México no avanza en deporte porque no hay continuidad transexenal: Daniel Bautista

sábado, 27 de agosto de 2016 · 17:02
MONTERREY, NL (proceso.com.mx).- Las cinco medallas que obtuvo México en los pasados Juegos  Olímpicos de Río de Janeiro 2016 ubica al país en la justa medianía que ocupa en el escenario deportivo internacional, pues no existe un programa a largo plazo para que los atletas desarrollen su potencial, considera el marchista Daniel Bautista Rocha. Medalla de oro en la prueba de 20 kilómetros en Montreal 76, el ahora funcionario estatal de Nuevo León observa que hay, en la Confederación Nacional del Deporte (Conade), una buena plataforma institucional para el lanzamiento de deportistas, pese a las disputas públicas que mantiene su dirigente Alfredo Castillo, con el presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), Carlos Padilla. Sin embargo, aunque hay recursos y un amago por provocar el despegue en el deporte, no hay un plan transexenal, como ocurre en los países exitosos, donde los programas continúan, pese a los cambios de gobierno y de régimen a nivel nacional. Como muestra, refiere que el éxito deportivo sin precedentes que obtuvieron los atletas aztecas en los Juegos Olímpicos de México 68, se desperdició por desinterés de la autoridad. “En el pasado debimos haber pensado en un proyecto a futuro, de 20, 30, 40 años, para ver qué iba a pasar con los jóvenes en el transcurso de este tiempo. Pudimos haber pensado en la capacitación en todos los rubros. Hay un sistema de capacitación y certificación de entrenadores, en siete niveles” “Así como hay becas en todas las universidades para estudiar ingeniería o economía en China o en otros países, pudimos haber enviado a chavos hace décadas para que se prepararan técnica y científicamente. Si lo hubiéramos hecho, ahorita tendríamos gente muy preparada en cuestión de ciencia del deporte”, lamenta. Sin plan a largo plazo México alcanzará el nivel de los países europeos cuando contemple planes a largo plazo, y entienda que el deporte, más que un arte, es una ciencia que, igual que las otras como la medicina y la ingeniería, avanzan cada año y requiere actualización, señala el medallista, quien tiene cursos de organización y administración deportiva en Alemania. Paradójicamente, este rezago de años, enaltece aún más los logros obtenidos por los representantes mexicanos en competencias internacionales, pues han crecido en situaciones adversas y han obtenido triunfos sonados. Todo se podría agilizar si los presidentes de México entendieran que el país avanza, aún después de que ellos concluyen su mandato, señala quien es actualmente el director de Cultura Física y Deporte, del Instituto Estatal de la Cultura Física y Deporte de Nuevo León. “Los presidentes se ocupan de sus programas sexenales y no ven más allá. Piensan que les tocan unos Juegos Olímpicos y que van a trabajar con los muchachos que ya se están entrenando y en que no les falte nada. Y ya. Ven lo que tienen y no lo que deberían tener, en 20 años”, dice el ganador del Premio Nacional del Deporte 1976. Nacido en 1952 en San Luis Potosí, Bautista Rocha era un niño cuando, en 1958, Adolfo López Mateos asumió la Presidencia de México. Al priista le correspondió gestionar los Juegos Olímpicos de 1968. Bautista considera que el impulso que le dio el político al deporte mexicano fue significativo, pues al saber que se avecinaba el gran evento, tuvo la visión de generar infraestructura. Hubo un gran movimiento para impulsar el deporte en todos los niveles. El resultado fue evidente: México obtuvo, como anfitrión, su mejor marca histórica de premios. Sin embargo, luego de la hazaña nacional, el país se desinfló olímpicamente. En la reunión de Múnich 72 hubo un solo premio, de bronce, en box. Gustavo Díaz Ordaz no siguió la inercia del antecesor. Como ocurre siempre en el país, el plan se truncó con el cambio de presidente. México no ha aprendido la lección histórica, reafirma Bautista. Ejemplo contrario, dice, es España, que se repuso a fracasos seguidos y emergió como un país de respeto en el escenario internacional en décadas recientes. Desde París 1900 hasta los Juegos de Corea del Sur había obtenido 26 medallas, con apenas 5 oros. Sin embargo, en Barcelona 92 sorprendieron al mundo con 13 oros, 7 platas y 2 bronces. Pasaron, en dos ciclos, del lugar 25 al 6 en la nómina de países competidores. “Antes de esa competencia, España no era un gran país en este asunto, tenía muy pocas preseas. Pero hizo un proyecto, hacia 1992 y sacaron muy buenos resultados. Y desde entonces, hasta ahora, deportivamente hablando se han convertido en un país muy desarrollado. Tienen todo: tecnología, investigación, ciencia, algo que no nos procuramos nosotros después de México 68”, explica. Históricamente, los competidores mexicanos han destacado en clavados y boxeo, los deportes que con 14 y 13, respectivamente, son los que más medallas han aportado a la vitrina nacional. Joaquín Capilla, de la disciplina de las zambullidas, es el mexicano con más medallas: 1 oro, 1 plata y 2 bronces, obtenidos en tres diferentes juegos. En su análisis, Bautista considera que esas dos técnicas son dominadas por los mexicanos. Son deporte puro. Sin embargo, hay otras competencias que no pueden ser practicadas a plenitud sin el auxilio de la ciencia, como la natación y la gimnasia. A nivel mundial, en estas dos actividades, señala, se ha evolucionado considerablemente con el paso de los años. No se practican igual ahora que hace 40 años. Por ello, requieren entrenadores altamente capacitados. Par ilustrar su punto, se remite a Jerzy Hausleber, el padre de la caminata mexicana, recienemente fallecido. Bautista lo consideró un padre. No sólo lo formó como marchista, si no que además lo protegió y lo guió. El polaco llegó en los 60 y fundó una escuela, porque tenía conocimientos, como lo demuestra la historia. El atletismo nacional ha aportado 11 preseas, de las cuáles 10 son de marcha. La otra es la de velocidad de Guevara. Sin embargo, otra vez, apela al argumento de la falta de continuidad. Lupita González ganó plata en los 20 kilómetros, en Río. Los varones tienen más de una década sin subir al podio. Al hablar de la actividad en la que fue monarca, Bautista ve con optimismo el futuro, por el mérito de la mexicana: “Nunca se debió haber caído en el nivel que los hombres tienen en la actualidad, porque desde Sidney ellos no han ganado nada. Hay cuatro Juegos Olímpicos en blanco. Lupita nos da una bocanada de aire fresco, para poder resurgir, con trabajo y resultados. Ella da la esperanza de revitalizar la marcha, en la que actualmente estamos fuera de lugar”. La inútil Conade En su análisis de la pasada fiesta olímpica, el campeón en la Copa del Mundo en Inglaterra 1977, en la prueba de 20 kilómetros, considera que una parte fundamental del fracaso es la intromisión indebida del gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), en los asuntos extra administrativos. Actualmente, Bautista se encarga de promover y desarrollar el deporte en todo Nuevo León a todos los niveles. Desde esta entidad, a mil kilómetros de distancia, se puede fácilmente percatar de la confrontación pública que hay entre las autoridades relacionadas con la cultura física en la capital del país. “Las diferencias que tienen estos personas ayuda únicamente a retroceder o, por lo menos, a no avanzar. En esto no afecta tanto la política, como el comportamiento de las personas. Los tres niveles de gobierno tienen la obligación de crear las condiciones para el desarrollo del deporte”, dice. Explica que los municipios deben aportar escuelas de iniciación, para que los niños conozcan el deporte. Los estados proporcionan instalaciones, entrenadores, becas y participación en la Olimpiada Nacional. Y la Federación debe apoyar a las federaciones en el desarrollo de los deportistas mexicanos y apoyar con infraestructura a los estados y también procurar la activación física, para mejorar la calidad de vida de las personas que no participan en competencias. En México, dice, la mayoría de las federaciones, que son asociaciones civiles, carecen de recursos y el gobierno tiene la obligación de apoyarlos para su desarrollo en los campamentos previos a las competencias. “Pero no debe interferir en las decisiones de esas asociaciones, aún cuando tengan problemas de carácter económico en cuanto a las comprobaciones. La Carta Olímpica menciona muy claramente que no es buena ni necesaria la intervención del gobierno en la toma de decisiones de las federaciones o el Comité Olímpico Mexicano”, dice. Por ello, cuando estas instancias pelean y se distancian, los atletas se quedan sin recursos, pierde campamentos y no llega a las competencias en las mejores condiciones, precisa. “Seamos claros: el COM es una especie de embajada y su principal misión es que el país participe en los juegos del COI, que son los Centroamericanos y del Caribe, los Panamericanos y los Olímpicos. Por eso, el Comité Olímpico Mexicano tiene una relación muy estrecha con las Federaciones, para que cumplan con los parámetros de participación, es decir las marcas de los deportistas en tiempo y distancia. La chamba de la Conade, en cambio, es ser organismo rector. Por eso la responsabilidad de las medallas que se obtuvieron en Brasil es de ellos”, sentencia. La Comisión ha desatendido a los deportistas en los estados. En su caso, los atletas de Nuevo León que acudieron a Río, 15 convencionales, y 24 paralímpicos fueron ignorados por Conade. El gobierno de Jaime Rodríguez Calderón fue su patrocinador. Bautista le echa flores al Bronco: “El estado de Nuevo León está atento a las necesidades de los muchachos cuando sabemos que en ese nivel deportivo, la responsabilidad recae en la Federación, como gestora, a través de la Conade, para que tenga el recurso y vaya al campamento y competencia”. Un proyecto que no se consolida Desde su óptica, el despegue deportivo del deporte mexicano a nivel olímpico va emparejado con la creación de la Conade en 1988, en el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari. El primer encargado del organismo fue Raúl González, El Matemático, quien había obtenido oro en los 50 kilómetros de marcha en Los Ángeles 84 y quien siempre fue visto como deportista muy cercano al entonces mandatario. México ha sido un país de escasas medallas. Contando Río, el país ha cosechado 67 metales, de los cuáles únicamente 13 son de oro. México 68 fue una excepción, pues, al ser anfitrión, el país obtuvo una cosecha irrepetible de 9 preseas: 3 áureas, 3, plateadas y 3 bronceadas. Antes de ese evento, el mayor número de premios se habían obtenido en Londres 48, con cinco: 2 oros, 1 plata y 2 bronces. Todas, excepto una de tercer lugar, en clavados, fueron en equitación. La Conade fue creada tras los juegos de Seul 88, donde se conquistaron dos bronces, en box y clavados, precisamente las disciplinas más redituables del olimpismo azteca. En Barcelona 92 hubo un solo metal, por el segundo lugar del andarín Carlos Mercenario, en los 50 kilómetros. Otro, en solitario, se obtuvo en Atlanta 96, por el tercer sitio en la misma disciplina en la especialidad de los 20 kilómetros. Fue en 1996 cuando fue creada en México la Olimpiada Nacional que, a decir del medallista, impulsó de manera definitiva el deporte, con el apoyo a entrenadores, infraestructura, becas económicas y académicas. Bautista Rocha considera que los frutos de la Conade se recogieron hasta Sidney 2000, cuando hubo 6 podios. Soraya Jiménez, que lideró la halterofilia en los 58 kilogramos se convirtió en la primera mexicana en bañarse de oro. Hubo dos segundos lugares, en 20 kilómetros de marcha y en clavados de trampolín, y tres terceros en marcha de 50 kilómetros, box y taekwondo. En Atenas 2004 las damas dieron la cara por México. Fue la justa en la que Ana Guevara obtuvo plata en los 400 metros. También obtuvo metal idéntico Belem Guerrero, en ciclismo, e Iridia Salazar en Taekwondo. Su hermano Oscar obtuvo bronce en el mismo deporte. Beijing dio 2 oros en taekwondo, y un bronce en clavados sincronizados femenil. En Londres 2012 México se volvió a cubrir de oro, con el triunfo del Tri Sub 23. Ese año hubo 7 preseas: además del éxito en futbol hubo 3 platas y 3 bronces. Río dio 5: 3 segundos lugares y 2 terceros. De Inglaterra a Brasil, México cayó del sitio 32 al 61 en el medallero general. Recuerda Bautista que antes de la Conade, en México existía la Comisión del Deporte Mexicano (Codeme) que hacía funciones normativas entre las federaciones. Como antecedente a estas estructuras, estuvo el Instituto Nacional del deporte (Inde), creado por el presidente Luis Echeverría después de Montreal 76. Con Miguel de la Madrid Hurtado, en 1982, desapareció este organismo y fue creada la Subsecretaría del Deporte, que buscaba formalizar y ordenar el respaldo a las actividades atléticas en el país. Pero tampoco hubo avance significativo. Pese a la polémica que generó su sexenio, Salinas contribuyó a descentralizar el deporte, pues junto con la Comisión, por ley, cada estado creó su propio organismo. Sin embargo, ese impulso inicial no ha conseguido cuajar. Aún quedan pendientes algunas de aquellas propuestas. Por ejemplo, pocos municipios del país, como se proyectó, cuentan con institutos del deporte. Como rédito están las Olimpiadas Nacionales que, insiste, han sido semillero de atletas de alto rendimiento. El ejemplo más notable es el de Ana Gabriela Guevara, la velocista de Sonora que inicialmente, como niña, participaba en competencias de básquetbol, hasta que fue animada a cambiar la duela por el tartán, con lo que obtuvo notoriedad mundial. Como ella, prácticamente todos los deportistas mexicanos olímpicos, desde el año 2000 hasta ahora han tenido su paso por la competencia nacional entre estados.

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