'La espera”: exconvictos en escena

martes, 31 de octubre de 2017 · 12:06
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La cárcel marca con un estigma invisible a cualquiera, y resulta casi imposible reincorporarse a la “limpia” sociedad siendo un “apestado” que durante más de una década estuvo preso. El Foro Shakespeare se ha ganado un honroso lugar como uno de los pocos espacios que da la oportunidad a los recién “egresados” de la compañía de teatro penitenciario de Santa Martha Acatitla. Después de participar dentro del penal en los montajes de obras como Ricardo III de William Shakespeare y El mago Dioz, cuatro exconvictos --Javier Cruz, Ismael Corona, Feliciano Mares y Héctor Maldonado-- cuentan ahora sus historias, adaptadas a escena por la pluma de la dramaturga y directora Conchi León. Es así como surge La espera. En la línea del teatro documental, las vidas de los personajes nos guían por el mundo en el que les tocó nacer, el que casi por inercia los va empujando hacia la delincuencia. En este país es una práctica común, ¿acaso quizá la única para seguir vivo? La puesta es el reflejo de una sociedad, y de un gobierno que promueve el crimen y luego se da a la tarea de juzgar y castigar, lo que nos hace concluir que la violencia sólo provoca más violencia y nos encierra en un ciclo difícil de romper. Los reclutas no se enorgullecen de sus acciones, pero han aprendido a aceptarlas y a abrazarlas como propias. Lo que quieren es recuperar con un poco de paz y dignidad los años que el encierro les arrebató. Juegan, como unos niños, en el pequeño Espacio Urgente 2 del teatro con elementos casi inexistentes: hilos, pistolas de utilería y muñecos. La palabra es la que nos transporta a los distintos escenarios, la que tiene la capacidad de apresarnos y liberarnos sin mayor trámite. Ahí recrean su pasado, narran su presente y anticipan con optimismo su poco prometedor futuro. No temen exponerse ante su público, porque confían en que la sinceridad les permitirá ser juzgados con menos dureza. El trompo es el elemento metafórico que simula su vida en escena: gira a gran velocidad, azaroso y acelerado, y de pronto, sin previo aviso, se desploma. Durante la condena la paciencia será una virtud fundamental, y el anhelo por la libertad y felicidad es la única fuerza de resistencia. “La espera es un dulce con cachitos amargos”, pronuncia uno de los hombres en escena. A estos actores los observa anonadado un público completamente ajeno a su realidad, aquel que asiste al teatro en la colonia Condesa. La espera es un grito desesperado por hacer entender que somos humanos y todos cargamos nuestros propios estigmas invisibles. Lo que concluyen los personajes es que sólo el amor puede abrir las rejas. La obra se presenta los lunes, martes y jueves a las 20:30 en el Foro Shakespeare (Zamora 7, Col. Condesa).

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