CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En las cárceles de Siria imperan “condiciones inhumanas, torturas y muertes masivas”, denunció Amnistía Internacional (AI) y llamó a la comunidad internacional a poner fin a esto que calificó de “crímenes contra la humanidad”. De acuerdo con el informe de la ONG, titulado “Rompe al ser humano: Tortura, enfermedad y muerte en las cárceles sirias”, más de 17 mil 700 personas han perdido la vida en las prisiones de ese país desde que comenzó la guerra en Siria, en marzo de 2011. “El catálogo de historias de horror describe con detalles espeluznantes los terribles abusos que sufren los detenidos, de forma rutinaria, desde el momento de su arresto, en los interrogatorios y cuando están detenidos en las instalaciones de los servicios de inteligencia sirios”, señaló Philip Luther, director del programa de AI para Oriente Medio y Norte de África. Además, Luther explicó que la tortura ha sido un método usado por el régimen sirio durante décadas como “un ataque sistemático dirigido contra cualquier sospechoso de oponerse al gobierno, entre la población civil, y equivale a crímenes contra la humanidad”. En las cárceles de Siria, según relatan supervivientes, algunos guardias de seguridad arrancan las uñas a los presos, les queman con cigarros o los escaldan con agua hirviendo y otros prisioneros son víctimas de descargas eléctricas, violaciones o episodios de violencia sexual. En la prisión militar de Saydnaya, a las afueras de Damasco, incluso son golpeados hasta matarlos. Lo anterior, combinado con las condiciones de saturación de personas, la falta de cuidados médicos y de comida, e inadecuados servicios sanitarios, “equivalen a un trato cruel, inhumano y degradante, prohibido por la legislación internacional“, señaló AI. Otros testimonios indican que algunos detenidos tenían que turnarse para poder dormir al estar las celdas abarrotadas; muchos murieron asfixiados y a algunos se les dejó dentro de celdas en las que había cadáveres de otros presos que no sobrevivieron. La organización instó a la comunidad internacional a mediar para acabar con el “trato cruel, inhumano y degradante, prohibido por la legislación internacional” que sufren los detenidos en Siria, principalmente a Rusia y a Estados Unidos, coordinadores de las negociaciones de paz sobre Siria.