'Huye”: Amores que matan

viernes, 2 de junio de 2017 · 10:56
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dirigida por Jordan Peele, Huye (Get Out-EU, 2017) es una historia sorprendente: en esencia, una historia de terror con mezcla de thriller y tintes de humor negro, con unos toques de farsa al final de la historia. La cinta gira en torno a una pareja interracial conformada por Chris (Daniel Kaluuja) y Rose (Allison Willams); el primero, un talentoso fotógrafo negro, bien parecido; la segunda, una inteligente y hermosa mujer blanca, proveniente de una familia acomodada. Ambos están profundamente enamorados y a punto de enfrentarse a una prueba de fuego. Chris irá a conocer a los padres de su novia, quienes no saben que él es un sujeto de color, lo cual lo tiene un poco inquieto (mismo tema que ¿Sabes quién viene a cenar esta noche?, de Sidney Pontier, protagonista también de Al maestro con cariño). Rose le recalca que no hay problemas, que sus padres están lejos de ser racistas. Al llegar a casa de los padres de Rose (la familia Armitage), la situación es un poco desconcertante. La madre (Catherine Keener) es una psiquiatra un poco inquisitiva, experta en hipnosis, y el padre (Bradley Whitford) posee un extraño sentido del humor, pero ambos no parecen escandalizarse con el color de piel de su yerno, al contrario, se muestran sumamente interesados en él. Por otro lado, tenemos al hermano, Jeremy (Caleb Landry Jones), quien luce un poco inestable emocionalmente. Pero eso no es lo raro, sino que los Armitage tienen dos sirvientes de color, una mujer dócil llamada Georgina (Betty Gabriel) y un jardinero de nombre Walter (Marcus Henderson), lo cual constituye una imagen que parece provenir del pasado. Aunque ambos están sumamente agradecidos con la familia de Rose, existe algo extraño en sus gestos y actitudes. La cinta Huye nos atrapa de manera magistral en su misterio, en el horror que se esconde detrás de la familia Armitage; un misterio que lleva al extremo y al absurdo, el deseo de los blancos de dominar a la raza negra. Todo comienza como una pesadilla y termina siendo una farsa, no menos siniestra, pero el humor es capaz de aminorar todo el terror al cual el espectador y el protagonista de la historia hemos sido sometidos; además, funciona para justificar algunos huecos en la trama. Por otro lado, ese tono fársico podría ser visto como una salida fácil… Sin embargo, funciona, y la anécdota pone al descubierto la tensión racial y la paranoia que se vive en Estados Unidos.

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