CHILPANCINGO. Gro. (apro).- El gobierno de Héctor Astudillo Flores confirmó que las dos jovencitas reportadas como desaparecidas en esta capital fueron liberadas por sus captores en la ciudad de Cuernavaca, estado de Morelos. “La privación de la libertad o secuestro, son temas muy delicados que deben reservarse. Gracias a dios que están en casa”, expresó en redes sociales el vocero en materia de Seguridad, Roberto Álvarez Heredia. Las víctimas identificadas como Mónica Alejandra Manzanarez Hernández, de 19 años y Fátima Rodríguez Sandoval, de 15, fueron liberadas ayer por la noche en una plaza comercial, ubicada en El paso exprés de Cuernavaca. No obstante, se desconoce si los familiares de las víctimas pagaron algún rescate y las autoridades estatales no informaron de qué forma intervinieron ante los criminales. Las víctimas fueron privadas de su libertad en distintos puntos de Chilpancingo y posteriormente encontradas con vida en un lugar ubicado a 186 kilómetros sobre la autopista del Sol donde se encuentran cámaras de video vigilancia en las casetas de peaje. Desde ayer por la noche, familiares de ambas jovencitas informaron de forma escueta y por separado que ya habían sido liberadas en la ciudad de Cuernavaca y esta mañana el gobierno de Astudillo confirmó el hecho, a través de su vocero. Fátima Rodríguez Sandoval, estudiante de la preparatoria 1 de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), desapareció la tarde del martes 10 en pleno centro de Chilpancingo cuando se dirigía a realizar actividades deportivas. Mientras que Mónica Alejandra Manzanarez Hernández fue reportada como desaparecida al siguiente día (miércoles 11), cuando se dirigía a un gimnasio. Actualmente en Chilpancingo se vive un contexto de extrema violencia, impunidad y corrupción generado por la confrontación entre bandas criminales que ha exhibido presuntos nexos de autoridades de los tres niveles y el Ejército con el narco. En la capital de la entidad operan impunemente al menos tres grupos delictivos: El Cartel del Sur; Los Rojos y Los Ardillos, quienes a través de guardias comunitarias disputan el control del corredor de drogas Acapulco-Cuernavaca y la franja minera del río Mezcala que conecta con la Sierra, la principal franja productora de heroína en el país.