Joanna, 'La viuda de los Van Gogh”
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Publicada con buena repercusión de lectores y críticos en Sudamérica y Europa, La viuda de los Van Gogh es un sorprendente estudio con tintes de thriller novelesco, escrito por Camilo Sánchez, que acaba de aparecer en México por Helios Comunicación.
Su autor, el poeta argentino Camilo Sánchez (Buenos Aires, abril 1958) eligió una temática impactante para su narración, a partir de una pregunta: ¿Cómo era posible que el holandés Vincent van Gogh (Zundert, Países Bajos, 30 de marzo de 1853-Auvers-sur-Oise, Francia, 29 de julio de 1890) hubiese fallecido en la pobreza y apenas a un par de años de suicidarse, sus telas estaban ya en la galería de moda en Amsterdam?
El secreto está en la lectura de las cartas de los hermanos que Sánchez siguió y el diario escrito por su cuñada Johanna tras la muerte de Vincent van Gogh: ella era la esposa del hermano del pintor, Theo van Gogh (quien falleció seis meses después del suicidio), con el cual ella acababa de procrear a un bebé que llamaron Vincent, en honor al difunto tío.
Sobre tales enigmas trabaja el libro La viuda de los Van Gogh, que logra concertar la intimidad de Johanna, su pequeño bebé tan parecido al artista, y la intricada relación fraternal entre Vincent y Theo, más la información sobre la obra del pintor y la época a través de una afortunada conjugación:
Las misivas, los poemas y una voz que como un fino hilo entreteje el fascinante argumento para ofrecernos una historia entrañable que nos acerca nuevamente al genio de Vincent van Gogh y nos abre los ojos a una mujer fuera de serie.
Enseguida, por cortesía de Helios Comunicación, ofrecemos a nuestros lectores la entrevista que realizara Julián López del diario El Clarín al escritor Camilo Sánchez en torno a esta edición que recién comenzó a salir en México.
Una mujer decidida
Que la pintura de Vincent van Gogh viera la luz a comienzos del siglo XX es gracias a otra obra monumental: la pasión y el compromiso de una joven que vislumbró, contra los pronósticos, el inmenso valor pictórico y cultural que legó el hermano de su marido Theo.
Quien investigó estos misterios es Camilo Sánchez, periodista y poeta autor de La viuda de los Van Gogh, una novela que cuenta la historia desconocida de Johanna van Gogh Borger, cuñada del pintor holandés y responsable final de dar a conocer su obra al mundo.
Julián LÓPEZ (JL).- ¿Cómo supiste de Johanna?
Camilo SÁNCHEZ (CS).- Por un documental de la BBC sobre Van Gogh, en el que decían que había sido la depositaria de su obra. Aparece una foto de ella, con un bebé en brazos y rodeada de los cuadros de Vincent. A los 28 años Johanna se queda con un gran legado de la humanidad: la pintura y la correspondencia entre los hermanos, ese libro de inmenso valor literario que publicó 25 años después de la muerte de Vincent y Theo.
JL.- Una mujer decidida.
CS.- Desde que empecé a investigar, la historia de Johanna me llevó por delante. Tiene una relación propia con los cuadros de Vincent; acompaña durante seis meses la agonía de su marido, atiende a su bebé, simpatiza con el feminismo, es investigadora del poeta Percy (Bessie) Shelley en el Museo Británico y tras la muerte de Theo se va a vivir sola y monta una casa en las afueras porque vislumbra la ley del descanso dominical por la que se estaba luchando. Un lugar para recibir a los trabajadores que no sabían qué hacer ni dónde ir a pasear: aprendían el ocio.
JL.- Deslumbrante…
CS.- Sí, una historia muy rica. Tras la muerte de Theo y con un bebé de ocho meses se contacta con las cartas. Eso lo emparento con mi historia, con el placer más lindo que me dio este libro, porque para mí también Van Gogh fue antes un escritor que un pintor.
“A los 15 años yo era pura lectura y pude conocer a este artista increíble. Eso puede leerse, sólo hay que asomarse al libro: hay cartas de gran riqueza literaria que Vincent le escribe a su hermano a los 22 años, mucho antes de empezar a pintar. Van Gogh también tenía un evidente destino literario.”
JL.- Pero Johanna es la primera que expone sus cuadros.
CS.- Sí, una exposición modesta con mucho esfuerzo, apenas 15 dibujos en La Haya, una especie de justicia poética porque Vincent empieza a dibujar en esa ciudad, de cuyas escuelas de arte lo echan porque dibujaba mal.
“Pero hay un misterio ahí: ¿qué convalida a un artista? Porque Van Gogh nada más vendió dos cuadros en vida y a los dos años de su muerte ya está en el panorama de Ámsterdam. ¿Cómo hizo esta mujer para organizar seis muestras en sólo nueve meses?”
JL.- ¿Por qué crees que ella vislumbró, antes que los críticos y especialistas, el valor de la obra de Van Gogh?
CS.- Porque leyó las cartas (entre Theo y Vincent). Y porque era la única que podía hacerse cargo. Los que quedaban de la familia Van Gogh no lo valoraban, y creo que el gran error de Vincent fue dejarle todo a su hermano, que estaba en el mismo círculo de fuego que él. Pero Johanna leyó las cartas y se dio cuenta de que ahí había un corpus teórico impresionante.
JL.- En tu novela ella parece enamorada de los dos...
CS.- Ella lo dice; busca en las cartas saber quién había sido su marido porque nota que el vínculo pasional había sido entre ellos: Theo muere seis meses después del suicidio de Vincent y Johanna asume el lugar de intrusa, los pone en otro lugar de la historia y se da el lujo de enterrarlos juntos.