"El Elegido": Mercader y el asesinato de Trotsky

viernes, 5 de mayo de 2017 · 20:08
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El asesinato de León Trotsky en México a manos de Ramón Mercader es uno de los episodios más tortuosos de la historia del comunismo internacional, aún poco explotado en el cine y la literatura. La versión que realizo Joseph Losey (1972), apoyada por las actuaciones de Alain Delon y Richard Burton (la actuación más tiesa de su carrera), permanecería por años en el cine como el estereotipo del creador del Ejército Rojo; el molde lo rompió la Frida de Julie Taymor (2002) con su reventado Trotsky; el brinco sobre la personalidad de Mercader ya lo había dado Asaltar los cielos(1996), estupendo documental español poco visto, que eleva el tema al terreno del mito. El elegido (México-España; 2016), se inspira un tanto en El hombre que amaba los perros, la novela del cubano Leonardo Padura. Antonio ChavarrÍas, director y autor del guión, explora los pasos de la misión de Ramón Mercader (Afonso Herrera) y orquesta el relato a manera de thriller, pero el fondo psicológico lo habita Caridad del Rio (Elvira Mínguez), agente de Stalin y progenitora del asesino al que manipula como títere. Bajo el nombre falso de Jacques Mornard, joven de nacionalidad belga, el agente estaliniano se traslada a ParÍs donde seduce a Sylvia Ageloff, una trotskista estadunidense a la que posteriormente sigue a México, y utiliza para tener acceso a la casa y a la familia de Trotsky. Alfonso Herrera sale bien librado de un papel que exige circunspección, sin que parezca una mera máquina de matar, y su personaje deja entrever una cierta vulnerabilidad sobre la que continuamente pesa la madre y el dogma del partido. Aunque la cinta carece de elementos que aclaren para el público el desarrollo político y las circunstancias de la vida de Caridad del Rio, ésta se hace sentir como una sombra de la que Mercader no puede escapar y a la que le es imposible decir no; es ella quien lo instruye y le transmite las órdenes de la NKVD (antecedente de la KGB), ella quien lo saca del combate de las fuerzas republicanas contra el dictador Franco para el entrenamiento en la URSS. Es la madre devoradora para quien la voluntad de Stalin se haya por encima de cualquier instinto materno, sentimentalismo burgués o derecho a la vida. Stalin cometió peores atrocidades que la de mandar matar a Trotsky, pero Chavarrías muestra el fascinante mecanismo de relojería armado con la policía secreta del líder soviético y con la participación de personalidades, como la de Siqueiros, dispuestas a todo para masacrar a uno de los pilares del comunismo internacional; y aún más espeluznante, la manipulación de la mamita querida, que se vale hasta de instrucciones sobre la técnica de seducción del hijo con la novia. Del material que todavía queda por explorar estaría la pose de Jacques Mornard como hijo protegido por una madre adinerada que lo envía al extranjero para protegerlo de la guerra, especie de fantasía compensatoria. Rodada entre México y Barcelona, la ambientación de El Elegido comienza un tanto anodina, aunque bien documentada al principio, para irse condensando hasta atrapar al espectador en las escenas de Coyoacán en las que vida cotidiana y la intimidad con la familia de Trotsky se convierten en un presente histórico. Esta reseña se publicó en la edición 2113 de la revista Proceso del 30 de abril de 2017.

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