En la Serie Mundial Dodgers-Astros, la estadística manda

domingo, 29 de octubre de 2017 · 13:45
Tras 29 años, los Dodgers de Los Ángeles –la franquicia beisbolera más popular y cara de Estados Unidos– regresaron a la final de las Grandes Ligas y en este clásico de otoño 2017 enfrentan a los aguerridos Astros de Texas, quienes por primera vez buscan el campeonato. Ambos equipos tienen managers vanguardistas y cuentan con jóvenes promesas que ya han demostrado su talento en los primeros encuentros. Coincidentemente, tanto Dodgers como Astros han sido construidos con base en las estadísticas y en el análisis de datos. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los Dodgers de Los Ángeles y los Astros de Houston –dos equipos construidos en años y reforzados a media temporada con base en el análisis estadístico y las métricas que predominan en las Grandes Ligas de beisbol de Estados Unidos– disputan el título de la Serie Mundial 2017 que pondría fin a 29 años de sequía, en el caso de los angelinos, y daría su primer trofeo a los texanos en sus 55 años de existencia. La edición 113 de la Serie Mundial es ­inédita, pues ambas franquicias fueron rivales en la División Oeste de la Liga Nacional durante 31 años (de 1962 a 1993) hasta que, por la expansión de la Major League Baseball (MLB), los Astros se cambiaron a la naciente División Central y, en 2012, con la venta del equipo al actual dueño, Jim Crane, se mudaron a la División Oeste de la Liga Americana. Por primera vez en siete décadas el nuevo campeón saldrá de dos novenas que juntas acumularon más de 200 victorias en la campaña regular: Dodgers, con récord de 104 ganados y 58 perdidos, y Astros con 101-61. Además, los managers Dave Roberts, de 45 años, y A. J. Hinch, de 43, se cuentan entre los más jóvenes en dirigir en Serie Mundial. La marca de 104 victorias es la mejor de los Dodgers desde 1953, cuando ganaron 105 juegos de temporada regular. Houston se quedó a un triunfo de empatar su mejor récord 102-60 en 1998. Al inicio de la temporada, ninguno de los dos equipos pintaba como favorito para ganar la Serie Mundial. Los Cachorros de Chicago y los Medias Rojas de Boston eran los que más altas probabilidades tenían, de acuerdo con los pronósticos. Los Astros de Houston son uno de los ocho equipos ligamayoristas que nunca han ganado una Serie Mundial. En cambio, los Dodgers, en Brooklyn y en Los Ángeles, han sido campeones en seis ocasiones: 1955, 1959, 1963, 1965, 1981 y 1988. En 29 años, los fanáticos de los Dodgers han sufrido muchas frustraciones. Desde una temporada (1992) con récord de derrotas (99), la huelga de peloteros que suspendió la Serie Mundial en 1994 y marchaban como líderes de la División Oeste hasta temporadas sólidas y de desarrollo de grandes peloteros, pero la imposibilidad de ganar en playoffs. En 2013, los Dodgers fueron eliminados por los Cardenales de San Luis en la Serie de Campeonato; en 2014 perdieron en la Serie Divisional, otra vez contra San Luis; en 2015 cayeron ante los Mets en la Serie Divisional y en 2016 sucumbieron en la Serie de Campeonato ante los Cachorros de Chicago, que rompieron una maldición de 108 años sin ganar una Serie Mundial. Todas esas temporadas, los Dodgers terminaron como líderes divisionales. Managers como Tom Lasorda, Jim Tracy, Graddy Little, Joe Torre, Don Mattingly y el propio Dave Roberts no pudieron en casi tres décadas darle otro título al equipo que desde 2014 paga la nómina más cara de los 30 clubes de las Grandes Ligas: 216 millones de dólares aquel año, 306 millones en 2015, 279 millones en 2016 y 265 millones en 2017. Todos esos años, la organización angelina empeñó sus esfuerzos en construir un título de Serie Mundial. En 2014, el gerente general Ned Colletti fue relevado. El presidente del club, Stan Kasten contrató en su lugar a Andrew Friedman, un exanalista de Wall Street que durante nueve temporadas fungió como vicepresidente ejecutivo de operaciones deportivas de los Rays de Tampa Bay. Dodgers, el reposicionamiento Con Friedman, Tampa Bay calificó cuatro veces a playoffs y ganó la División Este de la Liga Americana en 2009 y 2010 con una de las nóminas más austeras. Después de 10 campañas perdedoras, entre 2008 y 2013, guiados por Friedman, los Rays tuvieron marcas ganadoras. Friedman contrató como gerente general a Farhan Zaidi, un economista graduado del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés). Después de que los Dodgers fueron eliminados 3-2 por los Mets de Nueva York en la Serie Divisional, Friedman y Zaidi despidieron a Don Mattingly y le dieron la oportunidad a Dave Roberts para la campaña 2016. Con lanzadores de la calidad de Clayton Kershaw y el cerrador Kenley Jansen, jugadores de posición como el mexicano Adrián González, el cubano Yasiel Puig y el novato Corey Seager los Dodgers estaban en condiciones de pelear por el título de la Serie Mundial. Pero las lesiones acabaron con sus aspiraciones. Con todo y que obtuvieron su cuarto título divisional al hilo, Chicago los eliminó en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Para 2017, la oficina de los Dodgers se encargó de armar un equipo sólido con Kershaw a la cabeza (18 victorias y 2.31 de carreras limpias, su “peor” marca desde 2012), el veterano Rich Hill (12), Alex Wood (16), Kenta Maeda (13) y Kenley Jansen (41 salvamentos). En julio, trajeron de los Rangers de Texas al pitcher Yu Darvish para reforzar la rotación de abridores. El novato Cody Bellinger (39 home runs) sustituyó en la primera base al lesionado Adrián González. Chris Taylor se convirtió en una bujía. Yasiel Puig por fin rindió lo que el equipo esperaba de él con 28 home runs, el tercera base, Justin Turner, siempre oportuno con el bat, promedió .322. Posición por posición se construyó una novena con tintes de campeón. Si gana la Serie Mundial, Dave Roberts se convertirá en el segundo manager afroamericano en lograrlo. El primero fue Cito Gaston con los Azulejos de Toronto en 1992 y 1993. En siete de los últimos 10 años, los Dodgers ha sido el equipo con mayor asistencia en las Grandes Ligas con un promedio de 49 mil aficionados por partido, alrededor de 3.7 millones por temporada, que la hacen una de las franquicias más importantes no sólo en Estados Unidos donde la comunidad latina es fiel seguidora, sino también en México, cuna de Fernando Valenzuela, el lanzador sonorense que despertó la Fernandomanía en 1981 cuando se convirtió en el único pelotero en ganar el título de Novato del Año y el Trofeo Cy Young y que se apuntó la victoria en el juego tres de la Serie Mundial ante los Yankees de Nueva York. En su camino a la Serie Mundial 2017, los Dodgers barrieron a los Diamondbacks de Arizona en la Serie Divisional y luego vencieron a los actuales campeones, los Cachorros de Chicago, en cinco juegos para ganar el banderín de la Liga Nacional. El rival texano La única aparición de los Astros en la Serie Mundial fue en 2005 cuando fueron barridos por los Medias Blancas de Chicago, ocho años antes de que se mudaran a la Liga Americana. El rostro del equipo texano cambió con la llegada del mexicoestadunidense Jeff ­Luhnow como gerente general a finales de 2011. Luhnow tenía 15 años cuando la Fernandomanía se apoderó de él. Nació y creció en la Ciudad de México, a donde su padre llegó a trabajar en 1965 en una agencia de publicidad. En la adolescencia, Luhnow se mudó con su familia a Estados Unidos, donde estudió la preparatoria y luego Economía. Trabajó en una consultora de negocios hasta que entró al mundo del beisbol. Los Cardenales de San Luis lo contrataron para hacer análisis estadísticos, la sabermetría que salió a la luz a raíz de la publicación del libro Moneyball que implementó el exjugador y exgerente de los Atléticos de Oakland, Billy Beane: hacer mucho con poco, con jugadores reclutados con base en los números. Su trabajo consistió en ayudar a los scouts a realizar un trabajo más eficiente. Y funcionó. San Luis llegó a tres Series Mundiales y ganó dos (2006 y 2011, perdió en 2004 ante Boston). Construyó los cimientos de una franquicia poderosa que disputó tres Series de Campeonato de la Liga Nacional y que volvió a llegar (y perdió otra vez contra Boston) a la Serie Mundial en 2013. Lunhow entregó a la directiva de los Astros un proyecto de 22 páginas con la estrategia para reconstruir el equipo con base en el análisis estadístico, scouteo y desarrollo de peloteros. El reto era enorme. En 2011, Houston tuvo la que hasta ese momento fue su peor marca: 56 ganados y 106 perdidos. El dueño Drayton McLane vendió ese año la franquicia en 610 millones de dólares al empresario Jim Crane. La venta estuvo condicionada a que en 2013 el equipo se mudaría a la Liga Americana. Resultaba increíble que alguien arriesgara su dinero en el peor equipo de la temporada. La caída de los Astros fue más profunda en las temporadas siguientes. En 2013 terminaron en el sótano de la División Oeste de la Liga Americana –y de toda la MLB– con récord de 51-111. En 2014 la situación mejoró (70-92), en 2015 también (86-76, calificaron como comodín y perdieron en la Serie Divisional contra Kansas City) y en 2016 sostuvieron el paso (84-78) hasta llegar a 2017, la temporada del cambio. Lunhow se hizo cargo de la gerencia de los Astros cuando el equipo tenía la nómina más baja de los 30 clubes: 35 millones de dólares, que en 2012 incrementó a 64.5 millones, en 2015 ascendió a 97.4 millones y en 2016 hasta 114.7, cifras muy por debajo del promedio de toda la MLB. Para 2017, la inversión subió 149.9 millones de dólares, que ubican a Houston como la nómina 15. En esa nómina destaca el pelotero venezolano José Altuve, quien en 2017 se convirtió en el primer latinoamericano en batear cuatro temporadas de forma consecutiva 200 o más hits. Con tan sólo 1.68 metros de estatura, el segunda base de los Astros es el líder de bateo de la MLB con .346 de porcentaje, que lo perfila como un sólido candidato para ser designado Jugador Más Valioso (MVP). Altuve fue scouteado en 2008 y debutó en 2012. Es un jugador con una facilidad extraordinaria para conectar hits que se traducen en triunfos para su equipo y que fue firmado por cuatro años y sólo 12.5 millones de dólares. Producto del desarrollo de jugadores latinoamericanos que impulsó Luhnow destaca el boricua Carlos Correa, de su sistema de granjas el tercera base Alex Bregman, los lanzadores Lance McCullers, Dallas Keuchel (14 ganados, 2.90 de efectividad) y el jardinero derecho George Springer, entre otros. Verlander, la promesa El 31 de agosto, los Astros de Houston hicieron un cambio enfocado en pelear por el título de Serie Mundial: adquirieron al pitcher derecho Justin Verlander de los Tigres de Detroit, el jugador más caro de su nómina, pues tiene un contrato de 28 millones de dólares por temporada hasta 2019. En el Minute Maid Park, casa de los Astros de Houston, el promedio de asistencia es de 29 mil 600 fanáticos, que ubican al club en el lugar 15 de la MLB. De 2013 a 2017 la asistencia pasó de 1.6 millones de aficionados por temporada a 2.4 millones. Jugando como local, Houston ha estado imbatible en los playoffs. En la Serie Divisional eliminó en cuatro juegos a Medias Rojas de Boston. En la Serie de Campeonato ante el comodín de la Liga Americana, los Yankees, ganaron los dos primeros partidos en casa, perdieron los tres de visitantes en Nueva York y regresaron al Minute Maid Park para ganar los juegos 6 y 7. Verlander, de 34 años, lanzó un par de joyas en los juegos dos (13 ponches) y seis (8 ponches). Desde que fue adquirido por los Astros –y antes del inicio de la Serie Mundial– tenía marca de 9-0, con 1.23 de efectividad, 67 ponches y 11 bases por bolas. En apenas seis años, los Astros de Houston se revaluaron de 610 millones de dólares a mil 450 millones, que ubican al equipo en el decimotercer lugar de la MLB. Los Dodgers, por su parte, son la segunda franquicia más cara –sólo detrás de los Yankees– cotizada en 2 mil 750 millones de dólares. Coronarse en 2017, añadiría a cualquiera de las dos novenas más valor. El periodista de Sports Illustrated, Tom Verducci, publicó un artículo titulado Los Astros y los Dodgers ejemplifican el beisbol contemporáneo. Ahora, se encuentran en la Serie Mundial en el que plantea que en el Clásico de Otoño 2017 es una muestra de cómo el análisis de datos ha impactado sobre todo al pitcheo y que los managers Dave Roberts y A. J. Hinch están a la vanguardia en cuanto a cómo diseñan estrategias de juego con base en la información estadística que les proporcionan los gerentes de los equipos “en lugar de perpetuar las tradiciones orales, como ‘el libro’ (reglas no escritas). “Hace dos años ningún equipo lanzó menos de 50% de rectas. Este año cinco lo hicieron, incluidos los Astros. El incremento de lanzamientos rompientes es la clave de la revolución de los pitchers, una tendencia alentada por la reciente recopilación de datos sobre velocidad y eje de rotación y cómo los bateadores manejan lanzamientos específicos. Esta Serie Mundial es Spin City. Houston lideró la Liga Americana en lanzamientos rompientes (34%), mientras que Los Ángeles fue tercero en la Liga Nacional (30%). Si los jugadores batean .272 a las rectas y .217 a lanzamientos rompientes, como lo hicieron este año, ¿por qué no pitchear más lanzamientos rompientes? “La Serie Mundial presenta a seis de los mejores 18 pitchers que tiran lanzamientos rompientes (que hicieron al menos 2 mil pitcheadas): por Dodgers, Kershaw (primero, con 50.6 %), Rich Hill y Kenta Maeda; por Astros, McCullers, Brad Peacock y Verlander, quienes lo hacen 37%. Houston acentuó lo que hace mejor: le tiró a los Yankees 46% de lanzamientos rompientes en los juegos seis y siete (de la Serie de Campeonato) para mantenerlos en un promedio de bateo .111”, explicó Verducci. Todo indica que en el análisis de datos descansa la clave de quién será el nuevo campeón de la Serie Mundial. Este reportaje se publicó el 29 de octubre de 2017 en la edición 2139 de la revista Proceso.

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