Coplas de Juan Rulfo y Marcial Alejandro

domingo, 28 de mayo de 2017 · 09:21
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el orden del disco LP Marcial Alejandro (Pentagrama 1983), primera grabación del cantautor homónimo quien fuera conocido en sus años preparatorianos de Coyoacán como Alejandro Romo (mayo 4 de 1955-marzo 22 de 2009), aparece el sexto tema llamado “El gavilán”, con letra atribuida al jalisciense Juan Rulfo. Marcial Alejandro musicalizó las sextetas de la novela corta El gallo de oro, “considerada desde su furtiva publicación en 1980 como un texto para cine” (Milagros Ezquerro, El gallo de oro o el texto enterrado); en ella, la mujer de Dionisio Pinzón, el gallero protagonista, Bernarda Cutiño, alias La caponera, envalentona su cántico llanero en el palenque de Tlaquepaque acompañada de mariachi (enumeramos estrofas para facilitar el análisis): 1) Hermosa flor de pitaya, blanca flor de garambullo, a mí me cabe el orgullo que onde yo rallo, ¿quién ralla? Aunque veas que yo me vaya, mi corazón es muy tuyo. 2) El pájaro carpintero para trabajar se agacha, de que encuentra su agujero hasta el pico le retacha. También yo soy carpintero cuando estoy con mi muchacha. Coro: ¡Ay!, cómo me duele el anca, ¡ay!, cómo me aprieta el cincho. ¿Qué vas que brinco esa tranca pa’ver si del golpe me hincho?, que habiendo tanta potranca sólo por la mía relincho… 3) Soy un gavilán del monte con las alas coloradas; a mí no me asusta el sueño ni me hacen las desveladas platicando con mi chata y aunque muera a puñaladas… De entre las múltiples versiones que se han hecho de “El gavilán”, destaca la de Eugenia León, quien escribe en su sitio oficial YouTube, certeramente: “Texto rescatado por Juan Rulfo para su libro El gallo de oro con música de Marcial Alejandro.” Es verdad: Rulfo no inventó aquellos versos que Marcial Alejandro intituló “El gavilán”. En realidad, cada estrofa probablemente la tomó el autor de Pedro Páramo de antiguos copleros y diversos cantares, realizando Rulfo su propia versión... o las que recordaba. Por ejemplo, el primer verso lo consigna La Copla en México, de Aurelio González (I-1638a, estrofa suelta, Sonora), así: Hermosa flor de pitaya, blanca flor de garambullo, lejos tierras que me vaya, este corazón es tuyo. El segundo verso es más alejado en geografía y humores, por ser ejemplo jondo de la música española del flamenco, en “El pájaro carpintero” del cantaor Niño de Marchena (José Perea Tejada, Marchena; noviembre 7 de 1903–Sevilla; diciembre 4 de 1976), con guitarra de Ramón Montoya, en grabación que data de diciembre de 1932. El pájaro carpintero que pa’ trabajar se agacha y en llegando al agujero y hasta el pico lo levanta. Yo también soy carpintero porque quiero a mi muchacha. La tercera estrofa confirma el origen andaluz de la copla octasílaba final, según el superdotado folklorista poblano Vicente T. Mendoza (Cholula, 1894-Ciudad de México, 1964) en El romance español y el corrido mexicano: estudio comparativo. Ahí recoge la canción “De eres alta y delgadita”, comunicada por el profesor Alfonso del Río, en Chavinda, Michoacán. Soy un gavilán del norte con las alas coloradas… y por la mujer que quiero aunque muera a puñaladas. Por supuesto, existe la canción harto bravía “El gavilán del monte”, a ritmo de tachún tachún norteño; escuchémosla cantada por la diablilla chiapaneca Irma Serrano, La tigresa (Comitán, diciembre 9 de 1933): Y en cuanto al coro, dicen que sobreviven espadas y cuchillos de principios del siglo pasado, con los siguientes versos grabados en los filos: ¡Ay!, cómo me aprieta el cincho y me roza la retranca, que habiendo tanta potranca nomás por una relincho. Del dominio popular en tierras rulfianas, “Las ventanas” contiene el coro que recoge el Portuario de la canción mexicana (Fomento de las Artes de Jalisco): ¡Ay!, cómo me duele el anca y cómo aprieta el cincho habiendo tanta potranca sólo por una relincho. Hugo Gutiérrez Vega (Guadalajara, 20 de febrero de 1934-25 de septiembre de 2015), en su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua intitulado La poesía y la novedad de la patria, escribió: Los versos populares me develaron los misterios de la musicalidad natural y espontánea y me hicieron gozar con su picardía e ingenuidad: A usté que le vuela el anca y a mí que me aprieta el cincho, que habiendo tanta potranca sólo con una relincho. Más recientemente, Alfredo Espinosa (Ciudad Delicias, Chihuahua, 1954) copió la tradición de Juan Rulfo, al redactar como parte de su novela Infierno grande (Plaza y Valdés, 1990) el parlamento melódico: Ay, cómo me suda el anca… sólo por esta relincho En el jocoso libro ¡Ay, mojo maistro! Bombas, dichos y diretes tabasqueños, del compilador Juan Torres Calcáneo (UJAT, 2007), el hombre a la mujer echa la siguiente “bomba choca” cuando el zapateado se detiene: A ti que te suda el anca y a mí que me aprieta el cincho, habiendo tanta potranca tan sólo por ti relincho. Para variar, el grupo La Manta agregó una estrofa a la rola de Marcial: Hermosa flor de aguacate, centro de mi idolatría, he de formar un combate con toda mi artillería; sólo que Dios me mate, corazón, no serás mía… Como quien dice: no hay nada nuevo bajo el sol. Sólo Juan Rulfo se renueva cada día.

Comentarios