'Me sale bien estar triste”: Amor con leche
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Hay tantas variedades de café que no podría recordar los nombres. Lo hay fríos, calientes, amargos, dulces, reconfortantes… Se puede tener una preferencia o elegir según el estado de ánimo. Algo así como el teatro… y el amor.
Las nuevas dramaturgias no necesariamente dependen de un espacio teatral para llevarse a cabo. El escenario de Me sale bien estar triste, escrita y dirigida por Jimena Eme Vázquez, es una diminuta cafetería en Copilco llamada Café y Té Quiero, lugar por excelencia de los estudiantes universitarios.
El público, compuesto por 16 espectadores, se distribuye en las cuatro mesitas del lugar, dejando libresiempre una silla. Frente a él, una taza que se irá llenando de distintos líquidos (fríos, calientes, amargos, dulces o reconfortantes) según la historia en turno.
“Lo único que causa más insomnio que el café es el amor --dice uno de los personajes, mientras hace una analogía entre ambos elementos. Comienzan con el café irlandés, el cual se prepara con fuego debido al alcohol del whisky que contiene--. Pero el fuego siempre se apaga al final.”
La silla libre de cada mesa será ocupada por alguno de los personajes: Elizabeth (Alejandra Reyes), Eduardo (Daniel H. Gómez) y Emma (Talía Yael), quien con toda la confianza se sentirá en la libertad de contarnos la historia de su conflicto sentimental.
Hay, sin embargo, un cuarto personaje que contará otras historias cuando los actores estén en alguna de las otras mesas. Se trata de “La caja”, la cual contiene una serie de recuerdos de relaciones amorosas y una lista de instrucciones para interactuar con ellas: cartas, dibujos, incluso un disco con música.
No hay vestuario, iluminación ni elementos particulares. Es una tarde común en este rinconcito.
Los actores se expresan con gran fluidez y carisma, e interactúan con el público como si se tratara de un amigo íntimo. El reto implica improvisar y adaptarse a su interlocutor.
Dependiendo del lugar elegido, los espectadores serán cómplices de una de las historias de cada personaje. Es decir: hay tres versiones distintas de la obra según dónde se sienten, y en cada visita el precio del boleto se irá aminorando.
La obra se siente como una charla cotidiana en alguna cafetería, tan cercana que antoja interactuar y aconsejar a los protagonistas. Además, las escenas de conexión hacen hermosas y atinadas reflexiones acerca del café, y sus similitudes con las relaciones. En algún momento se escuchan reflexiones en una grabación con la voz de Martha Rodríguez Mega.
Siempre ayuda saber que otras personas han vivido procesos similares y que al final la vida se trata más de buscar que de hallar. Y en el camino, a todos nos sale bien estar tristes.
Quedan pocas fechas para darse un shot de desamor. Sábados 25 de marzo, 1 y 8 de abril, y lunes 10 de abril, a las 17 y a las 19:30 horas, en Café y Té Quiero (Arquitectura 55, Copilco).