La bronca en el Pirata Fuentes y la impunidad

lunes, 27 de febrero de 2017 · 10:49
Fidel Kuri Grajales fue cercanísimo al también priista Javier Duarte, actualmente prófugo: el entonces gobernador le regaló el equipo de futbol Veracruz al hoy legislador. Este escandaloso obsequio a costa del erario vuelve a cobrar relevancia después de la trifulca que el pasado viernes 17 se vivió en el estadio de los Tiburones Rojos. La pelea revela que Kuri ha incumplido con sus obligaciones, descuidó la seguridad del inmueble e incluso desprecia las reformas a la ley deportiva que él mismo impulsó. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La trifulca ocurrida el viernes 17 en el estadio Luis Pirata Fuente, en el municipio de Boca del Río, Veracruz, es responsabilidad del dueño de los Tiburones Rojos, el diputado federal priista Fidel Kuri Grajales, porque de acuerdo con el convenio de comodato que firmó con el gobierno de aquel estado, y el Manual General de Seguridad Estadio Seguro –instaurado por la Liga Mx y la Liga Ascenso Mx–, la directiva del equipo es la encargada de la vigilancia y la seguridad dentro del inmueble durante los partidos de futbol. El 4 de octubre de 2013, la asociación civil Promotora Deportiva del Valle de Orizaba, propiedad de Kuri Grajales, recibió la constancia como afiliada directa de la Federación Mexicana de Futbol, A.C. (FMF) para participar en la Primera División, cuyo nombre oficial es Liga Mx. Y el comodante (el gobierno encabezado por el priista Javier Duarte, hoy prófugo) le cedió gratuitamente al comodatario (el diputado priista) el nombre del club (“Tiburones Rojos de Veracruz”), la marca registrada del equipo y el estadio Luis Pirata Fuente, así como el Centro de Alto Rendimiento. Hizo la entrega formal por escrito, incluidas las actas circunstanciadas correspondientes. Ambas partes acordaron que el estadio de futbol podría utilizarse para actos de interés público o social y para situaciones o causas de fuerza mayor vinculadas con la salud pública, la protección civil y la seguridad. La duración del comodato se condiciona a la permanencia del equipo en primera división. Más aún: el convenio carece de temporalidad, por lo que el empresario y político podrá gozar a perpetuidad, a cambio de nada, de todas las instalaciones mientras la franquicia permanezca en la máxima categoría. Al cierre de esta edición, y tras completarse la jornada 7 del Clausura 2017, a Veracruz únicamente lo separan dos puntos del Morelia, último lugar de la tabla que, al fin del torneo, determina qué franquicia pierde el nivel. El equipo veracruzano, según el contrato, se ocupará también de la conservación del estadio. Los gastos de mantenimiento, limpieza, conservación, funcionamiento y vigilancia correrán a cargo del comodatario, sin que pueda exigir su reembolso al gobierno. Pese a ello, Kuri le pidió al gobierno de Duarte mejoras al estadio antes de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014. En diciembre de 2015, Proceso (2041) documentó que el entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte, firmó el 13 de noviembre de 2013 un contrato de “promesa de comodato”, que no fue ratificado por el Congreso del estado. Pese a que se venció la fecha estipulada para dicho convenio, repentinamente los legisladores aprobaron el generoso acuerdo. El desastre de la inseguridad El Manual General de Seguridad Estadio Seguro, que instauró la Liga Mx y Ascenso MX en marzo de 2015, obliga a todos los clubes afiliados y titulares de los estadios a tomar las medidas necesarias para asegurar la integridad física de los participantes y espectadores dentro del estadio. Los equipos pueden, eso sí, solicitar asistencia a las policías federales, estatales y municipales, en coordinación con Protección Civil. Pero las medidas de seguridad aplicadas fallaron escandalosamente la noche del viernes 17 en el Luis Pirata Fuente, cuando se desató una trifulca en las tribunas.­ Los jugadores y el entrenador del equipo visitante (Ricardo Tuca Ferreti) terminaron el juego entre gritos a un lado de la cancha. Fuera de sí, Ferreti jaloneó e insultó a un policía y hasta se dio tiempo para amenazar a los espectadores locales: “¡Cuando vayan allá, van a ver! ¡Son unos cobardes!”. En las tribunas, las imágenes van desde un aficionado sujetando un picahielo, a un espectador inhalando cocaína, varios seguidores del Veracruz con palos en la mano y el lanzamiento de botellas de caguama completamente llenas desde lo alto de las tribunas, ante la pasividad de los encargados de resguardar el orden. Aparecen elementos de la Policía Naval, pero son tan pocos que no logran contener la bestialidad. Si bien el delantero francés de los Tigres André Gignac pudo haber motivado el descontento de los aficionados al festejar su gol muy cerca de ellos, lo cierto es que los ánimos se desataron y no hubo un solo detenido. Por todo esto, la Comisión Disciplinaria de la FMF abrió una investigación. El organismo anunciará su veredicto este lunes 27. El abandono de la seguridad en el inmueble desde el inicio del actual torneo se debe –aseguran empleados de la directiva de los Tiburones Rojos– al conflicto político-personal que guardan el dueño del equipo con el hoy mandatario de Veracruz, el panista-perredista Miguel Ángel Yunes Linares, quien ya advirtió que durante los 24 meses que gobierne la entidad no destinará “un solo peso” del erario a “equipos profesionales”. El encontronazo fue de tal magnitud debido a que no había un solo policía estatal en el inmueble, al contrario de lo que se observa en la mayoría de las plazas de los otros 17 equipos que participan en el Clausura 2017; no se desplegó ninguna valla de guardias privados o de malla ciclónica que dividiera la porra visitante de los aficionados locales; se realizó una endeble revisión que permitió que en las gradas se consumieran drogas, ingresaran objetos punzocortantes, como se apreció en videos que circularon en redes sociales, y no hubo una reacción inmediata cuando las porras locales Guardia Roja e Impacto Porteño se enfrentaron a la barra Libres y Lokos. Las leyes violentadas En el colmo del absurdo, Kuri es además el responsable de generar leyes que él mismo violenta. Así ocurrió con su iniciativa que reforma la Ley General de Cultura Física y Deporte (LGD) en materia de combate a la violencia en los estadios. El propósito de esa iniciativa –presentada en diciembre de 2015, y aprobada y publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado 25 de enero– es “propiciar la cultura de la paz”. Sin embargo, días después de que la presentó, el 15 de enero de 2016 Kuri arremetió a golpes contra el director del Área Técnica de la Comisión de Árbitros de la FMF, Edgardo Codesal, porque en el partido que su equipo perdió ante el León fue expulsado el jugador argentino Daniel Keko Villalba. Presumiblemente ebrio, el propietario del Veracruz se levantó de su palco, se encaminó a la zona técnica asignada al equipo arbitral de la FMF, para emprenderla a gritos y manotazos contra Codesal, exsilbante mundialista. El 22 de enero de 2016, Kuri fue suspendido un año por la Comisión Disciplinaria de la FMF, que además le prohibió realizar cualquier actividad como dirigente dentro de la FMF. En teoría, el legislador también estaba impedido para asistir al estadio Luis Pirata Fuente. Pero violó la orden. Kuri Grajales goza de total impunidad en el futbol profesional del país, pues tampoco le pasó nada por atacar a un joven reportero poblano en el mismo estadio Cuauhtémoc: “Te quiero, porque no tienes güevos”, le espetó. Además, el priista no cuida la seguridad de los seguidores en el Luis Pirata Fuente y es el primero en culpar al gobierno estatal de no proporcionarle los elementos suficientes para garantizar la seguridad. “Ese día, el ayuntamiento (de Boca del Río) me mandó 43 inspectores a contar a las personas que entraban al estadio y no mandó policías”, denunció el lunes 20. La Secretaría de la Marina (Semar) difiere: informó que desde 2012 contribuye en la seguridad pública de actos y juegos masivos. La Semar desplegó a 120 militares el día de la trifulca, en la que también tomaron parte guardias privados (dentro del estadio) y Seguridad Pública del estado (afuera). El diputado federal Jesús Emiliano Álvarez, de Morena, forma parte de la Comisión de Deporte de la Cámara de Dipu­tados, y asienta que ante la inoperante LGD ya se trabaja en nuevas reformas para combatir la violencia, la discriminación y la xenofobia en los estadios. La LGD faculta a la Conade para crear la Comisión Especial Contra la Violencia en el Deporte. Sin embargo, el organismo que dirige Alfredo Castillo ha sido omiso en ese sentido. Para el diputado Álvarez, la actual legislación deportiva “es inoperante. Es una ley que no tiene dientes, que ni siquiera es aplicada en los estados, porque cuando detienen a alguien en un estadio aplican la ley estatal”. De última hora, el jueves 23, Kuri canceló la entrevista programada con este semanario. El priista quedó en confirmar una nueva cita, pero no lo hizo. Quien sí habla es Ciro González, fundador de la barra Guardia Roja en 2002 y posterior empleado de la directiva Club Tiburones Rojos. Asegura que desde que regresó el equipo a Primera División no se había vivido un hecho tan bochornoso como el del viernes 17. Expresa que varios incidentes en el actual torneo podrían haberse evitado si el club regresará al viejo esquema de “revisión minuciosa” en las rampas de acceso y en las puertas. Sin embargo, ahora con un gobierno que no es priista –como el dueño del equipo– lo ve poco probable. (Con información de Noé Zavaleta) Este reportaje se publicó en la edición 2104 de la revista Proceso del 26 de febrero de 2017.

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