Palomar: los saldos de la pérdida

martes, 9 de mayo de 2017 · 15:44
MONTERREY, N.L. (apro).- Palomar es una cinta “elaborada con tres pesos”, con un solo personaje y una historia que fue cambiando mientras era filmada. La ambientación es permanentemente gris, por un cielo nublado que es como el corazón de Adán, un hombre joven que está aislado del mundo, buscando superar una terrible pérdida y ensayando una extraña reedición del sufrimiento por el que pasaron los ausentes. Horas antes de su estreno en la Cineteca de Nuevo León, el director Luis R. Garza explica en entrevista con Apro que la trama, de giros inesperados, se parece mucho a la filmación misma, que fue accidentada e interrumpida por fenómenos naturales. El rodaje fue efectuado completamente en el municipio de Linares, 140 kilómetros al sur de Monterrey, a la orilla de la Presa Cerro Prieto, en dos etapas, entre los meses de septiembre y diciembre del 2013, interrumpido por el paso del huracán Ingrid, que azotó la región. De igual manera, dice, la trama cambiaba conforme avanzaba e, incluso, fue modificada para seguir el rumbo que tomaba el personaje, interpretado por Oliver Cantú Lozano. “Esta película la hice primero pensando en algo que me interesara al ojo. Eso era de inicio, antes de pensar que quería decirle algo al mundo. Así empezó esto, con una visita en una casa en Linares, donde había un árbol que me gustó y me agradó la idea de una historia quería contar ahí”, dijo. “Escribí el guión pensando en la presa llena. Pero se secó. Lo volví a reescribir y se llenó de nuevo, afortunadamente con el huracán. Al final del día, terminamos haciendo la película con tres pesos. Nos concentramos en una curva del personaje en la que tuviera objetivos y estrategia, pero que al final se cuestionara si lo que hacía era lo correcto para lo que necesitaba en su vida”, dice Garza, quien tiene una compañía productora de videos. Con una duración de 70 minutos, Palomar cuenta los días de Adán, enclaustrado en una finca solariega, en un bello entorno rural, luego de que ha ocurrido una situación trágica, que se insinúa por la presencia de algunos objetos funerarios que lo acompañan en la casa. El hombre deja transcurrir el tiempo en solitario, envuelto en sus propios pensamientos, reflexiones, recuerdos. Algo terrible le ocurrió, que lo mantiene en un estado de profunda introspección, de la que parece que no quiere salir. Hasta que, un día toma una arriesgada determinación que altera su monotonía y con la que busca purgar ese sentimiento de angustia que le impide continuar con su vida. Filmada en formato digital, la fotografía de Diego Armando Moreno es de planos largos, en los que prevalece un ambiente sombrío, de iluminación natural, dentro y fuera de la casa. Ayudó, para la producción, la casualidad de que los días fueran nublados, pues la intención era proyectar al protagonista en una etapa melancólica, incierta y carente de esperanza. Es evidente su desconcierto, porque ni siquiera el director sabía cuál era su destino. “No escribí el guión en el formato técnico conocido, salvo algunas escenas con diálogo. A propósito hicimos la película con pura escaleta, porque le incluí un factor de imprevisibilidad y además me gustaba la idea de no hacer un guión, sin storyboard. Mucho fue jugar con lo que la locación misma trajera”, señala Garza. Toda la película se refiere a la confrontación de Adán con su duelo, a través de actos simbólicos, como la limpieza de la casa de objetos significativos y la ejecución de algunos impulsos desconcertantes, como subir a una canoa y ensayar la inmolación, o sumergirse de noche en las heladas aguas de la presa. Al final, el director y productor hizo la película que quiso con un presupuesto muy escaso. “El cine no lo puedes hacer solo. Se necesita mucha gente apasionada. Y es buena idea producir como hicimos con Palomar, con recursos propios, fondeando, y puedes hacer un proyecto que no sea de 15 millones de pesos. Y disfruté mucho no apegarme al guión, aunque yo lo escribí. Es muy arriesgado, y por eso me gusta más. Más que complacer el público, me gusta que nos acompañemos”, afirma. Palomar será exhibida del 9 al 17 de mayo en la Cineteca de Nuevo León.

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