'Surrealista”, crítica de embajada mexicana en Roma sobre 'Carmen”: Valentina Carrasco
ROMA (apro).- “Surrealista”. Así ha calificado la argentina Valentina Carrasco, directora de la Carmen estrenada la semana pasada en el Teatro de la Ópera de Roma, la crítica de la embajada mexicana en Roma por la representación de México en su versión de la conocida obra del compositor George Bizet (1838-1875) y del novelista Prosper Mérimée (1803-1870).
“Nunca antes me ha pasado. No, jamás. Puede que a algún crítico no le guste tu obra, cosas de esas, cosas normales, pero que una delegación diplomática… es un poco surrealista”, dijo Carrasco, en entrevista con Apro. “Me imagino que en México tienen muchos problemas más importantes de los cuales hablar que de una ópera que se hace en una ciudad de Europa”, añadió.
Según explicó, las quejas de México dejaron “boquiabiertos” a ella y a su equipo cuando, poco antes del estreno general de la obra, les llegó una carta de la embajada en la que se criticaba el uso de una imagen que mezclaba la Virgen de Guadalupe con la Santa Muerte.
“Días antes, el teatro había publicado una foto de un ensayo en la cual se veía un video que íbamos a transmitir durante el cuarto acto. En ese video se reproducía una imagen que no nos inventamos, que habíamos tomado de una celebración realizada durante un acto en ocasión del Día de Muertos en México”, contó Carrasco.
“Llegó entonces esa carta de la embajada de México, diciendo que eso era considerado ofensivo para el pueblo mexicano”, afirmó. “Era un día antes del estreno, un lunes en la tarde, que es cuando los talleres no funcionan y los técnicos descansan, pero como no queríamos ofender a nadie, yo salí, la quitamos y pusimos una imagen de época medieval y la otra imagen no apareció”, precisó.
“Tomé la decisión justamente porque no queríamos ofender a nadie, a ningún grupo religioso, ni de México ni de otros países del mundo”, añadió.
No obstante, el gesto de Carrasco aparentemente no apaciguó los ánimos de la representación diplomática mexicana en Roma.
“El día del estreno, habían invitado a una delegación a ver la ópera, ya que hablaba de México. Y después de eso, nos enteramos de otra nota, que no fue enviada al teatro, y que había difundido la Secretaría de Relaciones Exteriores (mencionando a la embajada de Roma)”, comentó.
De acuerdo con ese documento, difundido el pasado 29 de junio, la embajada de México expresaba su “sorpresa e indignación” a las autoridades del teatro de la Ópera y a la ciudad de Roma por “la burda y simplista representación” de México y sus tradiciones.
“Desgraciadamente, en el estreno de la obra se presentó una visión caricaturesca de nuestro país, la cual, lejos de cumplir con las declaraciones de la productora sobre ‘reproducir el contexto social’, se apoyan en estereotipos que no representan ni a los mexicanos ni a su cultura”, se leía en la nota.
“Yo me pregunto si han visto alguna Carmen alguna vez […] No sé si se han sentido ofendidos pues no tienen conocimiento de la obra”, afirmó al respecto Carrasco. “Carmen es una obrera pobre, que escapa de la cárcel, que se refugia entre delincuentes, que casi mata a una compañera de trabajo. No es una princesa. Da lo mismo que [la obra] se ambiente en Hong Kong, Moscú o México. Esa es la historia que cuenta la partitura original”, argumentó.
En esta línea, la artista explicó que su adaptación, con una cigarrera mexicana y un militar estadunidense como protagonistas, ambientada en un pueblo de la frontera entre México y Estados Unidos, no tenía siquiera como fin favorecer una denuncia contra el gobierno mexicano.
Por el contrario, la decisión de elegir al país para adaptar a la contemporaneidad la Carmen de Bizet fue casi casual, cuando en noviembre de 2016 empezó a trabajar sobre la misma, indicó Carrasco.
“Empecé a pensar en México por una cuestión visual. En las Termas de Caracalla [de Roma, donde se reproduce la obra], se ven muchas ruinas de época romana, no las puedes ignorar. Por eso, pensé en algo que paisajísticamente pudiese integrarse”, explicó.
“A partir de ahí surgió la idea de México. Por la frontera y sus paisajes secos. Por el conflicto, ahora, a causa del viraje de la política migratoria de Washington. Así lo visual se convirtió en conceptual”, contó. “También pensé en los toros, pues en México todavía son tradición, y en la cultura mexicana del folclore, que es muy rica”, añadió.
La directora precisó que, sí, en efecto, algunos de los temas evocados durante la obra son conflictivos, como el feminicidio, la migración y la búsqueda de la libertad a cualquier coste, pero todos ellos no son exclusivos de México y trascienden fronteras.
“Por el contrario, pensé en México como un representante de América Latina”, reflexionó Carrasco, al añadir que ella es una admiradora tanto de artistas mexicanos como Frida Kahlo y Diego Rivera como del género cinematográfico del western.
Dicho esto, subrayó que los protagonistas de su obra no son gente de clase rica. “Es un pueblo de frontera donde pasa todo y yo quería un retrato de la clase popular y no un contexto donde hay gente rica”, afirmó. “Además de ello, es evidente que este género es irreal y hay estilizaciones. Yo no buscaba hacer un ensayo histórico sobre cómo es hoy México”, precisó.
En esta línea, Valentina Carrasco puntualizó que en la imagen se inspiró en Robert Rodríguez, el director de cine mexicano-estadunidense que trabajó con Tarantino y que dio a conocer a Salma Hayek y Antonio Banderas al público estadunidense a través de películas que tenían como trasfondo la violencia y la criminalidad. “¿Alguien le dijo algo a ellos?”, cuestionó Carrasco.
Rusos, más tolerantes
A renglón seguido, la directora argentina dijo que en anteriores ocasiones trabajó sobre cuestiones más polémicas por sus contenidos, sin suscitar reacción alguna en las autoridades locales. “Por ejemplo, puse en escena el Don Giovanni en Rusia y en aquella obra se hablaba de homosexualidad y transexualidad, en momentos en los que el gobierno [ruso] estaba discutiendo una ley contra la homosexualidad. Pero nadie me dijo nada, no me censuraron, me respetaron”, afirmó.
“Otra vez en un espectáculo se quemó una bandera española, algo que en teoría está prohibido, y nadie dijo nada”, agregó.
En este sentido, Valentina Carrasco explicó que la polémica provocada en México por la Carmen generó una reacción de sorpresa incluso entre los italianos, puesto que Italia es a menudo asociada con la mafia.
“Algunos del teatro me dijeron que eso era el karma, porque todo el mundo hace películas de Italia relacionándola con la mafia. Y es verdad, si alguien ha sufrido abusos contra su imagen, esos son los italianos. Piensen en [el autor del conocido filme El Padrino, Francis Ford] Coppola. Pero ningún italiano se siente ofendido”, afirmó.
Por ello, la directora argentina agradeció el apoyo que le brindaron los organizadores italianos, los cuales no censuraron su obra tras las quejas de México. Por el contrario, la alcaldesa de Roma, quien preside la Fundación Teatro de la Ópera y también recibió la queja de la embajada mexicana, repartía este fin de semana panfletos de promoción de la obra en las calles de la capital italiana.
“¿Les gustan las óperas?”, decía Raggi, en un video sobre la singular iniciativa. “Hay una Carmen bellísima en [las termas de] Caracalla”, continuaba. “Inténtenlo, vayan a verla. Les podría gustar”, concluía.