Presentan el libro 'Los parásitos del poder” en la FIL de Monterrey
MONTERREY, NL (proceso.com.mx).- México ostenta el cuestionable privilegio de ser el país líder mundial en la entrega de privilegios a sus expresidentes, afirmó el escritor Ernesto Villanueva, autor del libro Los parásitos del poder, que muestra los beneficios que reciben los mandatarios luego de concluir su sexenio.
Acompañado del director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, y de Jesús Cantú, analista y catedrático, Villanueva presentó en la Feria Internacional del Libro de Monterrey el caso “escandaloso” de nuestro país, en el que cada uno de los expresidentes vivos consume, del erario, unos 5 millones de pesos al mes.
Uno solo de ellos llega a emplear hasta a 425 elementos, entre los que hay agentes de seguridad y asistentes administrativos, para él y su círculo personal, a los que les son asignados empleados, pagados con recursos públicos, sin regulación ni criterios precisos, expuso el autor.
El libro publicado por Ediciones Proceso y escrito, en coautoría, por Villanueva e Hilda Nucci, es más un trabajo de investigación que de periodismo, pues se ocupa de desentrañar, mediante el meticuloso análisis de documentos, los detalles de los beneficios de los que gozan los inquilinos de Los Pinos, luego de cumplir su encomienda de seis años.
En el comparativo, menciona que mientras que millones de mexicanos perciben apenas dos salarios mínimos para apenas sobrevivir, al mes, cada presidente en el retiro recibe el equivalente a unos 2 mil 400 salarios mínimos mexicanos, mediante un beneficio que hasta es ilegal, pues no está debidamente sustentado en la ley.
Villanueva consideró que los desproporcionados premios que se les dan a los mandatarios salientes, reflejan el grado de avance democrático que vive México.
“Algunos países africanos también, en su circunstancia, reproducen el caso mexicano. Es decir, a mayor desarrollo democrático, menores prestaciones a los exmandatarios, primeros ministros o presidentes. Y claro, por el contrario, a menor cultura como es nuestro caso y algunas naciones de Sudamérica, se da lo contrario”, expuso.
El autor, investigador de Conacyt, recordó que, en una presentación, un grupo de personas le reclamó que sus revelaciones no servían para nada y que sí, en cambio, los ponía de mal humor.
“Nos dijeron que por qué no escribíamos algo más positivo, porque al no poder hacer nadie nada con esto, les molestaba y les afectaba todo el día. Ese tipo de libros ni se debe de publicar, afirmaban. Y que por eso ya se iban de la presentación. Les dije que precisamente la idea del libro es dar esto a conocer para que la gente tome decisiones a través del voto y otros mecanismos, aunque claro, el propósito no era molestarlos”, reflexionó.
Por su parte, el director de Proceso señaló que no es coincidencia que la misma revista sea la editora del libro, pues en las dos existe un interés de denuncia contra los excesos que emanan de la clase gobernante y que ofenden a los mexicanos.
“Digo que el hecho de que Ediciones Proceso publicara este libro no es casualidad, porque nuestra revista ha dado cuenta a lo largo de cuatro décadas de lo que podemos decir que, por desgracia, es la esencia de este país, como es la corrupción y la impunidad”, expuso en la sala 101 de Cintermex, en esta capital, donde es celebrada la fiesta literaria.
Mencionó que, así como ahora Los parásitos del poder señala los excesos y arbitrariedades emergidas de Los Pinos, hace algunos años, numerosos periodistas tuvieron que pagar con censura los ataques directos de la presidencia, como ocurrió cuando el entonces mandatario Luis Echeverría operó para que Julio Scherer García y algunos de sus colaboradores fueran echados de Excélsior en 1976.
“Nosotros nacemos en el sexenio de Luis Echeverría, en el golpe que el propio gobierno asestó al periódico Excélsior, encabezado por Scherer. Fue el origen de Proceso y en ese sentido estamos agradecidos con el entonces presidente porque nos dejó encerrados en la calle y gracias a eso, los que salimos de ahí, encabezados por Don Julio, fundamos la revista”, expuso Rodríguez Castañeda.
En su participación, Cantú Escalante hizo un análisis de las desproporcionadas percepciones que reciben los mandatarios pensionados que, parasitariamente se benefician, por el resto de sus vidas, de partidas presupuestales que representan pequeñas fortunas.
Recordó que Dinamarca, una nación altamente desarrollada, es de las que menos beneficios reportan a los mandatarios que dejan el puesto, pues se le asigna el equivalente a .8 salarios mínimos de pensión.
“Más allá de la exhibición de los irritantes recursos que, en exceso, se distraen para las pensiones de los expresidentes, podemos encontrar un punto de reflexión al dimensionar estos privilegios, al conocer mejor cómo funciona la burocracia y los beneficios que recibe la clase que nos gobierna”, expuso.