Chile, el candidato impresentable

domingo, 16 de abril de 2017 · 08:00
Por primera vez en Chile un candidato presidencial se encuentra imputado por la justicia. El empresario Sebastián Piñera lanzó su candidatura para ocupar de nuevo el Palacio de La Moneda, pero en paralelo es acusado de “uso de información privilegiada” y “negociación incompatible”. La razón: en agosto de 2012 –cuando era presidente y se ventilaba en la Corte Internacional de Justicia el diferendo limítrofe por una zona marítima entre su país y Perú– compró acciones de la pesquera peruana Exalmar, que a la postre se vio beneficiada con la sentencia de la Corte Internacional de La Haya que le asignó a la nación peruana más de 50 mil kilómetros cuadrados de mar. VALPARAÍSO, Chile (Proceso).- Acosado por las múltiples evidencias que demuestran que cuando fue presidente (2010-2014) hizo negocios que se vieron favorecidos por sus decisiones ejecutivas –tomadas gracias al uso de información privilegiada–, el 21 de marzo el inversionista, economista y líder de la derechista coalición Chile Vamos, Sebastián Piñera Echeñique, lanzó su candidatura a la presidencia chilena, de cara a las elecciones del próximo 19 de noviembre. La acusación más grave tiene que ver con la adquisición –a partir de agosto de 2012– de 9.1% de las acciones de la empresa Pesquera Exalmar S. A., la más grande de Perú. Esto ocurría mientras se ventilaba en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, el diferendo limítrofe por una zona marítima entre Chile y Perú. Esta transacción –hecha por medio del Fondo de Inversión Privada Mediterráneo y de la sociedad Bancard International I­nvestment, con sede en las Islas Vírgenes Británicas– se benefició con el fallo del CIJ del 27 de enero de 2014, que le asignó a Perú más de 50 mil kilómetros cuadrados de mar, que antes pertenecían a Chile y cuentan con abundantes recursos pesqueros. El negocio y el juicio por el mar limítrofe tuvieron lugar cuando Piñera era presidente y en momentos en que él, supuestamente, tenía activado un “fideicomiso ciego” que –como prometió en su anterior campaña– lo alejaría de toda determinación que pudiera favorecer sus intereses comerciales. Sin embargo, las acciones en Exalmar no formaban parte de esta figura jurídica creada en abril de 2009, cuando Piñera comenzaba su anterior campaña por La Moneda (casa de gobierno). Tampoco de la declaración de patrimonio e intereses que hizo en abril de 2010, un mes después de asumir la presidencia. Igualmente excluyó de dicha declaración la participación dominante que tenía en LAN, Clínica Las Condes, Chilevisión y en el popular club de futbol Colo-Colo, entre otras compañías. Lo mismo hizo con sus inversiones en el extranjero, muchas de las cuales mantiene en secreto en paraísos fiscales, como el que usó para comprar parte de Exalmar. Piñera sólo detalló una mínima parte de su fortuna real, que en 2009 ascendía a mil millones de dólares, según lo señalado en el reporte de Forbes de aquel año. Cuatro años después, cuando terminaba su mandato, esa revista le asignaba una riqueza de 2 mil 500 millones de dólares, lo que dimensiona el éxito que tuvo en los negocios mientras gobernó. El escándalo por el “caso Piñera Exalmar” fue destapado por la web de Radio Bío Bío el 14 de noviembre de 2016, en el reportaje Los negocios que Piñera hizo en el mar peruano durante el juicio de La Haya, del periodista Sergio Jara. Dos días después de que se difundiera esta nota, el diputado comunista Hugo Gutiérrez presentó una querella por uso de información privilegiada y negociación incompatible, la que fue admitida a trámite y está siendo investigada por el fiscal Manuel Guerra, de la Fiscalía Metropolitana Oriente. Éste, como se pudo saber el pasado 24 de febrero, tras levantarse el secreto de la causa, interrogará a Piñera en calidad de imputado. Piñera en todo momento ha negado haber tenido conocimiento de la compra de Exalmar. El 27 de febrero, ante periodistas que lo esperaban en su oficina, aseguró que las acusaciones en su contra se originaban “en una canallesca campaña” orquestada por el Partido Comunista y algunos sectores de la Nueva Mayoría, que tenían por objeto dañar su imagen. Pero este desconocimiento del manejo de sus bienes es poco creíble. En el expediente judicial consta que su hijo y hombre de confianza en materia de negocios, Sebastián Piñera Morel, recibió el 28 de octubre de 2010 un correo electrónico del analista y asesor de Bancard, Cristóbal Silva, en el que se analizan las características de la citada pesquera peruana, así como los pros y contras de una eventual adquisición. Además, el pasado 15 de marzo el ­diputado comunista Daniel Núñez reveló en su cuenta de Twitter que el gerente general de Bancard –la empresa madre del holding de los Piñera Morel–, Nicolás Noguera, visitó al entonces presidente Piñera seis veces en La Moneda y en otras tres en la casa presidencial de Viña del Mar. “¿Nunca hablaron de negocios?”, planteó el parlamentario en dicho mensaje, que contenía los documentos que comprobaban la existencia de estas visitas. “Incontinencia bursátil” El pasado 16 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó la creación de una Comisión Investigadora para los negocios de Piñera con Exalmar, la cual es presidida por el democratacristiano Fuad Chahín. Chahín declaró a la prensa –tras la sesión de 11 de enero–: “Hoy queda claro que en todo este tiempo Sebastián Piñera ha estado engañando a la opinión pública, diciendo que no tenía cómo saber de sus inversiones”. Agregó que el fideicomiso ciego de Piñera “no era ciego ni tuerto, sino que gozaba de una excelente vista”. El mismo día el superintendente de Valores y Seguros, Carlos Pavez, declaró en la citada comisión que el fideicomiso ciego “no tenía ninguna validez”, ya que contradecía la normativa legal vigente. Es decir: todo fue un engaño. En entrevista con Proceso, el diputado Hugo Gutiérrez expresa que la compra de Exalmar por parte de Piñera Echeñique revestiría características de delito al tenor de la Ley 18.045 de Mercado de Valores, “por el hecho que Piñera, como presidente y jefe de las relaciones diplomáticas del Estado de Chile, accedió a información relativa y privilegiada respecto al litigio marítimo”. Gutiérrez –quien se ha convertido en el principal perseguidor de Piñera y de otros políticos de derecha ligados a casos de corrupción– expresa que “no es posible que en un juicio que Chile pierde con una potencia extranjera, el presidente de Chile salga ganancioso”. Gutiérrez agrega que “el supuesto fideicomiso ciego que armó en Chile se lo entregó a cuatro corredores de bolsa que, como se ha comprobado, eran todos amigos de él, y lo mantuvieron informado permanentemente de sus acciones mientras fue presidente”. El parlamentario alude a las sociedades de inversión Bice, Moneda, Larraín Vial y BTG Pactual, a las que en abril de 2009 entregó cerca de 400 millones de dólares, tipificados como “mandatos de administración discrecional de cartera de inversiones sin información al mandante”. El diputado comunista señala en este mismo sentido: “Todo el pueblo de Chile creyó que cuando Piñera asumió la primera magistratura de la República entregaba a un tercero la administración de sus bienes, con total prescindencia suya. Lo que no sabíamos era que más de 75% de dicha fortuna estaba en paraísos fiscales, desde donde él siguió interactuando en la compra de empresas y especulando con acciones a nivel internacional”. Gutiérrez remata diciendo que Piñera “tiene una incontinencia bursátil. No puede evitar hacer negocios y especular”. Cuatro días antes de que el empresario lanzara su candidatura, el Centro de Investigación Periodística publicó el reportaje Las empresas zombis que compró Piñera para ahorrar millones en impuestos, del periodista Juan Andrés Guzmán. Allí se informa que entre 1996 y 2004 –cuando fue senador y presidente del partido derechista Renovación Nacional (RN)– Piñera adquirió empresas de papel, cuyo único capital eran sus cuantiosas deudas. Así, sus sociedades de inversión, entre las que destacan Bancard e Inversiones Santa Cecilia, pudieron acreditar cuantiosas pérdidas (del orden de 80 millones de dólares) y de esa manera librarse del pago de impuestos e incluso recuperar los pagados en años anteriores. Esto pudo ser dado que en Chile las empresas pagan impuestos sólo cuando obtienen ganancias. Esta práctica –que a finales de los noventa y principios de este siglo realizaban decenas de grandes inversionistas– fue parcialmente detenida por el Servicio de Impuestos Internos en 2004. Sin embargo, la participación de Piñera en este esquema de ilícitos era hasta ahora desconocida por el público y sólo había sido detallada en el libro Crónica secreta de la economía chilena, del periodista Carlos Tromben (Ediciones B, 2016). Cabe señalar que el 21 de julio de 2010 el periodista Jude Webber publicó una nota en The Financial Times, en la cual aseguró que el entonces presidente Piñera tenía en su despacho en La Moneda una terminal de Bloomberg, de transacciones bursátiles. Aunque esta empresa lo desmintió, Webber aseguró que fue el propio Piñera quien le dio esa información. “Viva Chile y Pinochet” La ceremonia de lanzamiento de la candidatura de Piñera, que tuvo mucho de show televisivo y espectáculo gringo, se desarrolló en la Quinta Normal, un tradicional parque de la capital chilena. El acto, al cual asistieron unos 400 ­adherentes, será recordado por una arenga que aludió al dictador: “¡Chi chi chi! ¡le le le! ¡Viva Chile y Pinochet!”, pues Piñera busca, en la primera etapa de la campaña, al electorado de derecha con la finalidad de imponerse en las primarias de Chile Vamos –coalición que incluye a los partidos RN, Unión Demócrata Independiente (UDI); Evolución Política (Evopoli) y Partido Regionalista de los Independientes–, donde también competirían el diputado Felipe Kast, de Evopoli, y el senador Manuel José Ossandón, de RN. Los comicios de esta primera vuelta están programados para el 2 de julio. En su alocución Piñera habló de las acusaciones en su contra: “Se ha instalado un ambiente de divisiones, descalificaciones, querellas sin fundamentos ni respeto por la verdad. Sabíamos que la política es dura, pero no anticipábamos estos niveles de odio”. En su discurso repitió una promesa que hizo en 2009, cuando venció al democratacristiano Eduardo Frei Ruiz Tagle: “No participaré en la administración ni gestión de ninguna empresa y tomaré todas las medidas necesarias, incluso yendo más allá de lo exigido por la ley, para separar mi rol de presidente y abandonar cualquier legítimo interés de naturaleza privada”. El influyente caricaturista Mala Imagen reflejó en una viñeta –distribuida por redes sociales– la sensación que dejó ese compromiso: “Y en este nuevo gobierno le prometo lo mismo que la vez anterior, pero aumentado: más ministros formalizados, más imputados, más negocios truchos, más fideicomisos tuertos y más evasión de impuestos. ¡Arriba los corazones!” . Apunta al hecho de que gran parte del entorno que tuvo Piñera cuando fue presidente se encuentra perseguido por la justicia por su participación en gravísimos delitos de corrupción. Es el caso del otrora senador, ministro de Economía y candidato presidencial Pablo Longueira; del exministro de Energía y de Minería y expostulante presidencial Laurence Golborne; del exsenador Jovino Novoay y del senador Jaime Orpis (que está preso), entre muchos otros. Todos, de la UDI. La corrupta forma en que Piñera y los suyos manejaron los destinos de Chile, comenzó a quedar al descubierto en julio de 2014, cuando estalló el caso Penta, que develó una trama de sobornos, cohecho y financiamiento ilegal de campañas políticas. Los dueños de Penta: Carlos Eugenio Lavín y Carlos Choclo Delano (históricos socios y amigos de Piñera) están procesados en esta causa. El Ministerio Público pide para ellos 10 años de prisión. Para mala suerte de Piñera, el 21 de marzo, el mismo día en que hacía oficial su aspiración de volver a La Moneda, la popular periodista de radio y televisión Beatriz Sánchez anunciaba su disposición de asumir una candidatura presidencial en representación del Frente Amplio, coalición de ecologistas e izquierdistas encabezada por los líderes de la revolución estudiantil de 2011, los diputados Giorgio Jackson, de Revolución Democrática, y Gabriel Boric, del Movimiento Autonomista. Casi todo aquel día el nombre de esta animadora y el tópico #BeatrizSánchezPresidenta se mantuvieron como los más comentados en Twitter en Chile. Muchos menos fueron los que compartieron el hashtag #PiñeraPresidente, que incluso se mantuvo por debajo de #PiñeraDelincuente, que encabezó los trending topics en los momentos en que el acto de Piñera alcanzaba su apogeo, a las 21:00 horas. Piñera ha estado en campaña solapada desde que dejó la presidencia, el 11 de marzo de 2014. Actualmente encabeza las encuestas con poco más de 20% de las preferencias, lo que representa la mitad del apoyo que tenía a estas alturas de 2009, cuando comenzaba su anterior aventura presidencial. A 10 puntos de distancia está el representante de la oficialista y centroizquierdista coalición Nueva Mayoría (integrada por los partidos Comunista, Socialista, Radical y la Democracia Cristiana, entre otros) y el periodista y sociólogo Alejandro Guillier (independiente). Sin embargo, más de la mitad de la población aún no tiene preferencia, coinciden los estudios demoscópicos. Estos comicios se registrarán en medio de un asombroso desprestigio de los partidos políticos, el Congreso Nacional y el gobierno, que marcan niveles de desaprobación desconocidos desde el retorno a la democracia, en 1990. Este reportaje se publicó en la edición 2110 de la revista procso del 9 de abril de 2017.

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