XVII Bienal de Fotografía

jueves, 12 de enero de 2017 · 17:32
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Constituida en su contenido y organización como una típica bienal internacional de arte contemporáneo, la XVII Bienal de Fotografía que presenta el Centro de la Imagen en la Ciudad de México se suma a las simulaciones que caracterizaron la gestión del recientemente fallecido secretario de Cultura, Rafael Tovar. Sustentada en un astuto discurso que en la convocatoria hace referencia a la teoría de la imagen de W. J. T. Mitchell, la Bienal no es un evento fotográfico, es un evento icónico que, sin rigor, pretende vincularse con las propuestas de la renovada ciencia de la imagen. Iniciada a finales del siglo XIX en Alemania por el historiador del arte Aby Warburg, la ciencia de la imagen (Bildwissenschaft) revivió en los años noventa del siglo XX con los estudios del alemán Horst Bredekamp, quien incorporó la imagen tecnológica multidisciplinaria. En la misma década, en Estados Unidos, Mitchell abordó el estudio de la imagen y estableció cuatro tipos: gráfica, óptica, perceptual y mental. El arte visual, ya sea bidimensional, objetual, con imágenes realizadas manualmente o con medios tecnológicos, forma parte de la imagen gráfica. Si bien desde esta perspectiva la fotografía en tanto imagen es igual a cualquier instalación de materiales encontrados –como el relieve no fotográfico, realizado con alambre de púas y pelo de vaca que presenta Carlos Iván Hernández Álvarez en la XVII Bienal–, el cambio en la vocación del certamen no debe ser producto ni de una astucia teórica ni de la decisión unilateral de la directora del Centro de la Imagen, Itala Schmelz. Por el contrario, debería ser resultado de un análisis serio, plural y consensuado sobre el estado y destino tanto de la disciplina fotográfica como de sus creadores; al igual que fue la creación de la Bienal en 1980. Desde la convocatoria de la XVII Bienal se develó el interés de Schmelz por transformar la vocación del certamen. Centrada en la palabra “imagen” y no en “fotografía”, el texto invita a los “aspirantes a participar con proyectos que aborden la imagen a partir de su lectura en la era contemporánea desde diferentes aproximaciones”. ¿A qué tipo de lectura se refiere, a las que provienen de lenguajes postconceptuales? A diferencia de las anteriores bienales en las que el jurado decidía selección y premiación, en la presente edición se contó con dos curadores que se integraron al jurado “para articular una sola exposición”. Si bien los modelos curatoriales son típicos de las bienales de presencia global, la del Centro de la Imagen era un certamen que, al pretender “fomentar e impulsar la producción fotográfica mediante las diversas formas en que los autores (…) se aproximan al medio”, no tenía una temática predefinida. (http://centrodelaimagen.cultura.gob.mx/centro-de-la-imagen/bienal-de-fotografia.html). Vinculados con el grupo de poder que determina el arte contemporáneo, los curadores Irving Domínguez de SOMA y Amanda de la Garza del Museo Arte Contemporáneo (MUAC) comprueban la necesidad de cambiar el funcionamiento del sistema artístico. El reciente nombramiento de Cristina García Cepeda como secretaria de Cultura apunta a que el cambio no se dará.

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