'Luzia” mexicana en el Cirque du Soleil

miércoles, 24 de agosto de 2016 · 12:40
TORONTO (apro).- Los motivos mexicanos han llegado a una de las más importantes compañías de teatro en el mundo: Luzia, del Cirque du Soleil, se presenta en una gira por Canadá. Después de tener funciones en la ciudad de Montreal, llega a Toronto el más reciente espectáculo de la compañía, dirigido por el talentoso italiano Daniele Finzi Pasca, cuya relación con México es desde hace mucho tiempo muy intensa. El Cirque es desde hace años una marca reconocida a nivel mundial. Las zonas de entrada se encuentran llenas de gente que adquirió sus boletos meses antes y que espera ansiosa el inicio del show. Las multitudes se pasean entre los numerosos puestos de recuerdos: playeras, gorras, bolsas, discos. La carpa alberga a espectadores de todas las edades. El público parece estar más compuesto por extranjeros que por locales. La espera termina, la magia comienza. La experiencia visual es bellísima. El escenario circular está lleno al principio de flores de cempasúchil, más adelante se cubre por un enorme papel picado naranja, y en varios momentos incluso lo invade la lluvia; este último es uno de los elementos principales, manejado como un llanto que al final sana las heridas. El agua cuenta con una plasticidad impresionante en la puesta en escena, creando formas alucinantes a los ojos de los espectadores. En medio de aquellos paisajes oníricos aparecen los actores, complementando la decoración con sus magníficos vestuarios, los cuales cambian radicalmente en cada una de las escenas, y combinan formas de colores llamativos que armonizan entre ellos. Casi no hacen uso del lenguaje hablado, y los pocos diálogos que hay son en español. Sin embargo, ello no se vuelve un impedimento, ya que la magia del Cirque du Soleil radica en la comunicación universal por medio de las imágenes visuales y auditivas. El pretexto para conjuntar los números es muy básico. Comienza con un hombre que va en caída libre y que finalmente logra abrir un paraguas para amortiguar su aterrizaje. El personaje llega a una tierra desconocida (México) y en adelante irá explorando y hallando nuevos paisajes. El espectáculo está lleno de metáforas, como las mariposas monarca que vuelan cada año de Canadá a México, y simbolizan así la hermandad entre las dos naciones. El nombre se compone de la fusión de las palabras “luz” y “lluvia”. Sin embargo, cae en variadas ocasiones en los estereotipos e imágenes baratas, como los son los tres personajes que aparecen disfrazados de cactus, o los mariachis. La música es de los puntos fuertes de la compañía en todos sus montajes, creando atmósferas únicas que apoyan la majestuosidad visual y los movimientos espectaculares de los artistas en escena. En este caso, la composición estuvo a cargo del canadiense Simon Carpentier, quien se inspiró en ritmos de las distintas regiones de México y América Latina. Con esa base, se creó una fusión que los sofisticó, logrando así pistas muy bellas. La obra creó polémica en varios medios, ya que el gobierno mexicano invirtió en ella 47 millones de dólares, con lo cual pretende garantizar la promoción turística a nuestro país. La gira de la obra estará llevándose a cabo durante los próximos siete años alrededor del mundo. El Cirque está conformado por 44 grandes artistas de 15 países distintos: malabaristas, equilibristas, contorsionistas, gimnastas, cantantes. Todos los movimientos están perfectamente planeados y cuidados, ya que la precisión es parte de su magia. El menor descuido puede derivar en un accidente. Originaria de Canadá, la compañía se forma y está en activo desde 1984. Su repertorio cuenta con treinta y ocho espectáculos sobre varios temas, como Michael Jackson ONE, Kooza, La Nouba y Mystère . Ésta es la primera ocasión en la que el motivo es un país.

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