Caso Narvarte: 'Quiero que se haga justicia y se limpie la imagen de mi Yesi”, dice su madre

miércoles, 3 de agosto de 2016 · 10:24
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Indira Alfaro, madre de Yesenia Quiroz, una de las cinco víctimas del multihomicidio de la colonia Narvarte, es contundente en su mensaje dirigido al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera: “Que ame a la gente que gobierna, porque no se vale tanta injusticia. Mataron a mi hija y parte de mi vida y no es justo que se quede sin resolver el caso, sin llegar a la verdad, sin que nos digan qué pasó y por qué los mataron”, asegura en entrevista con Apro. Luego de un discreto silencio, pues su dolor no la dejaba salir públicamente a reclamar justicia, la mujer viajó a la Ciudad de México para participar en el acto de reclamo que el pasado domingo 31 de julio se hizo al frente de la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ), dirigida por Rodolfo Ríos Garza, por las fallas e irregularidades en la investigación, a un año del crimen. Aún le cuesta hablar de “Yesi”. Sus palabras se atoran y sus ojos se llenan de lágrimas. Suspira antes de seguir: “Sé que nada me va a regresar a mi hija, pero aquí estoy para darle voz y exigir que se haga justicia. Como su madre, tengo derecho a saber la verdad, a saber por qué la mataron, cuál fue el móvil. Su muerte no se debe olvidar y quiero que se limpie la imagen de mi hija”. A un año de tratar de asimilar la ausencia, Indira siente tristeza, rabia e impotencia. Vuelve a pasar saliva y explica: “Estamos igual que como empezó todo. Dicen que tienen todas las líneas de investigación abiertas, pero no quieren investigar”. Una y otra vez repite las mismas preguntas: “¿Por qué los mataron?, ¿qué se robaron?, ¿dónde están las cosas que se llevaron?, ¿cuál fue la dinámica de los hechos?, ¿cómo entraron los asesinos? ¿Cuántos más fueron? ¿Quién los mandó? ¿Por qué no atienden todas las líneas de investigación? “La familia tenemos el derecho de saber qué pasó con nuestros hijos y que nos enseñen las pruebas de lo que dicen”. Igual que la familia de Rubén Espinosa, Nadia Vera y Mile Virginia Martín –la de Alejandra Negrete no se ha pronunciado al respecto--, la madre de Yesenia Quiroz recrimina el trabajo de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina pues asegura que no hay avances y, en consecuencia, no hay justicia. “Estamos en las mismas de hace un año. Soltaron información para manchar la imagen de nuestras hijas y para decir que por eso las mataron, para desacreditarlas”, critica. Empleada en una fábrica de Mexicali, considera que no necesita ser una abogada experta para pensar que el multihomicidio no fue cometido sólo por las tres personas que actualmente están presas en el Reclusorio Oriente de la capital: Daniel Pacheco, Abraham Torres y Omar Martínez. “Yo no sé si los que están en la cárcel son inocentes o no, eso le toca decirlo y probarlo a la Procuraduría. Pero no creo que si fueron ellos, sean tan tontos como para quedarse en la ciudad fumándose un cigarro. ¿Por qué no se fueron del DF?”, se pregunta. El problema, añade, es que a los familiares “no nos han mostrados los videos completos, no nos han enseñado pruebas contundentes, parece que las están escondiendo, o no las tienen o están infundadas”. “Lo que exijo es justicia, eso es lo que quiero y que se limpie la imagen de mi Yesi”, dice Indira Alfaro. “Soñaba con salir en la televisión” Cuando la madre de Yesenia habla de cómo era su hija, su rostro cambia. Sentada en el lobby del hotel donde se hospeda en la Ciudad de México, desaparecen las lágrimas y sus ojos le brillan. Las manos se le sueltan. Deja la tensión a un lado, sonríe y cuenta orgullosa: “Desde que era niña, Yesi decía que quería salir en la televisión, soñaba con ser una artista bien importante”. Parte de su anhelo lo cumplió, pues fue seleccionada para aparecer en un video de “El Komander”, un cantante de narco-corridos. “Apenas salió unos segundos, pero lo logró”, comenta. De hecho, asegura que también tuvo una oportunidad de grabar con Los Tigres del Norte, pero nada se concretó. Desde que llegó a la capital, Indira no se separa de una bolsa de mano grande y café. Era una de las favoritas de su hija y de las pocas pertenencias que las autoridades ministeriales le dejaron recuperar del departamento de la colonia Narvarte. “Le gustaba mucho el programa de las Kardashian”, recuerda. Se trata de una serie de televisión sobre la familia del mismo apellido, identificada entre las celebridades más famosas y ricas de la sociedad estadunidense. “Mi Yesi siempre fue de mucho cuidarse. Siempre andaba bien bonita. Decía que estaba gorda y cachetona, pero eso no era verdad. A mi niña siempre le gustó verse bien, arreglarse con su pelo largo y negro, su maquillaje, sus bolsas, todo bien cuidado”, describe Indira. La joven nació en Morelia, de donde es su familia, pero tras la separación de sus padres, se fue a vivir con su mamá y hermanos a Mexicali, donde ésta última consiguió trabajo. “Era una niña muy buena y muy confiada. Tenía su carácter, sí,  pero no era conflictiva, no se metía en problemas con nadie. Tampoco era noviera. Eso sí, le gustaban mucho las motocicletas y siempre andaba maquillando y peinando a sus amigas”, narra. Con el interés siempre por el modelaje y la moda, su amiga Sandra La Chikis, la invitó a viajar con ella a la Ciudad de México para inscribirse en una escuela de belleza. Tuvo también una oportunidad de estudiar en Los Ángeles, Estados Unidos, pero optó por ir al centro del país. “Yo le decía que no, que México estaba muy peligroso, que era una ciudad muy grande. Pero ella era muy madura para su edad. Tenía 16 años, pero ya pensaba en su futuro en grande. Me decía que quería trabajar mucho para ayudarme a arreglar la casa que compré en Mexicali, su cuarto y que todo quedara bien bonito”, afirma. Yesenia estaba a punto de cumplir 19 años cuando fue asesinada. En un principio, supo que su hija trabajaba con Sandra en una estética en Toluca. Luego, se cambiaron a la Ciudad de México, donde compartían un departamento con Esbeidy. Durante diez meses rentaron solas, pero luego se cambiaron al departamento de la colonia Narvarte. Poco tiempo después, Sandra se embarazó y regresó con su familia. Indira Alfaro no tiene claro dónde Yesenia contactó a Mile Virginia Martín, la modelo colombiana que también fue ejecutada en el departamento el 31 de julio de 2015. Lo único que sabe es que se conocieron en un “after” fuera de la capital y que pronto se encontraron de nuevo en la Ciudad de México. Al parecer, dice, Mile tuvo problemas en el departamento donde vivía y le pidió a Yesenia dejarla pasar unos días con ella en lo que hallaba otro espacio para mudarse. “Ellas no tenían dinero, dormían en la misma cama. No vivían entre lujos. A veces me llamaba a mí o a su papá para pedirnos dinero para completar la renta y ya iba yo a pedir un préstamo para mandarle”, recuerda. Por esta situación, Indira no cree que el móvil del multihomicidio haya sido el robo, como la PGJ lo ha manejado, entre otras líneas de investigación. “No merecían morir así” Desde los primeros días después del crimen, la Procuraduría capitalina filtró información en el sentido de que en el departamento de la calle Luz Saviñón se ejercía la prostitución y se consumía droga. De inmediato, Indira Alfaro cuestiona: “Eso es mentira. No por estar unas chicas jóvenes, bonitas, guapas y vivir solas quiere decir que sean prostitutas. Y si así hubiera sido, ¿por eso merecían que las mataran así de ese modo y que mataran a todos? “No. Y no se vale que hayan usado eso para desprestigiar por ser mujeres que vivieron a una ciudad a buscar un futuro. No se vale”, insiste mientras el enojo le vuelve al rostro. Cuando Daniel Pacheco fue detenido como el primer presunto participante en el multihomicidio, la autoridad filtró parte de su declaración, particularmente cuando dijo que el día del crimen fue al departamento de la colonia Narvarte a tener relaciones sexuales pagadas con una de las habitantes. Tiempo después, el acusado se desistió de esa declaración al alegar que fue bajo tortura. La madre de Yesenia revira: “Pero eso, a fin de cuentas ya con el peritaje, con el examen médico que se les hizo a cada una (de las víctimas) fue una mentira. Ahora, ¿cómo te vas a basar en la declaración de un delincuente que no tiene nada que perder y que puede decir ‘no pues era mi novia, era mi amante o yo la tenía trabajando’? “No. Ellos solitos (la PGJ) también descartaron todo. O sea, filtran y al último se comprueba que lo que ellos dijeron es mentira, que no es cierto. ¿Por qué filtrar ese tipo de cosas? Para mí que los asesinos iban a matar directo. ¿Por qué? Eso es lo que queremos saber”. Indira Alfaro dice estar consciente de que la PGJ puede mantener abierta la investigación durante mucho tiempo, apostándole al olvido y sin determinar el móvil ni aclarar la ejecución de las cinco víctimas del caso. Sin embargo, firme, aprieta la quijada y asegura: “Pueden ser muchos años. Desgraciadamente vivimos en un México donde el gobierno no quiere a la gente, pero hay que estar en pie de lucha para que este crimen no se olvide. Queremos justicia y saber la verdad. Es nuestro derecho. Y aquí estoy yo para hablar por mi hija”.

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