Shahrazad y el México violento

viernes, 7 de octubre de 2016 · 10:39
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Porque los cuentos han sido, desde siempre, la memoria de los pueblos. Porque la magia es parte de la vida. Porque recordar es volver a vivir. Por mil y un razones. Los relatos árabes de Las mil y una noches son un clásico de la literatura universal. “Son mil noches, porque la primera le pertenece a Alá”, dicen. Son bellísimas historias que demuestran que los cuentos pueden sanar profundas heridas y ablandar corazones de piedra. Shahrazad, de Christian Courtois, y dirigida por Gina Botello, retoma y acomoda algunos de estos relatos en el violento México del siglo XXI, donde la sociedad machista la encarna el Rey Schahriar, que se dedica a explotar la parte sexual de las mujeres para luego exterminarlas. El montaje está a cargo de Caracola Producciones, una compañía con cuatro años de trayectoria formada por egresados de Literatura Dramática y Teatro y la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM que trabaja con objetos y títeres. La coproducción de la Dirección de Teatro UNAM, FONCA, y la gran compañía de Teatro en Miniatura, cuenta con una pantalla blanca utilizada para proyecciones y teatro de sombras. Este último provoca un increíble efecto cinematográfico, y desde la parte trasera se juega con las siluetas de los personajes y cosas con movimientos sutiles y armoniosos. La utilería de la puesta en escena fue diseñada y realizada por Daniela Villaseñor, Yvonne Dorantes, César Granados, Leo Otero, Wendy Reyes y Luis Velasco. Está formada por bellísimos objetos llenos de detalles. Son pequeños e interactúan en una mesa, por lo que el espacio debe ser íntimo. El elenco está formado por Abigail Espíndola, Marysol Cordourier, Saraí Pérez Rubio y Gerardo Gallardo. Las tres chicas están vestidas igual, como entes neutrales que manipulan los objetos, quienes en realidad fungen como los personajes. Sería deseable en algunos momentos que los movimientos de los actores estuvieran más coordinados. Al manejar utilería tan pequeña, el menor movimiento se multiplica y se vuelve escandaloso. Sus manos deberían danzar inteligentes y armoniosas por la pequeña mesa (que al final es el escenario) que los contiene. Los vestuarios, a pesar de ser muy lindos en la estética, más que árabes, con hindúes. Es un descuido relevante, ya que como occidentales muchas veces se tiende a generalizar el oriente. Muestra una falta de investigación y compromiso con una región específica del medio oriente. Como espectador, siempre es acogedor escuchar historias, de esos cuentos que te transportan a tierras lejanas y desconocidas. Y si cuentan, además, con bellas imágenes y un montón de estilos, se vuelve un deleite para la imaginación. Sherezada es la paciencia, la sabiduría y el amor que al final logra reestablecer el equilibrio. Hacia el final de la obra, suspira “Esta historia es una plegaria.” Es su último fin de semana en el hermoso y muy atinado espacio de Casa del Lago: viernes 19:00, sábado y domingo 18:00.

Comentarios