Devastada y en el olvido, la cuna del zapatismo

martes, 26 de septiembre de 2017 · 12:02
AYOXUXTLA DE ZAPATA, Pue.(Proceso).- La mesa donde el general Emiliano Zapata redactó el Plan de Ayala, la proclama de alto contenido social que el 28 de noviembre cumplirá 106 años de haber sido lanzada desde esta comunidad de la Mixteca poblana, está cubierta de polvo y cascajo desprendidos de los muros y el techo de la vieja edificación de adobe que el terremoto del martes 19 casi echa abajo. Es el Museo Comunitario de Zapata, cuya sala de exhibición muestra también la roca que usó como asiento el jefe del Ejército Libertador del Sur, dos rifles y un horcón también original de la choza donde se resguardó de la persecución del general Victoriano Huerta tras romper, en 1911, con Francisco I. Madero por traicionar la causa campesina. “Sí, quedó muy dañado”, dice con tristeza Jorge Sánchez Torres, el presidente del comisariado ejidal y encargado del museo, mientras apunta con el índice las numerosas cuarteaduras de las paredes y las vigas de madera fuera de su lugar que soportan el techo de tejas coloradas. [caption id="attachment_504993" align="alignnone" width="702"]Museo Comunitario de Zapata. Daños cuantiosos. Foto: Mathieu Tourliere Museo Comunitario de Zapata. Daños cuantiosos. Foto: Mathieu Tourliere[/caption] El museo se encuentra dentro de la escuela primaria Emiliano Zapata del poblado. Es la principal edificación de esta comunidad –que pertenece al municipio de Huhue­tlán el Chico–, históricamente abandonada pese a su relevancia histórica, no sólo por la presencia de Zapata, sino por haber sido estratégica para José María Morelos y Pavón en la guerra de Independencia. Ubicada entre altas montañas, justo la razón por la que Zapata la eligió para resguardarse del 25 al 28 de noviembre de 1911 –junto con sus principales colaboradores militares–, Ayoxuxtla es una población de 800 habitantes que está, como el museo, casi destruida: Sin agua y sin drenaje, ahora 264 viviendas –casi 90% del total– están inhabitables por los efectos del sismo. Urge demolerlas y construir nuevas viviendas: por el momento, los habitantes viven y duermen en los patios. El terremoto dañó, también, la presidencia auxiliar, la iglesia y las instalaciones del Bachillerato Digital, estrenado apenas el año pasado. Se mantuvo intacta la monumental escultura del general Zapata a caballo que se levanta en la Plaza Plan de Ayala, donde dos veces al año se reúnen organizaciones campesinas a rendirle homenaje al Caudillo del Sur. La primera, el 10 de abril, fecha en que Zapata fue asesinado, y el 28 de noviembre, conmemorativa del lanzamiento del Plan de Ayala, el documento que le dio contenido social a la revolución zapatista, y que a dos meses de cumplirse tiene muy preocupadas a las autoridades de aquí. Por eso, apenas se enteraron de que el presidente Enrique Peña Nieto iría a San Juan Pilcaya, la población cercana que fue epicentro del sismo y que quedó devastada como la propia, una delegación encabezada por el presidente auxiliar de Ayoxuxtla, Inocencio Aragón Vergara, fue a solicitarle ayuda personalmente. Para la población, pero también para el museo. Y es que, hasta la mañana del jueves 21, ningún tipo de ayuda había llegado a esta comunidad del municipio ni de los gobiernos estatal y federal. Un grupo de jóvenes de la Universidad Anáhuac de Puebla llevó víveres. Unos 30 soldados llegaron a la población para resguardar las viviendas derrumbadas. “Acaban de llegar, provenientes de Pilcaya”, dice el presidente auxiliar sobre los soldados, mientras muestra las ruinas en que quedaron convertidos la sede del gobierno, las viviendas, la iglesia, el museo. “Es una zona de desastre”. Y por eso le exigió a Peña Nieto la reconstrucción de todas las casas dañadas, la presidencia, el museo y la iglesia. –¿Y qué le respondió? –Dijo: “Ténganlo por seguro que vamos a reconstruir todo”. –¿Confía en su palabra? –Es la primera vez que nos pasa esto. Vamos a confiar. A su vez, Jorge Sánchez le habló a Peña del museo dañado, rehabilitado apenas en marzo gracias a que Jorge Estefan Chidiac, presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), diputado federal de este distrito que tiene cabecera en Chiautla, consiguió 600 mil pesos para rehabilitarlo. “Le dije: Nosotros venimos de Ayoxux­tla. Soy el presidente del comisariado ejidal y ahorita soy responsable del museo de Zapata, que quedó muy dañado a pesar de haber sido rehabilitado. Ayúdenos para que se componga antes del 20 de noviembre. Él se comprometió a ayudar. Vamos a ver si es cierto.” –¿Confía en él? –A él le llegan muchas peticiones; no sabemos, ojalá y se haga. Sánchez Torres también habló con Estefan Chidiac y confía en que irá a revisar el museo y auspiciar otra vez su reconstrucción. “Él siempre nos ha apoyado”. –¿Porque son priistas? –No, aquí hay muchos no priistas también. Nos dijo: yo no veo partidos, yo apoyo a los que necesitan. Aquí gravita el PRI, a través de la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero también otras organizaciones que, el 28 de noviembre de cada mes, se unen para honrar a Zapata, como la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) que lidera el perredista Álvaro López Ríos. El propio Andrés Manuel López Obrador ha visitado la comunidad en tres ocasiones. El exgobernador Rafael Moreno Valle, del Partido Acción Nacional (PAN), hizo trasladar aquí a los poderes del estado, el 28 de noviembre de 2011, a un año de tomar posesión. Pese a que se comprometió a sacar del atraso a Ayoxuxtla, el panista terminó su sexenio sin cumplir su palabra. En un acto de rebeldía y protesta, los pobladores borraron su nombre de la placa conmemorativa a la efigie de bronce. Esta comunidad es considerada cuna del zapatismo en México. Sin embargo, a pesar a las peregrinaciones y promesas de los políticos, sigue siendo el mismo pueblo de hace un siglo, sumido en el atraso y la desigualdad. En Ayoxuxtla no hay agua potable, drenaje, servicios básicos como telefonía e internet, ni un Centro de Salud que responda a las necesidades de la comunidad, aislada del desarrollo. Colgada a la pared de un edificio que colinda con el pequeño zócalo, una manta publicitaria presenta los destinos en Estados Unidos –Chicago, Nueva York y Nueva Jersey–, adonde la empresa La Mixteca Paquetería ofrece sus servicios de envío. Como en toda la región, la falta de oportunidades obliga a gran parte de los habitantes a migrar hacia el vecino país del norte, con la ilusión de salir de la pobreza. Ayoxuxtla pertenece al municipio de Huehuetlán el Chico y al Distrito de Chiautla, y de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tiene grado de marginación alto. A decir de los pobladores no hay empleo formal: viven completamente del campo y de las remesas que envían sus paisanos que radican en Estados Unidos, principalmente en Chicago. Los pobladores no saben cuánto tiempo tomará el proceso de reconstrucción. En el vecino poblado de San Juan Pilcaya, el propio Peña Nieto adelantó que tardará varias semanas, y aunque prometió que el gobierno federal aportará ayuda, advirtió a los habitantes de la Mixteca poblana que ellos deberán asumir las labores de “autoconstrucción”. Mientras los reporteros de Proceso salían del pueblo devastado, llegó una camioneta del programa IMSS-Prospera con funcionarios y despensas a bordo. A diferencia de los estudiantes, que distribuyeron los víveres y cobijas de manera sencilla, en este caso la muestra de solidaridad resultó una puesta en escena: funcionarios, civiles y militares conformaron una reducida cadena humana para entregar las bolsas a los pobladores. Un trabajador del programa no cesó de grabar el reparto con un celular. Se concentró especialmente en su jefe. Este texto se publicó el 24 de septiembre de 2017 en la edición 2134 de la revista Proceso.

Comentarios