de los problemas de seguridad, porque la mayoría de los niños varones está entrenada para matar. Tenemos un video muy reciente, grabado en francés, en el cual estos pequeños aparecen con uniformes militares. Y disponemos de otro en el que se ve cómo niños ejecutan a presos de un tiro en la cabeza, sin manifestar la mínima emoción.” Por el momento el problema de los Leoncitos del Califato, sobrenombre de los niños soldados y verdugos del EI, dista de ser la obsesión de François Hollande y menos aún la de Manuel Valls, primer ministro, o de Bernard Cazeneuve, ministro del Interior. La prioridad del presidente y del gobierno francés es doble: prevenir cualquier atentado durante la Eurocopa –por eso se prolongó el estado de emergencia que prevalece en Francia desde el pasado 13 de noviembre, hasta el próximo 31 de julio– y desactivar huelgas y manifestaciones de repudio contra la reforma de la Ley Laboral. Cumplir el primer objetivo costará 24 millones de euros. Hace un año el presupuesto de seguridad de la Eurocopa era de 12 millones de euros; subió a 17 millones después de los atentados de 2015 en Francia y alcanzó los 24 tras los ataques terroristas en el Metro y el aeropuerto de Bruselas, en marzo. Cazeneuve anunció la movilización de miles de hombres para enfrentar cualquier ataque terrorista: 77 mil policías, 13 mil agentes privados de seguridad, 10 mil soldados y mil voluntarios de socorristas. No les faltará trabajo: el gobierno y la Unión de Asociaciones Europeas de Futbol decidieron no capitular ante las amenazas yihadistas y mantuvieron la instalación de las 10 llamadas fan zones en las 10 ciudades que hospedarán los partidos. Se trata de amplios espacios al aire libre en los cuales miles de aficionados se reunirán para seguir los partidos en pantallas gigantes. Pero se ignora si los aficionados al futbol podrán viajar en tren de una ciudad francesa a otra, o en el Metro parisino. Ferrocarrileros y empleados del Metro, encabezados por la Confederación General del Trabajo, amenazan con ampliar el movimiento de huelga y protestas contra la reforma a la Ley Laboral durante la Eurocopa. Y las medidas de seguridad tomadas por las autoridades francesas no convencieron al Departamento de Estado estadunidense, que inscribió a Francia en la lista de países peligrosos a donde no hay que viajar, por lo menos del 10 de junio al 10 de julio. La advertencia, que se dio a conocer el pasado miércoles 1, concierne también otros países europeos. “Los estadios del Euro, las fan zones y todos los lugares en los que se difundirán imágenes del torneo en Francia o en Europa representan blancos potenciales para los terroristas”, sentenciaron las autoridades estadunidenses.

Comentarios