En EU, 27 millones de clientes para el narco

lunes, 30 de octubre de 2017 · 09:30
WASHINGTON (apro).- La declaración de Emergencia Nacional de Salud que hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por la crisis de consumo de opiáceos, es una cortina de humo que dinamitará a México como responsable del problema. Con 27 millones de consumidores de algún tipo de droga, como lo reconoce el propio gobierno de Trump, Estados Unidos se consolida como el mercado más lucrativo para los narcotraficantes. La declaración de Emergencia Nacional de Salud obliga al gobierno federal a subsidiar a los 50 gobiernos estatales para atender la urgencia sanitaria por drogadictos en riesgo de perder la vida por sobredosis de enervantes. La orden de Trump no atiende el problema de fondo: la producción estadunidense de opiáceos. En su declaración, Trump dio a entender que el problema de la epidemia de consumo de opiáceos es porque el 90% de la heroína entra a Estados Unidos por la frontera norte de México. Falso. De acuerdo con la misma Administración Federal Antidrogas (DEA), los narcotraficantes de Asia lideran la producción de heroína que se consume en Estados Unidos. Cierto es que organizaciones criminales mexicanas como los cárteles de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, ante semejante mercado de consumo están metiendo a Estados Unidos más heroína, de la café, negra y hasta blanca que la que se traficaba hace unos 10 años. Es un hecho que estas dos agrupaciones mexicanas del trasiego de enervantes quieren apoderarse de todo el mercado de consumo de heroína y arrebatárselo a los asiáticos. No obstante, la crisis del consumo de opiáceos no se debe a la imparable demanda de heroína. Esta droga forma parte del problema pero la epidemia está fincada en las drogas sintéticas. En el mercado negro de drogas de Estados Unidos la variedad de drogas sintéticas la integran por lo menos 20 tipos de enervantes, anfetaminas, metanfetaminas, cristal y otros opiáceos que le están costando la vida a unas 130 personas todos los días y que son producidas en Estados Unidos, no en México. La materia prima para la producción estadunidense e incluso de México, llega de China por los servicios tradicionales de paquetería y servicio postal. Esto lo saben y reconocen agencias federales como la DEA, de ahí que la declaración de Emergencia Nacional de Salud se asuma como medida cosmética. La parcialidad, por desconocimiento de la problemática, le permitirá a Trump argumentar mayores falacias sobre los verdaderos responsables de la epidemia de consumo de opiáceos. La DEA pedía que Trump declarara Emergencia Nacional, con lo cual se hubiese facilitado la asignación de fondos federales para combatir el problema con mayor eficacia y financiamiento a nivel nacional. Con ello se tendría que señalar a los proveedores de la materia prima y claro, combatir a las organizaciones internacionales involucradas. De haberlo hecho, China y no México tendría que haber sido colocada como la fuente principal de opiáceos para los estadunidenses. Trump no quiere dejar de usar a México como piñata política. Con ese argumento de la heroína mexicana el presidente tiene pretexto para pedir dinero al Capitolio para construir el muro fronterizo y fortalecer las políticas antimigratorias enfocadas a los mexicanos. China no es México. China es posiblemente el país más poderoso del planeta y México uno de los más corruptos. Pegarle de palos a un vecino que no tiene cómo defenderse es más costeable para justificar la incapacidad gubernamental por omisión respecto a la crisis de opiáceos. Si Trump no hace nada para contener al mercado de consumo, es posible que para cuando deje la Casa Blanca sean más de 30 millones los estadunidenses que consuman cualquier tipo de droga y unos 200 los que mueran todos los días por una sobredosis.

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