Adiós a Alma Caballero, una de las 'Mujeres del Alba”

martes, 14 de febrero de 2017 · 21:39
CHIHUAHUA, Chih. (apro).- El domingo 12 falleció Alma Caballero Talamantes, una de las Mujeres del Alba que retrató el escritor y dramaturgo Carlos Montemayor por su participación en la organización del asalto guerrillero al cuartel de Madera. Alma Caballero era maestra egresada de la Normal del estado y fue esposa del líder de la guerrilla de Madera 65, el profesor Pablo Gómez Ramírez, quien fue asesinado el 23 de septiembre de 1965, cuando los insurgentes intentaron asaltar el cuartel de Madera. La maestra murió a los 88 años y le sobreviven sus hijos Alma, Pablo, Beatriz, Lalo y Perla, todos luchadores sociales. En Mujeres del alba Montemayor da a conocer la vida de las mujeres que participaron con su apoyo en movimientos guerrilleros de los cincuenta y sesenta, principalmente en el asalto al cuartel de Madera, donde murieron ocho de los guerrilleros. Por ello activistas le rindieron anoche un homenaje en la funeraria Mausoleo Luz Eterna, donde recordaron su vida en la lucha social y las canciones que le gustaban a Alma Caballero. El Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm) dio a conocer que Alma nació en 1929 en Los Ángeles, California. Fue hija de Juana Talamantes Rico y Daniel Caballero. “Sus primeros recuerdos son en la calle Clement junto a su hermana Beatriz, la mayor, tomadas de la falda de su madre que sostenía en brazos a María Dolores, Mely, la menor, en medio de la noche del temblor que sacudió el Valle de San Fernando en 1933. Solas, sin el padre, que trabajaba lejos. Esa escena sería recurrente en su vida”, destaca la semblanza difundida por el Cedehm. La familia regresó a Chihuahua debido a que no encontraron condiciones económicas. El padre volvió a Estados Unidos con la promesa de regresar por ellas. “Los primeros meses envió dinero, después se olvidó”. Luego de esa época, Alma Caballero mostró espíritu crítico y rebelde. Creció en la calle Degollado de la ciudad de Chihuahua, frente al parque Urueta, en la casa del abuelo materno Andrés Talamantes y la abuela María Dolores Rico Herrera. También vivía con su madre y hermanas, su tío Andrés, carpintero y herrero; su tío Luis, quien desde adolescente se integró a la Revolución en el Ejército de Francisco Villa, de donde regresó ciego y sordo. La madre de Alma Caballero, Juanita, tomó la responsabilidad total de sus hijas, tenía estudios de secretaria que realizó en la Escuela Industrial para señoritas, con los que se inició como maestra en la escuela primaria 138. Juanita concluyó su preparación como docente y destacó como educadora responsable. “El parque Urueta fue el campo para la intrepidez de Alma, conocía cada rincón, trepó árboles, cortó flores, quebró ramas y corrió, perseguida por el jardinero. En San Guillermo, mientras cantaba, rodó por la pendiente de un cerro y cayó en coma para luego perder la memoria. “Creció al lado de sus hermanas y su prima Rosita Ávalos, realizando viajes frecuentes a Miñaca, en el municipio de Guerrero, de donde era originaria su familia materna”. Alma Caballero estudió en la primaria “Práxedis G. Guerrero” y la concluyó en la primaria 138. “Eran los años de la educación socialista, impulsada por Lázaro Cárdenas, y recuerda que a diario cantaban ‘La Internacional’, ‘Sol redondo y colorado’ y ‘La Marsellesa’ en francés. Seguramente las mujeres de su familia: su madre Juanita, las tías: María Talamantes, Julia Orozco y Josefina Franco, Elena y Emma Chaparro, que encontraron en la docencia un espacio de realización, influyeron para que Alma se decidiera a ser maestra”, agrega el Cedehm. Estudió la secundaria y normal en el Instituto Científico y Literario y en la Normal del estado, donde conoció a Pablo Gómez Ramírez, con quien se casó tiempo después. Pablo era de Saucillo, hijo de Pablo Gómez Chavarría y Loreto Ramírez Uranga, fue el menor de seis hermanos: Esteban, Herminia, Víctor, Simón y Raúl. “La Normal del estado era un espacio de promoción de las ideas socialistas, maestros y alumnos forjaban una educación liberadora. Ahí Alma cultivaría una amistad que perduró en el tiempo, con María de Jesús Chávez, Gloria Ponce, Olivia Puertas y Eva Méndez”. Posteriormente, su hermana Beatriz se fue a Los Ángeles, California, donde se casó con José Torres. Mely también emigró a Los Ángeles por poco tiempo, regresó a México a casarse con Saúl Merino, maestro y estudiante de medicina, compañero de Pablo. Pablo terminó la Normal en 1948, trabajó un año como director de la escuela “Fernando Calderón” de Saucillo, su tierra natal. También en la Normal de San Marcos, Zacatecas, y de ahí se fue a la Ciudad de México para continuar sus estudios. Alma Caballero concluyó un año después sus estudios y trabajó poco tiempo en ciudad Cuauhtémoc. En 1950 su madre la acompañó a la Ciudad de México para que se casara. Al principio vivieron con doña Loreto, la madre de Pablo en un departamento del multifamiliar Presidente Alemán, en la colonia del Valle. “El multi era un edificio construido en 1949 para empleados de gobierno, consistía en mil departamentos en edificios, con jardines, locales para comercios, lavandería, guardería infantil, dispensario médico y un centro escolar. “A la semana de su matrimonio murió la hermana de Pablo, Herminia, y su esposo Emiliano, dejando huérfanos a seis hijos menores: Saúl, Fabiola, Dora, Rosa y los gemelos Emiliano y Francisco, quienes se fueron a vivir a México al mismo departamento. Pronto las limitaciones económicas y de espacio los obligaron a tomar la decisión de que doña Loreto y Raúl regresaran a Chihuahua con algunos sobrinos. Desde entonces, los seis sobrinos serían hijos de sus tíos maternos, con quienes vivirían intermitentemente”. El departamento de Pablo y Alma pronto se convirtió en el punto de reunión de los chihuahuenses que estudiaban en el Ciudad de México. Los dos trabajaban, Pablo terminó la preparatoria e ingresó a la Facultad de Medicina de la UNAM. Pablo terminó la carrera y se regresó a Chihuahua para hacer su servicio social, y ese año nació Beatriz. Alma con sus tres hijos, por tren, lo alcanzó a principios de 1957 en el poblado de Ricardo Flores Magón, municipio de Buenaventura, en ese lugar funcionaba la Normal Rural para Mujeres “Ricardo Flores Magón”. En esa escuela se reencontraron con antiguos compañeros de la Normal: Vinicio Aguilera, José Martínez, Catalina Carrera, Gloria Ponce y Héctor Armendáriz. Pablo se integró a la planta de maestros de esa escuela. “El fantasma del socialismo recorría América, la Revolución Cubana había triunfado, los países de África y Asia luchaban por su independencia, los negros y chicanos exigían sus derechos en Estados Unidos. En Flores Magón las alumnas y los maestros de la Normal, formados en los ideales socialistas, replicaban las ansias libertarias. La derecha colocaba engomados en las casas que decían ‘Este hogar es católico, rechazamos toda propaganda comunista’”. Alma Caballero y su esposo Pablo seguían de cerca los acontecimientos escuchando Radio Habana Cuba, iniciativa isleña para romper el cerco informativo de los yanquis. La familia recibió en su casa a Álvaro Ríos, dirigente campesino de la UGOCM; Judith Reyes y Ramón Danzós Palomino, quien difundía el Frente Electoral del Pueblo. Igual financiaron la asistencia de Pablo a la Conferencia Latinoamericana por la Paz, promovida por Lázaro Cárdenas. Pablo y su hermano Raúl, uno en el noroeste y otro en el centro sur del estado, organizaron y dirigieron a campesinos solicitantes de tierras y se conectaron con otros movimientos rurales del estado y el país. Esa actividad les valió la confrontación con los caciques y el clero de la región, razón por la que Alma y Pablo sufrieron el acoso de las campañas anticomunistas, perdieron amistades y sus hijos fueron agredidos. “Las protestas campesinas se conjuntaron con las movilizaciones de maestros y de estudiantes, por seguridad social, democracia sindical, mejores salarios, plazas, becas, casas de asistencia. Pronto, el estado de Chihuahua fue campo de invasiones de tierras, caravanas, tomas, encuentros, mítines y represión”. En 1961 la pareja se fue a San Buenaventura, la cabecera municipal, donde vivieron un año. En 1962 la Normal Rural cambió su ubicación a Saucillo y la familia a Delicias, donde adquirieron una pequeña vivienda. Durante años pasaron privaciones, sobresaltos, agresiones, inestabilidad y mudanzas constantes. ”Ahí estuvo Alma, invisible, apoyando, compartiendo sueños”, continúa la semblanza. “En la Sierra de Chihuahua se dan los primeros enfrentamientos armados entre los campesinos inconformes y guardias blancas, rurales y judiciales. En julio de 1965 Pablo se incorpora definitivamente al grupo guerrillero, Alma se queda con la responsabilidad total de sus hijos, como su madre lo hiciera años atrás”. El 23 de septiembre de 1965 el grupo guerrillero intenta tomar por asalto el cuartel de Madera, donde murieron ocho guerrilleros, entre ellos Pablo, con una bandera que decía “Viva la libertad” y la foto de su familia en el pecho. “La noticia conmocionó al país. Por un lado muestras de solidaridad y apoyo, por otra represión y descalificación. Alma, junto a Raúl, exigieron a autoridades estatales y federales el cuerpo de Pablo”. El gobernador ordenó que los insurgentes fueran sepultados en una fosa común en Madera, con la frase “¡Querían tierra, denles hasta que se harten!”. Más tarde, Alma decidió dejar los restos de Pablo junto a sus compañeros en Madera. Luego regresó a Delicias con una plaza de maestra y la responsabilidad de cinco hijas e hijos. “Como muchas mujeres, a realizar una triple jornada, maestra, madre y militante de las luchas sindicales de la sección octava democrática, donde participó en el comité de huelga de la región en 1967 y en otras luchas posteriores por aumento salarial y democracia sindical. “Delicias, ciudad joven, abierta, plural fue un espacio favorable para la familia. Ahí vivía su hermana Mely y Saúl, quienes fueron un apoyo fundamental, al igual que su madre Juanita, Raúl y Cuca que, aunque no vivían en Delicias, siempre estuvieron pendientes. Fueron años felices, aunque de privaciones, había que estirar el sueldo, limitar la comida y diversiones, reciclar la ropa, compartir el pan y el techo”. En esa ocasión mucha gente se solidarizó y acompañó a Alma y su familia. En Delicias trabajó en la escuela “Abraham González” y posteriormente en la “Carlos Blake”. En 1973 emigraron a la ciudad de Chihuahua. La política penetró nuevamente en la vida familiar. Pablo, Beatriz y Lalo participaron en las luchas estudiantiles por la democratización de la educación en la Universidad Autónoma de Chihuahua y el Tecnológico de Chihuahua. También con los colonos, campesinos, maestros y ferrocarrileros, por la vivienda, educación, tierra, créditos, democracia sindical y contra la represión. En octubre de 1973 toda la familia fue secuestrada por la Brigada Blanca. “Las Almas y Pablito en el cuartel de rurales; Beatriz, Lalo y Perla en el domicilio. Todos son liberados, menos Alma. Minerva, hija de sus amigos Héctor Armendáriz y Gloria Ponce, también es secuestrada. Nuevamente a las calles, a exigir la libertad, movilizaciones en todo el estado, paros de maestros, traslado y reclamos en la Ciudad de México. Las y los detenidos son presentados, entre ellos se encuentra también Herminia, hija de Raúl y Cuca”. Alma formó parte de esa familia que se solidarizó con las presas en la etapa más negra de la represión y el autoritarismo y que hicieron de la solidaridad una red de afecto, compromiso y cuidado. En Chihuahua, el crecimiento demográfico de la ciudad, causado por el éxodo de los habitantes de las zonas rurales en busca de mejores condiciones de vida y de trabajo, provocó que en unos cuantos años la ciudad estuviera rodeada por colonias populares organizadas por el Comité de Defensa Popular. Toda la familia participó en las luchas populares de esos años. Alma fundó dos escuelas en la colonia Francisco Villa, en esos años a la vanguardia nacional en la lucha por la vivienda a través de invasiones a terrenos urbanos: la primaria “Francisco Villa” y la “Salvador Allende”, de donde fue directora hasta su jubilación en 1988. Alma también fue activista por la libertad de los presos y desaparecidos políticos; recuperó y divulgó la historia de Madera; peleó por la democracia sindical y la seguridad social; por los derechos de las mujeres, y encabezó el éxodo por la vida, e igual aportó su experiencia para la creación del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, la par que repudió el fraude electoral. La noche del lunes 13 activistas de distintos colectivos hicieron guardias de honor y proyectaron un video sobre su trayectoria, este martes cremaron su cuerpo, como era la voluntad de Alma Caballero, una las “Mujeres del alba” de Montemayor.

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