En el PRD, más y más rupturas

miércoles, 15 de marzo de 2017 · 18:24
El tribalismo perredista se desmembró. Agustín Basave, expresidente del PRD, considera incluso que las distintas “corrientes de opinión” prefieren pelearse entre ellas antes que preparar a ese partido para que venza al PRI en las elecciones por venir. Un ejemplo de esas pugnas es el “despido” de Miguel Barbosa de la coordinación de la bancada del PRD en el Senado sólo por expresar sus simpatías hacia Andrés Manuel López Obrador… CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Lo que los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) dicen en privado sobre el conflicto interno por la renovación de su dirigencia nacional, el expresidente nacional de dicho instituto Agustín Basave lo afirma en público: “En el fondo, lo que se están peleando es la interlocución con el gobierno”. En entrevista, cuenta que su experiencia de siete meses al frente del partido le permitió ver cómo las tribus se pelean por las candidaturas o los puestos de mando, o cómo preferían ganarle a otra corriente que al PRI. La secretaria general del PRD, Beatriz Mojica, y el dirigente nacional de Foro Nuevo Sol (FNS), Vladimir Aguilar, le dan la razón a Basave, pero con palabras más suaves: “Hoy lo que estamos viviendo es un proceso que se da cada sexenio, de movilidad de diferentes actores políticos”, dice Mojica. Y Aguilar apunta: “Ciertamente hay una diferencia de visiones respecto de la función que debe tener el PRD en la política en México y dentro de la izquierda”. Mojica y Aguilar –en entrevistas por separado– reconocen que en la actualidad hay dos bloques de corrientes que toman decisiones. Por ejemplo, en la sesión del jueves 2, las corrientes Alianza Democrática Nacional (ADN), Izquierda Democrática Nacional (IDN), Vanguardia Progresista (VP) y Militantes de Izquierda (Miz) –que forman el bloque uno– decidieron suspender el consejo nacional para emitir la convocatoria para el cambio de órganos de dirección que se realizaría el viernes 10 y lo pospusieron hasta el viernes 24. El bloque dos está integrado por Nueva Izquierda (NI), Foro Nuevo Sol (FNS) y Galileos, junto con los cuatro gobernadores perredistas: Silvano Aureoles (Michoacán), Graco Ramírez (Morelos), Arturo Núñez (Tabasco) y Carlos Joaquín (Quintana Roo) no estuvieron de acuerdo. Quieren que la elección interna sea organizada por el Instituto Nacional Electoral, como en 2010. En agosto próximo deben renovarse los órganos de dirección del PRD a escala nacional, estatal y municipal. La nueva dirigencia definirá a los candidatos y las alianzas con otros partidos rumbo a la elección de presidente de la República, las cámaras de Diputados y de Senadores y en las elecciones concurrentes en 30 entidades del país, a celebrarse el 1 de julio de 2018. Para ahondar en el tema, Proceso pidió una entrevista a la presidenta nacional perredista, Alejandra Barrales, pero ella se negó con el argumento de que tenía una “agenda saturada”. Cuando Barrales rindió protesta para su actual cargo, el 16 de julio de 2016, aseguró que su manera de trabajar sería aliarse con cualquier partido, menos con el PRI. El próximo jueves 16 Barrales cumple siete meses en el puesto y en el PRD hay una desbandada de militantes, la bancada en el Senado se achica porque los legisladores renuncian para apoyar a Morena, se multiplican los pleitos entre las corrientes internas que forman el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y ni siquiera se han puesto de acuerdo para elegir al candidato a gobernador en el Estado de México. Sobre este punto, los bloques de tribus también se confrontaron, porque dos terceras partes de los integrantes del CEN, junto con Barrales, decidieron, el jueves 2, cancelar la elección interna y darle a la dirección nacional la facultad de seleccionar al candidato a gobernador mexiquense. El lunes 6, en abierta confrontación con Nueva Izquierda, seis corrientes del PRD se pronunciaron a favor de la propuesta de Barrales para que el CEN atrajera la selección de dicho abanderado. “Los integrantes de Nueva Izquierda, ante su escenario de minoría, pretenden hacer creer que en el PRD existe división. La determinación tomada por las 2/3 partes de los integrantes del CEN (demuestra lo contrario)”, indicaron en un pronunciamiento. Las expresiones políticas que dieron el “espaldarazo” a Barrales fueron ADN, IDN, VP, FNS, Frente de Izquierda Progresista (FIP), Patria Digna –el primer bloque– y Foro Nuevo Sol (FNS), pero después, los de Foro se aliaron con NI y Galileos. Los aliados de Barrales quieren que el aspirante sea Juan Zepeda, de la corriente ADN; mientras que el otro bloque quiere a Javier Salinas, de NI. De acuerdo con el artículo 273 inciso E del estatuto, sí lo pueden seleccionar por mayoría en el CEN. Malas decisiones Las cosas se están agravando porque se acercan tiempos electorales, señala Basave. Los ánimos se crisparon desde que el CEN tomó la decisión de suspender la mencionada elección interna y tras la destitución de Miguel Barbosa como coordinador de los senadores perredistas porque declaró que “apoyará a Andrés Manuel López Obrador en 2018”. Para Mojica todavía hay tiempo para seleccionar al candidato al Estado de México. “Hubo quienes nos opusimos a la atracción del proceso, pero ya fue definición de la mayoría. La fecha límite que marcan los órganos electorales es a finales de marzo. Hay tiempo suficiente”. Respecto del apoyo que podrían darle a López Obrador en 2018, Mojica dice que “será la próxima dirigencia la que definirá cómo será la ruta del año. Hay que decirlo muy claro: desde luego no estamos cerrados a una amplia alianza de izquierdas”. Aguilar agrega: “No descartamos un frente amplio o hacer un acuerdo si Andrés Manuel se mantiene por arriba, pero sólo sí hay disposición política. No le vamos a ir a rogar, vamos a ir con proyecto propio”. Al encono entre tribus se sumó la decisión del CEN –que con 15 votos a favor, cinco en contra y dos abstenciones– destituyó a Miguel Barbosa de la coordinación de la bancada del Senado, el martes 7. Barbosa impugnó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que el viernes 10 declaró que aún no se agotaban todas las vías partidistas e indicó que el caso fuera turnado a la Comisión Nacional Jurisdiccional del PRD. “De esta manera, queda en firme la decisión del CEN-PRD para remover a Barbosa y se ratifica a la senadora Dolores Padierna como encargada de la Coordinación del Grupo Parlamentario del partido”, informó Barrales en un comunicado, el mismo viernes 10. La paradoja del PRD Para Basave, este momento de crisis en el PRD puede ser “de mayor debilidad o de una gran fuerza” porque puede decantar la formación de alianzas y lograr ganar la elección presidencial con los partidos con los que se alíe. Pero no es optimista. “El problema del PRD es que sus corrientes, que deberían ser de opinión, como dice el estatuto, se han convertido en corrientes de presión. Y el PRD vive en un conflicto permanente”. Recuerda que el PRD es el partido que tiene más quejas en el TEPJF “porque vive en un conflicto eterno. A veces es más encarnizado el pleito interno que el externo”. Basave, quien también es diputado federal perredista, cree que este es un gran problema, pero los jefes de las tribus “no se han dado cuenta” y muchos de sus cuadros “ya se acostumbraron y lo ven como algo normal”. Cuenta una anécdota. “En una reunión con los jefes de las principales tribus yo dije: ‘¡Es que esto no es posible, este encono es terrible, se está desgarrando el partido por dentro!’. Y me dijeron: ‘No, no, ¿por qué? Es normal. Así es la democracia interna’. Yo dije: ‘¡Válgame! Si ya lo ven como normal, estamos amolados’”. En su opinión, lo valioso del PRD es “el militante de a pie”, la base. “Estamos hablando de unos 4 millones de mexicanos. Esa es la riqueza del PRD, pero arriba, en lo que le llaman la nata del partido, está el problema”. Sobre la salida de perredistas hacia Morena, Basave no percibe una desbandada: “Por el momento” quienes se están saliendo son “personas que han tenido una trayectoria de liderazgo, pero no he visto que haya una desbandada de militantes de abajo, que es donde está la riqueza del partido”. Las corrientes, un lastre Basave cuenta su experiencia como presidente perredista entre 2015 y 2016. Uno de los principales problemas que sufrió fue la debilidad estatutaria de la presidencia, porque sólo funge como vocero y las decisiones importantes la toma “por mayoría el CEN, donde están representadas las corrientes”. Conduciéndose de ese modo se hace muy difícil presidir un partido. “Eso fue lo que me pasó. No soy miembro de ninguna tribu. Y aunque 97% de los miembros del consejo nacional votaron por mí en la elección, yo no tenía un bloque o una corriente que me apoyara de manera consistente”. Narra que a su llegada a la dirigencia nacional “las tribus empezaron a actuar “en su lógica tradicional”, complicándole la toma de decisiones, pues él no estaba dispuesto a votar de acuerdo con las propuestas de facciones. Pone como ejemplo el conflicto por las alianzas con el PAN –que negoció con Ricardo Anaya, el dirigente del panismo– pero que fueron desautorizadas por el CEN. Así, puso su renuncia sobre la mesa “para forzar una decisión”. Lo logró, pero “de ahí en adelante todo fue muy complicado”, porque en el CEN “se volvían ríspidas” todas las discusiones, recuerda. “Las corrientes me empezaron a cobrar la factura de haberlas forzado a votar algo que yo quería. Entonces se volvió casi ingobernable el partido. Me di cuenta que situarte por encima de las corrientes con el estatuto actual es imposible. Por eso renuncié después de los comicios”, asevera. Basave menciona que al final de su gestión presentó su “libro amarillo”, en el que expuso el porqué de su renuncia en 41 páginas e hizo propuestas para forjar el renacimiento del PRD. Recuerda que la secretaria general, Beatriz Mojica, le dijo: “Si aplicamos esas reformas el PRD se va a convertir en Morena o en el PRI, muy autoritario”, a lo que él respondió: “Eso es demagogia tribal”. “Lo que no querían ni quieren las tribus es ceder el poder para controlar el partido”. Y aprovecha para manifestarle su solidaridad a Barrales. “Por momentos está en una situación similar a la mía”, considera. El papel de Mancera El jueves 9, el exdirigente del PRD Pablo Gómez publicó un artículo de opinión en el periódico El Universal titulado Mancera compra al PRD. Ahí afirma que “ni en tiempos de Cárdenas, AMLO o de Ebrard” –los tres, expresidentes y experredistas– se había visto que “se renunciara” a quienes proponen a López Obrador como candidato de las izquierdas para 2018. “La cuestión es fea pero no es grave, lo que no tiene nombre es que Miguel Ángel Mancera haya comprado al PRD”. Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, fue postulado por el PRD sin que estuviera afiliado al partido. Hasta la fecha no lo ha hecho, pero sí formó una corriente interna llamada Vanguardia Progresista. Esta corriente opera mediante el exsecretario de Gobierno y actual secretario de Movilidad, Héctor Serrano, quien junto a Barrales logró que el primer bloque haya construido una mayoría de votos. Gómez critica en su artículo que Mancera haya “comprado” al PRD, que en los últimos años ha estado “todo el tiempo en venta”. Lo acusa de “apropiarse” de la mayoría del comité perredista de la Ciudad de México y de la conducta política de la corriente mayoritaria en el Estado de México, ADN (encabezada por Héctor Bautista); de haber impuesto a Barrales en la presidencia, y de haber dado instrucciones para que se obedezca “a ese siniestro operador (Héctor Serrano), conductor de las dos últimas campañas desastrosas del PRD en la capital”. Su hipótesis es que Mancera “busca el apoyo de los partidos políticos” como “candidato ciudadano”, junto con el PT y Movimiento Ciudadano, “con el fin ilusorio” de lograr un pacto con el PAN para ganar las presidenciales de 2018, pero –añade– lo único que podrá lograr es ser el candidato del PRD “pero palero de alguna de las derechas para restar votos a la izquierda”. En esa tesitura, en ambos bloques se sospecha que Mancera, Serrano y Bautista tienen un pacto con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para que el PRD se alíe con el PT y MC y no apoye a López Obrador. En esta idea de no apoyar a Morena coinciden Nueva Izquierda y Galileos; estos últimos son una escisión de los primeros, aunque Mojica y Aguilar también coincidieron en que no descartan una alianza con el tabasqueño. Este reportaje se publicó en la edición 2106 de la revista Proceso del 12 de marzo de 2017.

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