La semana sin teatro

viernes, 29 de septiembre de 2017 · 19:09
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Nada de teatro. Un golpe de realidad. El terremoto del 19 de septiembre sacudió a la capital del país y a varios estados a su alrededor. Todo lo común se paró: los trabajos, las escuelas, los eventos culturales. Mucha gente cargó cubetas y escombros, preparó sándwiches, donó víveres, sacó sus bicicletas para transportarlos, los empacó, los entregó, twitteó y compartió información, por cierto no toda verdadera. La cartelera se suspendió, pero el teatro no paró del todo porque rompió la cuarta pared para salir a su realidad, para actuar, para tomar acción: El Foro Shakespeare, en la colonia Condesa, se volvió durante una semana centro de acopio, y regresó ayer “a dar víveres para el alma”. Tendrán funciones gratuitas, donarán porcentajes de entradas o descuentos con acopio. Otros espacios, como El Vicio, de las Reinas Chulas, se dio a la tarea de juntar 16 toneladas de víveres que llevaron hasta Huajuapan de León, Oaxaca. Fungió como guardería para niños cuyos padres salían a labores de rescate o cuidado, con música, cuentos y juegos. La Titería, en el centro de Coyoacán, se convirtió en un oasis para niños y familias, como una opción de esparcimiento a falta de clases. Ofreció su colorido patio para descansar un rato del horror que sucedía afuera: pláticas sobre cómo ayudar a niños que sufrieron ansiedad por el sismo, talleres de artes plásticas, cuentacuentos, clases de yoga y funciones. Todo gratis. Algunos de los artistas independientes se fueron a las calles. Improvisaron brigadas culturales con lo que tenían a mano y vagaron por albergues, hospitales y parques. Dicen por ahí que hubo veces en las que el número de voluntarios artísticos superaba a los residentes. En tiempos de catástrofe los más cotizados son los médicos, rescatistas e ingenieros. Los creadores encontraron su lugar, y entendieron el poder de tomar acciones, y que el alma también necesita medicina. Porque el teatro se trata de la vida, y en esta ocasión, una vez más, la realidad superó a la ficción.

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