Julio Scherer García con Lawrence Klein: Desde 1980, los atisbos de la crisis

jueves, 12 de enero de 2017 · 08:57
En noviembre de 1980, en su número 210, este semanario publicó la entrevista que Julio Scherer García le hizo al premio Nobel de economía Lawrence Klein. En la charla con el fundador de Proceso, el economista advertía –como si hubiera adivinado lo que ocurriría siete lustros después– los riesgos de centrar la estabilidad en el petróleo y sus derivados y sentenciaba, además, que ante el menor atisbo de crisis derivadas de la corrupción o los malos manejos económicos habría tensiones sociales, luego “airadas demandas populares” y finalmente ocurrirá la desintegración del sistema. “La corrupción en los diversos niveles sociales termina por generar movimientos revolucionarios”, dijo hace poco más de 36 años. FILADELFIA (Proceso).- Con un buen liderazgo, México podrá vencer al subdesarrollo. Sin esta condición, puede llegar al fin de la esperanza creada por su riqueza petrolera: Dice Lawrence Klein, el Nobel de Economía 1980: “Depende el país de su presidente. Ahora parece que tiene un buen líder en López Portillo. Pero Echeverría fue un megalómano. Quiso ser un gran hombre y controlarlo todo. Al final de su sexenio optó por medidas escalofriantes.” Se cuelga de la última palabra: “Hubo miedo.” Todo el tiempo de Klein es para Proceso. De las 9.15 a las 10.30 una primera conversación, antes de su cátedra en la Universidad de Filadelfia. A partir de las 12:30 horas, también en su cubículo, entre sándwiches y cervezas, tuvo lugar la segunda parte de la conversación. “México debería asomarse al modelo de Noruega.” –¿Por qué Noruega? “Ha desarrollado sus reservas energéticas con moderación y ha evitado que los problemas sociales queden fuera de control.” México ha sorteado los conflictos. Pero la petrolización está a la vista. No a la manera de Venezuela. Al estilo de Irán. Es cruda la reflexión del Nobel: “En una economía que aceleradamente se desarrolla son cada día más frecuentes los casos de vida conspicua. La gente se divide, los celos se desatan. Cada ciudadano, hasta el más pobre, piensa que debe progresar rápidamente, como el país, porque el país es rico, porque tiene petróleo. Si esto no ocurre, el ciudadano cae en la desilusión. Se agudiza y generaliza entonces el problema de la corrupción antisocial. La gente sale a la calle. Grita sus demandas. Exige todo y cualquier cosa. La corrupción en los diversos niveles sociales termina por generar movimientos revolucionarios.” Responde la personalidad de Klein al acabado tipo del académico tradicional: un vasto horizonte sobre los anteojos de fina armadura, los gestos moderados, el cuerpo en reposo. Su chaleco remata en pico una hilera de botones y calza anchos zapatos con agujetas. “Si los grupos depauperados no tienen un rápido ascenso en México, se corre el peligro de un desenlace como el de Irán.” Enumera las etapas: Tensiones sociales, airadas demandas populares, desintegración del sistema. Subraya: “México depende de un solo hombre. Puede tener estabilidad seis años y seis años no. La inestabilidad cíclica podría detener el crecimiento en algún momento histórico. Sobrevendría entonces el colapso.” Experto en el análisis y el pronóstico, la economía como un todo, desde la computadora hasta el juicio político, la econometría de la que es padre, resume el tema: “No ha sucedido hasta ahora, pero podría suceder.” Crisis petrolera Preocupa a Klein la guerra en el Golfo Pérsico y su consecuencia inevitable: la disminución del abasto de petróleo en el mundo. “Como quiera que veamos el problema, mientras los días transcurran y la guerra persista, se volverá más y más seria la presión sobre los precios mundiales de los energéticos. Algunos expertos sostienen que no les causaría sorpresa alguna que se elevaran hasta 40 dólares por barril en 1981” (hoy cuesta 32 dólares el barril de petróleo ligero de Arabia Saudita, el mejor cotizado). –¿Habría presiones para que México aumente su producción y exportación petroleras? “En términos generales no se presionará a México para que se desvíe de los precios mundiales del petróleo, sí habrá presión para que aumente la producción y exportación del crudo. Esto es, que deberá abastecer lo más ampliamente el mercado mundial y, en particular, a ciertos países aliados de Estados Unidos, Japón, por ejemplo, en el caso de que no pueda recibir petróleo crudo de Irán o de Irak. Israel, si nosotros no podemos cumplir nuestra obligación y enviar el petróleo hasta ese lugar. Israel y Japón pertenecen al tipo de amigos a los que habrá que proveer de petróleo.” –¿De qué manera se presionaría a México? “Se trataría de incentivar una mayor exportación petrolera de México a partir de la resolución de ciertos problemas en los que el país está fundamentalmente interesado. Sería el caso de una inmigración laboral a los Estados Unidos legalmente documentada. Podría ser el caso, también, del fomento al turismo y a la industria fronteriza.” Es claro que México vivirá acosado. A los problemas en el Golfo Pérsico se agregan las pérdidas de cosechas en algunas zonas de los Estados Unidos y el desastre agrícola en la Unión Soviética. Estos son los datos del Nobel: “La sequía de este verano en la región sudoeste del país y las pobres cosechas de la Unión Soviética, estimadas en 235 millones de toneladas métricas y que ascendieron a sólo 181 millones, provocarán una fuerte presión sobre los precios internacionales de los granos y aumento sensible en el ganado. Algunos de nosotros estamos sorprendidos por la magnitud de los faltantes en la Unión Soviética. Proyectamos altos precios para la comida, el año próximo.” –¿Cuál será el impacto de estos fenómenos en América Latina? “Argentina obtendrá ventajas, desde luego. México tendrá que pagar más por los granos que importa. Se beneficiará, sin embargo, con la venta del tomate y otros productos hortícolas. 1981 será un mal año agrícola. Sin embargo, existe un dato positivo: como la escasez de comida tiene que ver con alimentos relativamente fáciles de producir con exceso, Estados Unidos, que cuenta con vastas extensiones ociosas, podrá extender inmediatamente las siembras de granos. Mi pronóstico es que los altos precios de los alimentos van a estimular una gran oferta en 1982, siempre y cuando se den buenas condiciones climatológicas.” –¿Cree usted que los países subdesarrollados alcanzarán algún día a los desarrollados? “Esta es una pregunta fundamental. En nuestra vida adulta hemos podido observar cómo algunos países se han movido del subdesarrollo al desarrollo. Japón es el caso más notable. Antes de 1960 estaba clasificado como un país subdesarrollado conforme a las reglas del FMI, que incluye criterios como el producto nacional bruto por habitante. Todos sabemos lo que ocurrió después. “Se ha señalado que existen otras naciones, llamadas ‘recientemente industrializadas’, que definitivamente tienen la capacidad para llegar al estadio del desarrollo durante este siglo. Es el caso de Brasil, Taiwán, Singapur, Sudcorea y Hong Kong. “Los países exportadores de petróleo, México y los de la OPEP, se encuentran en condiciones favorables para dar el salto, a condición de que puedan sembrar las ganancias del petróleo en inversiones productivas y puedan controlar el crecimiento de su población. Sin este requisito, los nuevos pobladores absorberán los nuevos recursos y el estancamiento en el subdesarrollo será la consecuencia ineludible. “México es rico y muchos de sus habitantes son pobres. El país es complicado y heterogéneo. Mi impresión es que mejorará en promedio, pero soportará a muchos pobladores muy pobres en un territorio eminentemente rico. La desigualdad es seria y peligrosa.” Irán va y vuelve en la entrevista. Pareciera un pájaro que revolotea en la mente de Klein. “La desigualdad puede ser un problema cada vez más crítico. México no debe repetir los errores de Irán. El desarrollo iraní, con una población sin recursos, creó presiones sociales intolerables. Hubo también en Irán una absorción muy rápida del estilo de vida occidental. El fenómeno, mezclado con cuestiones religiosas, fue incontrolable. “México, en este momento, se desenvuelve de manera que ha evitado estos problemas. Debiera asomarse al modelo de Noruega, país diversificado y próspero aun antes de que apareciera el petróleo.” Para el Nobel es el camino. Arduo y difícil, con muchos años de retraso, pero la solución está allí. Es la única manera como podríamos manejar nuestro petróleo con moderación. –Libre mercado o planificación centralizada: ¿cuál es su posición frente a esta disyuntiva? “Creo que para Occidente es preferible mantenerse en su sistema de economía de mercado. Creo también que para los Estados de economía centralmente planificada es mejor conservarse en su sistema. La pregunta fundamental se refiere a la dirección que habrán de seguir los países en desarrollo. Yo les aconsejaría: manéjense con inteligencia y manténganse en el modelo de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, formada por Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental y Japón). Es un modelo de economía mixta en el que predomina el mercado, pero abierta a la intervención gubernamental. “Deja mucho que desear la eficacia de los países de economía planificada. Sufren los embates de la economía mundial y en nada les ayuda su aislamiento.” –¿Qué opina de las expectativas del socialismo real: Unión Soviética, China, Cuba? “La perspectiva para China es positiva. No crecerá a tasas muy altas, pero excederá el promedio mundial. Será una economía en rápido crecimiento dentro de los regímenes centralizados. Los técnicos tienen ya bajo control el crecimiento de la población. “Los prospectos para el desarrollo de la Unión Soviética no son tan favorables. Nuestro modelo econométrico proyecta una tasa de crecimiento entre 4 y 5% , probablemente más cerca de 4%. Es una tasa baja en relación con la historia del país. La URSS se aproxima a límites definitivos en sus recursos energéticos y afronta problemas gigantescos para producir los alimentos que mejoren la dieta a base de carne y proteínas. “Sobre Cuba no estoy suficientemente informado. Pero sé que depende fundamentalmente de una cosecha.” –¿Enfrenta el mundo el problema de economías nacionales no viables? “Ningún país puede emprender el camino del desarrollo si no cuenta con una base diversificada en su producción y en su comercio interior. El desarrollo interesante de Brasil fue el cambio de su dependencia respecto del café por la exportación de manufacturas.” El subdesarrollo, el grillete en los tobillos, es la amenaza que crece. La academia no se llevará con la política en los próximos años ni la escuela econométrica con el nuevo presidente. Reagan El lunes 3, la víspera de la elección, decía el Premio Nobel a sus amigos: “Será Carter.” Resintió el golpe. Compara a los dos presidentes: “Carter ha sido un modesto creyente del libre comercio, no un creyente absoluto.” La moderada libre empresa, que postula Klein, no se perfila por ningún lado. “Carter sólo parcialmente mantuvo abierto el mercado americano y favoreció las restricciones voluntarias de otros países para no exportar a Estados Unidos. En cambio, algunos asesores de Reagan son ortodoxos puros como creyentes del libre comercio internacional. “En relación con el tema de la ayuda externa, creo que Carter será, a la postre, más generoso que Reagan. Carter se preo­cupó por la concesión de préstamos favorables en cuanto a las tasas de interés, los plazos del reembolso y otras condiciones atractivas. Esta fue una política general para los países de América Latina y de otras regiones del mundo. Creo que Carter comprende los problemas de los países en desarrollo mejor que Reagan.” –¿Su opinión sobre Reagan? “Será más moderado de lo que piensa hoy la gente. Está tratando de aparecer como un político que razona. Sin embargo, es indudable que se considera a sí mismo como un personaje surgido de Barry Goldwater. Bush jugará un papel importante, moderador, sobre todo en política internacional.” Más que melancólico, triste, dice Klein: “Aprenderemos a vivir con Reagan.” La victoria de Reagan reactualiza muchos temas en América Latina. Friedman, uno de ellos. –¿Qué valor y qué eficacia atribuye usted a las recomendaciones de Friedman y la Escuela de Chicago aplicadas en Chile, Argentina y Uruguay? “No estoy familiarizado con las recomendaciones específicas. Algunas de las estadísticas sobre Chile y Argentina muestran avances impresionantes en la reducción del ritmo de la inflación y en el aumento de los niveles de producción. Pero creo que estos resultados han sido obtenidos a costos sociales y políticos muy altos y severos. No responsabilizo a Friedman por la política que se ha seguido en Chile y Argentina, pero es cierto que sus ideas sólo funcionan en países que se manejan de esa manera. Espero que México se mantendrá adherido a su sistema político actual. No creo que una política monetarista doctrinaria realmente resuelva los tipos de problemas que México enfrenta.” –¿Cuáles son esos excesivos costos políticos y sociales? “Recibimos continuamente reportes de Amnistía Internacional sobre personas que han sido aprehendidas sin causa alguna en las calles de Buenos Aires o de Santiago. En otros casos las asociaciones de economistas nos llaman para que intervengamos a fin de encontrar el paradero de muy conocidos economistas que se encuentran desaparecidos.” Se duele de cuanto ocurre en el Cono Sur, la expulsión de Marx de la cátedra de economía en las universidades. La irracionalidad avanza y todo carcome a su paso. “El marxismo, sin duda, es parte de nuestra historia. No se le puede omitir. El hueco que dejaría es enorme.” –¿Ha muerto Marx como conductor político? “De ninguna manera. Muchos países en el mundo, que suman una buena parte de la humanidad, están orientados por el marxismo. A propósito, permítame leerle las instrucciones para una cátedra de economía en una universidad de China y es claro que en todas las universidades del país se imparte la misma enseñanza: ‘Desarrollar un entendimiento completo de los principios marxistas fundamentales, incluyendo las aportaciones de Lenin y Mao Tse-Tung; estudio de las cualidades morales del socialismo; estudio de la disciplina revolucionaria: actitudes hacia las masas; perspectivas materialistas y dialécticas’. Este es el currículum que se va a implantar en todo el país. ¿Diga usted si Marx está o no vivo? –¿Por qué abandonó usted el Partido Comunista? “Cuando fui miembro del Partido Comunista tenía 25 años y sencillamente después de un tiempo me aburrió por sus actividades. Todo lo que hacíamos era sentarnos a hablar.”

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