CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Lo peor en la escalada de precios aún está por venir, al menos así lo dejó ver el gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens. En entrevista radiofónica, el encargado de la política económica adelantó: “Nosotros seguimos con la expectativa de que en los próximos meses ya deberíamos ver el techo de esta alza en inflación, y en la segunda parte del año deberíamos ver ya una tendencia mucho más descendente". Durante la primera quincena de mayo, la inflación se colocó a una tasa anual de 6.17%, su nivel más alto desde la pasada crisis económica de 2008-2009, luego del aumento de los precios en el transporte público y algunos productos agropecuarios. El mismo Banco de México explicó en su último Informe Trimestral de Inflación que durante los primeros meses de 2017, la economía mexicana continuó enfrentando diversos choques cuyos efectos sobre la inflación, si bien temporales, han sido de una magnitud importante y una persistencia elevada. En efecto, precisó, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) ha mantenido desde julio de 2016 una tendencia al alza por más de diez meses consecutivos, como resultado de los incrementos que se han presentado tanto en la inflación subyacente, como en la no subyacente. Así, la inflación general se incrementó a niveles cercanos al 5% en el primer trimestre de 2017, y se aceleró a 6.17% en la primera quincena de mayo. El mismo Banxico recordó como la inflación llegó a dicho nivel: “Por los efectos de la depreciación acumulada de la moneda nacional desde finales de 2014, así como las consecuencias del aumento en los precios de los energéticos, en particular los de las gasolinas y los del gas L.P., que tuvieron lugar desde principios de este año. Adicionalmente, el incremento al salario mínimo registrado a inicios de año también contribuyó al incremento en la inflación general anual”. En sus declaraciones, Carstens se mostró confiado de que la tendencia al alza de los precios volverá a la meta planteada por la institución a su cargo, que es de 3% (+/- un punto porcentual). "Junto con posibles acciones futuras del banco, nosotros pensamos que vamos a entrar otra vez a una tendencia convergente de inflación, de tal forma que estemos muy cerca de nuestro objetivo del 3.0% hacia finales de 2018”. Sin embargo, el camino hacia dicho objetivo no es fácil. La institución encabezada por Carstens advirtió que persisten riesgos, como el número y la magnitud de choques que se han observado recientemente, o que aumente la probabilidad de efectos de segundo orden sobre la inflación. Además, hay posibilidad de que puedan elevarse aún más las expectativas de inflación como consecuencia del comportamiento de la misma, o si la moneda nacional experimenta depreciaciones abruptas, a partir de los niveles actuales. Por si fuera poco, persisten los incrementos en los precios de los bienes agropecuarios, si bien su impacto sobre la inflación tendería a ser transitorio, señaló el banco central.