"Raíz", una reflexión sobre nuestros ancestros

jueves, 23 de marzo de 2017 · 14:01
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Raíz es un ambicioso proyecto escénico construido a partir de la opción múltiple en el recorrido de la historia. Es una reflexión sobre el origen de la humanidad y las diferentes direcciones a las que la han llevado las migraciones desde hace ochenta mil años, hasta nuestros días. El espectador decide al final de cada escena qué camino seguirán los personajes. Dos opciones por las que se puede votar a través de una aplicación que se baja en el celular. En principio parece difícil, pero no lo es. Es fácil votar, pero es más complicado seguir la historia hasta al final, ya que el espectador se va agotando progresivamente. Las escenas iniciales son poderosas. Increíble contemplar a un grupo de humanos en África, en su lucha por sobrevivir. Es la Eva mitocondrial, el ancestro más remoto de los humanos con la que se vive la sequía y la disyuntiva de quedarse o emigrar. De ahí podemos trasladarnos a China o a Europa; continuar con historias de mongoles, la migración de los vikingos; ir a la Italia renacentista o a la Francia de la Ilustración. Los caminos por donde transcurren las escenas, compactas y sustantivas, nos ubican en momentos esenciales de esta lucha. Es claro el objetivo –la intención de sobrevivir y lo que esto implica–, lo cual hace que las escenas tengan una raíz mítica, llena de símbolos. Conforme se avanza, el enfoque se va deslavando hacia la cotidianidad y va perdiendo trascendencia. Las escenas, a veces triviales, se hacen pesadas y largas y el espectador se extravía dentro de una perspectiva que poco ayuda a la visión más macro de la humanidad, con la que arrancó la obra. Es interesante la propuesta experimental de Raíz; un esfuerzo por observarnos desde los orígenes y traer al presente el impulso de migrar para encontrar mejores condiciones de vida. Diego Álvarez Robledo es el autor y director de la propuesta, y junto con los colectivos Principio: investigaciones escénicas, Teatro sin paredes, y un equipo actoral sólido y versátil, emprenden este proyecto de gran alcance. Trabajan seis actores interpretando más de diez personajes cada uno. Tienen preparadas doce escenas de las que sólo seis representan cada noche. Zabdi Blanco, Josué Cabrera, Elizabeth Pedroza, Roldán Ramírez, Sol Sánchez y Mariana Villaseñor, conforman el elenco. De lo más sobresaliente de Raíz, además de las primeras escenas, es su propuesta visual habitada ricamente por los actores. Daniel Primo desarrolla una multimedia en dos planos que juegan de múltiples maneras. Son imágenes que se sobreponen, se complementan, transitan de una a otra y hacen un todo excelso. El dispositivo (también usado por Philippe Amand hace algunos años en la ópera Ainadamar), es un cuadro acotado y disociado de su respectiva “marialuisa”, donde se proyectan imágenes en movimiento. Las escenas suceden en proscenio y en el espacio que queda entre ambos, como en los diaporamas del Museo de Historia Natural, generando una excitante sensación de tridimensionalidad. El diseño de iluminación de Natalia Sedano y el vestuario de Andrea Pacheco participan en la atmósfera de cada escena. La luz matiza y en el vestuario utilizan materiales contemporáneos para dar la idea del pasado; una piel como ropa o una armadura con argollas, nos trasladan a vivir cada una de esas coyunturas históricas. Raíz se presenta en el Teatro Orientación y nos invita a reflexionar sobre nuestros ancestros y los motores vitales que mueven a la humanidad. Migrar, moverse, sobrevivir y, en esta obra, incidir, en colectivo, en el transcurso de la historias que nos presentan. Esta reseña se publicó en la edición 2107 de la revista Proceso del 19 de marzo de 2017.

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