Mitos y verdades de los narcos gringos, en libro de Jesús Esquivel

martes, 14 de junio de 2016 · 23:27
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A diferencia de lo que ocurre en México, en Estados Unidos nunca se señala que existan grandes capos, organizaciones criminales o cárteles de la droga. Destino final de las drogas, la cuestión es ¿quiénes son y dónde están los narcos gringos? Buscando la respuesta, el corresponsal de Proceso en Washington, J. Jesús Esquivel, documentó en los últimos años la forma en que se operan las grandes redes de distribución en la Unión Americana, cómo se les combate, y los estereotipos racistas que suelen ignorar las estructuras delincuenciales, inclusive, en los grandes medios de comunicación. De sus indagaciones surgió el libro Los narcos gringos, editado por Grijalbo, que hoy presentó el autor acompañado por los periodistas Carmen Aristegui y Rafael Rodríguez Castañeda, director de Proceso. El libro de Jesús Esquivel “rompe el tabú de que allá, en Estados Unidos, están los buenos, y acá en México, los malos”, sintetizó Rodríguez Castañeda en su intervención. Luego de encomiar el trabajo periodístico documental y de calle, el director del semanario consideró que esta obra coloca los ojos del lector en la realidad del narco en Estados Unidos, donde no hay grandes capos ni agentes que los combatan como suelen presentarse en el cine. Añadió que, sin ser presuntuoso, el trabajo publicado revela las operaciones de brokers --vendedores de droga-- sin lealtades, y recorre las cortinas de lo que ocurre en el país vecino del norte. En su oportunidad, Jesús Esquivel consideró que existe una perspectiva hipócrita, racista y, en diferentes casos, superada por la creatividad delincuencial, tanto en las políticas gubernamentales como en el abordaje que los grandes medios de comunicación suelen hacer del fenómeno. Y es que, ejemplificó, es frecuente encontrar trabajos periodísticos que desde su primer párrafo hablan, por ejemplo, de una joven blanca, bella e inteligente, que perdió la vida por consumir “droga que llegó de México”, como si el origen fuera relevante más que la forma en que se colocó o como si sólo los blancos sufrieran los estragos de las drogas. En el fondo, dijo, “hay una hipocresía y es que la inteligencia del narco los ha superado”. Con una puntual descripción de los capítulos que componen el libro, Carmen Aristegui destacó que el trabajo periodístico plasmado en el libro responde a la vieja pregunta sobre quiénes son, cómo operan, dónde están los narcos en Estados Unidos, pues es algo de lo que poco se habla. Jugando con la idea de conocer a El Chapo Smith, Aristegui mencionó que con el trabajo queda claro que no hay cárteles en Estados Unidos y agregó: “Lo que hay es una estructura eficiente, con gran rotación y sin los mecanismos de los cárteles mexicanos” respecto de la captación y corrupción que sí suelen tener en México. Al respecto, Jesús Esquivel añadió que la eficiencia de los brokers en Estados Unidos suele ser de poca duración, pues en efecto los diferentes cuerpos policiacos detienen rápido a los distribuidores. Sin embargo, apuntó, lejos del estereotipo del narco mexicano, el narco gringo está en los circuitos financieros, burlando, igual que en las calles, la acción del gobierno estadunidense. Esquivel fue insistente en la perspectiva racista con que se aborda el narco en Estados Unidos, y expuso respecto de los beneficiarios de cuello blanco y su invisibilidad: “Me resisto a creer que hay en México –porque me duele mi país— una narcocultura”. Finalmente, Arial Rosales, editor de Penguin Random House, quien moderó la mesa, destacó que Los narcos gringos es el primer libro que aborda las condiciones del negocio de la droga en la Unión Americana, un primer paso para conocer ese submundo que no se ha documentado más allá de esfuerzos locales y, en ocasiones, muy superficiales.

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