Cuernavaca es 'la ciudad de la eterna balacera”: Arquidiócesis

domingo, 6 de agosto de 2017 · 18:49
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El estado de Morelos perdió las esperanzas con la alternancia, pues poco a poco, por las oquedades del régimen perredista, se minó la franca corrupción que pone en tela de juicio los supuestos logros ante la realidad de una sociedad apabullada por la propaganda oficial sobre la reducción de la delincuencia; sin embargo, la realidad es otra, afirmó la Arquidiócesis primada de México. En el editorial del semanario Desde la Fe, la Iglesia destacó que la reciente Marcha por Morelos, alentada por diversos líderes sociales, no es la primera en la historia reciente del Estado en demandar lo que es urgente: justicia y seguridad. El artículo recuerda que desde el año pasado, los reclamos habían llegado a la mesa de la Secretaría de Gobernación para dar cauce al clamor de la población que ha visto cómo las graves vulneraciones a los derechos individuales van de la mano de la impunidad y la corrupción de un sistema que está diezmando a la entidad, ahora en riesgo por dejar sin paz a sus miles de habitantes. El editorial titulado “Morelos, corrupción y decadencia”, refiere que, según el Semáforo Delictivo, el estado de Morelos sigue repuntando en  homicidios; en junio pasado superó en 31% la media nacional en la comisión de este delito. Pese a las cortinas de humo de las autoridades por aparentar que en Morelos está el paraíso, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública 2016 (ENVIPE) señaló que de cada diez delitos, sólo uno se denuncia. En la “Ciudad de la Eterna Balacera”, Cuernavaca, continúa el artículo, los encargados de la seguridad denuncian por lo menos 49 colonias de alta peligrosidad, donde se cometen robos violentos, agresiones sexuales y homicidios, y la ciudadanía no denuncia por desconfianza y frustración, agrega “Desde la Fe”. A esto se suma el incumplimiento en las promesas de campaña del “candidato de la gente”. La Iglesia critica que, al asumir el cargo, el gobernador (Graco Ramírez) sostuvo la firme promesa de impulsar la revisión del gobierno y la revocación del mandato; sin embargo, a pesar de las manifestaciones y protestas, el mandatario se pega a la silla cual lucrativo trampolín para sus más altas pretensiones políticas. “Y qué decir del empleo y la pobreza. La administración 2012-2018 juró y perjuró crear miles de plazas de trabajo y, por el contrario, de acuerdo con las cifras de la Secretaría del Trabajo, en 2016, cuatro de cada diez habitantes no tienen empleo. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social reveló que, en 2016, 52.3 por ciento de la población de la entidad vivía en la pobreza. No puede dejarse de lado el uso de chicanadas y tropelías de las cuales se echó mano para aprobar iniciativas contrarias a la dignidad de la familia, obviamente, con aprobación del gobierno estatal”. El artículo dominical remata: Cuando el actual gobierno morelense inició su ejercicio en 2012 jamás imaginaría la comisión de un acto que serviría de perfecta alegoría y vaticinio del actual desastre: en diciembre de ese año, la colosal estatua de bronce del Generalísimo que servía para señalar los límites entre dos Estados fue vandalizada y robada. Hoy ese espacio está olvidado y decadente. El insurgente jamás regresó como había prometido el gobernador. En eso se ha convertido el Estado libre y soberano de Morelos.  

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