Sólo una coalición puede contrarrestar la fragmentación de la izquierda: De la Fuente

jueves, 27 de julio de 2017 · 20:49
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, manifestó este jueves su desacuerdo con el Frente Amplio Democrático (FAD), “porque me parece que queda como una suerte de ejercicio estrictamente electoral”. Y no se trata, dijo, de ganar una elección, sino de cambiar el orden político, económico y social del país, por lo tanto, agregó, sería deseable que los impulsores del FAD dejaran de llamarle frente “porque no ayudará al país”. Aseguró que la única forma de contrarrestar una fragmentación de partidos de izquierda es el esquema de coalición, aunque eso, subrayó, no es sencillo porque no hay voluntad política dado que “hay muchos intereses de por medio”. En una plática que impartió en la Escuela de Verano, organizada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con el apoyo de la organización Fiedrich Ebert Stiftung, De la Fuente destacó que un frente no puede ser anti algo. Si se va a hacer un frente anti PRI, “por supuesto que no le entro, conmigo no cuenten. Que vamos a hacer un frente anti AMLO, conmigo no cuenten. Los frentes no son anti, los frentes son pro. Crear un frente anti algo es un error garrafal, es entrar polarizados”, afirmó el exrector de la UNAM, a quien el líder de la tribu perredista Izquierda Democrática Nacional, René Bejarano, consideró como “una posibilidad” para ser candidato externo del FAD en 2018. Acompañado de la secretaria general del PRD, Beatriz Mojica Morla, dijo que no sabe si una coalición cambiará el actual régimen presidencialista por uno más parlamentario, pero considera que puede haber opciones intermedias para gobernar. Señaló que las fusiones electorales entre partidos políticos formarán una fracción muy amplia que, dijo, no le gusta porque acabarán reduciéndose a una bipolaridad que quien gane lo hará por una minoría. “Y la pregunta es: ¿cómo le va hacer para gobernar?”. Añadió: “Puede que cambie un poco la cúpula, pero soy un poco escéptico al imaginar que en un esquema tan minoritario puedas hacer algo trascendente”. De acuerdo con el presidente de la Asociación Internacional de Universidades, la opción más viable de un gobierno que cambie el rumbo del país es el de coaliciones que permitan, en contra de la fragmentación, construir una mayoría. Y no es fácil, subrayó, “porque una coalición es algo muy distinto a una alianza electoral (…) Habitualmente esas alianzas electorales no han servido de mucho, puedes ganar, pero a la hora del festejo ya te peleaste, ni siquiera llegan juntos al festejo. No son importantes, no tienen trascendencia, me parece que no sirven de nada”. Destacó que el gobierno de coalición puede funcionar con las agendas no sólo de los partidos, sino “de mucha gente”, para armar “un proyecto de coalición al que se sume la mayoría, con acuerdos muy explícitos, que te permita no sólo ganar una elección, sino tener una mayoría para gobernar en lo que dura el gobierno municipal, estatal o federal”. De igual manera, consideró necesario que la política recupere su sentido humanista para reconocer las diferencias de identidades, es decir, que no se conviertan en enemigos o aliados para construir consensos. “Las formas como tratábamos de construir consensos ya no dan, ya no hay bloques homogéneos, hoy tiene que haber mucho mayor flexibilidad. Se necesita una dosis de pragmatismo porque en la política se trata de gobernar para incidir en los planes de gobierno y construir una mejor sociedad”, indicó Prosiguió: “Yo veo una profunda crisis en la política, en México y en el mundo. El diagnóstico es: el país está en crisis, muy bien, pero eso no resuelve nada. Creo que la política relevante es qué pasó, por qué, en dónde se nos cayó lo que pensábamos que era la gran opción para cambiar las cosas. Qué pasó en el caso de mi generación, del 68 para acá. Qué no hicimos bien, en qué fallamos generacionalmente, más allá de que cada uno haya tratado de hacer en su espacio”. De la Fuente resaltó que la política está en crisis porque hubo una ruptura entre ésta y la economía. A partir del colapso de la URSS, de la caída de Berlín –apuntó--, empieza a surgir el término globalización, donde la economía se convierte en el motor supremo de las grandes decisiones. Y con una política acotada, remató, “no puede haber grandes cambios”.

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