"Luz de Luna", un poema sobre la condición humana

viernes, 10 de febrero de 2017 · 09:57
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El tema es la identidad, ser negro, hombre, homosexual; la situación, crecer en un barrio pobre de Miami, acosado por la violencia desde la escuela, el crack, una madre adicta; el aprendizaje, sobrevivir sin perder el alma. Si en Luz de luna (Monnlight; E.U., 2016) no aparecen blancos, no es por racismo, revancha sí porque en ese barrio, atrás de los desarrollos turísticos espectaculares (donde crecieron el director Barry Jenkins y el dramaturgo Tarrell Alvin McCraney), no se ve gente de piel blanca. Jenkins y McCraney vivieron a unas cuantas cuadras el uno del otro sin conocerse, dato importante porque Luz de luna se sustenta de vasos comunicantes que componen una sola pieza. En la obra de McCraney, In Moonlight Black Boys Look Blue (Bajo la luz de luna los chicos negros se ven azules), coexisten los tiempos y edades del protagonista; Jenkins reescribe la historia y la organiza en tres episodios lineales: Chiron de pequeño (Alex Hibbert) aprendiendo literalmente a flotar; Chiron adolescente (Ashton Sanders) descubriendo el deseo y enfrentando el acoso (bullying) en la escuela; Chiron adulto (Trevante Rhodes) de piel dura y corazón de niño. Durante el rodaje Jenkins evitó que los actores se conocieran entre sí porque quería evitar que se imitaran; el propósito, patente en la película, era que el personaje saliese desde dentro. La desemejanza es radical pero la emoción de base es la misma, como si una capa de piel fuera recubriendo el núcleo. Por eso Chiron adulto, dealer endurecido, por fuera modelo del macho negro, lleva por dentro las heridas del niño; al espectador no le queda duda que Little, Chiron y Black son el mismo. Aunque el asunto retrata y delata una realidad social, Luz de luna evita el documento naturalista para componer una pieza que depende más de la música y de la luz que del discurso. Dentro (diegético) y fuera de la acción, la música va de lo suave a lo fuerte, el hip-hop se mezcla con la música elegíaca del Cucurrucucú (referencia a Almodóvar). En la imagen, la cámara capta las sensaciones en el ambiente, los cambios de luz, el movimiento de las olas, la playa vacía en la escena romántica de la experiencia adolescente, o el terror de la infancia experimentado como terremoto durante una secuencia de acoso; la piel de los actores suda y brilla todo el tiempo. En Luz de luna el tema de la identidad es siempre un eco de la sensación. Partiendo de lugares comunes, hijos de adictos, violencia social, personajes entrecomillados por raza, género y orientación sexual, Barry Jenkins compone un poema sobre la condición humana. El prejuicio que ignore que McCraney es un gran estudioso de Hamlet, que pertenece a la Royal Shakespeare Company como actor y director de teatro, amenaza con reducir a panfleto un filme harto sofisticado. Lo mismo ocurre del lado de cierto sector de la comunidad negra, ofendida porque se rompe el estereotipo del macho negro. Sobre todo en estos momentos de amenaza mundial y nacional con un fascista en la presidencia americana, importa el reconocimiento de Hollywood a este trabajo; pero la premiación debe aclarar que el Óscar no se otorgaría por el color o el género, sino por su indiscutible calidad artística.

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