Trump y las huellas de Moscú

lunes, 6 de noviembre de 2017 · 12:58
Donald Trump se sentía confiado. Los encausamientos judiciales en contra de Paul Manafort y Rick Gates, sus asesores en la campaña presidencial, no mencionaban a Rusia y se centraban en actividades previas a dicha campaña. “No hay colusión”, tuiteó el presidente estadunidense el 30 de octubre. Pero ese mismo día el fiscal Robert Mueller dio a conocer el expediente contra otro miembro de su equipo de campaña: George Papadopoulus, quien detalló al FBI sus comunicaciones y encuentros con personas vinculadas con Moscú. Entonces un torrente de nerviosismo recorrió la Casa Blanca. WASHINGTON (Proceso).- El encausamiento judicial de uno de los tres exfuncionarios de la campaña presidencial de Donald Trump en el caso Rusiagate expone pistas de una posible colusión con Rusia, hecho que de inmediato sacudió los cimientos de la Casa Blanca. Robert Mueller, el fiscal especial e independiente del Departamento de Justicia y encargado de la investigación para determinar si la campaña de Trump y el gobierno de Rusia se asociaron para manipular las elecciones presidenciales de 2016, entregó a la Corte Federal del Distrito de Columbia expedientes judiciales en los cuales hay huellas indelebles de Moscú. El pasado 30 de octubre Washington amaneció en medio de una tormenta política que hizo recordar los días grises del caso Watergate, y generó una corriente de nerviosismo entre el personal de la Casa Blanca y asesores de Trump, que de inmediato contrataron a un ejército de abogados para defenderse en caso de que Mueller los implique en la presunta colusión con los rusos. Paul Manafort, exjefe de la campaña presidencial de Trump, y Rick Gates, uno de sus principales subalternos, fueron acusados formalmente por el Departamento de Justicia de 12 delitos federales, entre los que destacan el de “conspirar en contra de Estados Unidos”, “lavado de dinero” y “obstrucción de justicia”. En los encausamientos de estos dos exasesores electorales del presidente de Estados Unidos no hay una sola mención de Rusia, no así en el caso de George Papadopoulus, un asesor electoral de menor rango en la campaña presidencial, pero que fue el detonante del nerviosismo y pánico en la Casa Blanca. “El acusado, George Papadopoulus, quien trabajó como asesor de política exterior en la campaña presidencial de Donald J. Trump, hizo declaraciones falsas y omitió entregar material durante una entrevista con el Buró Federal de Investigaciones (FBI) que se llevó a cabo el 27 de enero de 2017”, sentencia el expediente judicial 1:17-cr-00182 RDM, formulado por Muller. Por este delito Papadopoulus fue detenido el 27 de julio pasado y el 5 de octubre de este año se declaró “culpable” del delito de “mentir a un agente federal”, por lo que hizo con Mueller un acuerdo, según el cual podría pasar menos de tres años en prisión a cambio de dar información al fiscal sobre la presunta injerencia de Rusia en los comicios de 2016 y su aparente colusión con la campaña. “Inicialmente Trump se sintió reivindicado”, dice la nota de ocho columnas que publicó el 31 de octubre en su versión impresa el influyente periódico The Washington Post, en referencia a lo ocurrido en la Casa Blanca el día anterior. “Aunque frustrado con la prensa que lo seguía implicando con los encausamientos y ensuciando a su presidencia, aplaudió que los cargos contra Manafort y Gates se concentraban en actividades que llevaron a cabo antes de su campaña presidencial”, resaltaba la noticia en la primera plana del diario. A las 10:28 horas del 30 de octubre, Trump escribió en su cuenta de Twitter, con mayúsculas: “No hay colusión”. Para entonces la oficina de Mueller aún no daba a conocer el expediente de Papadopoulus, al que le quitó lo sellos ante la Corte Federal del Distrito de Columbia a las 10:37 horas. “Papadopoulus, un asesor de la campaña de Trump, se declaró culpable de dar testimonio falso al FBI sobre sus esfuerzos por concertar una relación entre Trump y el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Este caso provee la más clara evidencia de lazos entre la campaña de Trump y funcionarios rusos”, subraya el texto del Washington Post, rotativo que con sus investigaciones periodísticas contribuyó a que Richard Nixon renunciara a la Presidencia el 8 de agosto de 1974 por el famoso caso Watergate. Con el título El papel de Papadopoulus en la campaña, el expediente judicial detalla de manera cronológica hechos que a simple vista implican una aparente relación entre el equipo de la campaña de Trump y Moscú para socavar el resultado electoral de la elección del 8 de noviembre de 2016. El documento judicial no menciona los nombres de las personas involucradas, pero el 30 de octubre la edición en línea de The Washington Post los identificó con nombres y apellidos. El “profesor” y la “sobrina” de Putin A principios de marzo de 2016, Papadopoulus se enteró de que trabajaría para la campaña como consejero de política exterior. “El acusado se encontraba viviendo en Londres, Inglaterra. Con base en conversaciones que se realizaron el 6 de marzo de 2016 con un funcionario de la campaña que sería su supervisor, el acusado entendió que el foco principal de política exterior en la campaña sería mejorar la relación de Estados Unidos con Rusia”, indica el expediente contra Papadopoulus. El 14 de marzo, mientras viajaba por Italia, Papadopoulus conoció a un profesor que The Washington Post identifica como Joseph Mifsud, director de la Academia de Diplomacia de Londres y quien radica en la capital británica. El profesor “parecía desinteresado en el acusado antes de que le dijera que se había unido a la campaña (de Trump)… El acusado se interesó en el profesor porque le dijo que tenía relaciones sustanciales con funcionarios del gobierno de Rusia”, destaca el documento en la página 4, de las 17 que lo integran. “El 24 de marzo, en Londres, Papadopoulus se reunió con el profesor, quien llevó con él a una mujer rusa (cuya identidad no corroboró el Washington Post). Se la presentó como familiar del presidente ruso Vladimir Putin. Le dijo además que ella tenía conexiones con altos funcionarios rusos”. Por correo electrónico, Papadopoulus notificó a Sam Clovis, su supervisor en el equipo de campaña, y a otros integrantes del Consejo de Política Exterior, del encuentro con el profesor y con la mujer rusa, a quien identificó como “sobrina” del presidente Putin. Papadopoulus precisó el tema del encuentro: “Arreglar una reunión con el liderazgo ruso para discutir los lazos entre Estados Unidos y Rusia bajo la presidencia de Trump”, asienta el documento. Luego, “el 31 de marzo de 2016, el acusado participó en una reunión del equipo de Seguridad Nacional en Washington, D.C., con el candidato Trump y otros asesores de política exterior de la campaña. Cuando se presentó ante el grupo, el acusado, en suma y en sustancia, dijo que podría arreglar una reunión entre el entonces candidato Trump y el presidente Putin”, resalta el expediente. El documento expone que Papadopoulus mantuvo la colaboración con “el profesor” y con “la mujer rusa” con el objetivo de llevar a cabo dicha reunión. Sostiene que informaba de ello a los asesores de la campaña del ahora presidente. “El 8 de abril de 2016, el profesor, a través de un correo electrónico, presentó al acusado con un individuo de Moscú (Iván Timofeev, miembro del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia), con conexiones en el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país… En las siguientes semanas y en múltiples ocasiones, el acusado y el individuo de Moscú sostuvieron conversaciones por Skype y por correo electrónico sobre reuniones potenciales entre el equipo de campaña y funcionarios del gobierno ruso. “El 25 de abril de 2016, el acusado envió un correo electrónico a un asesor de alto rango de política exterior de la campaña (no identificado por el periódico), notificándole que el gobierno de Rusia tenía una invitación de Putin para que Trump se reuniera con él cuando lo dispusiera.” “La ventaja de estar en Londres es que estos gobiernos tienden a hablar con mayor apertura”, escribió Papadopoulus. Los correos “sucios” de Hillary  El 26 de abril de 2016 Papadopoulus desayunó con el profesor en un hotel en Londres. Durante la reunión éste le dijo que acababa de regresar de un viaje de Moscú, donde se reunió con altos funcionarios del gobierno ruso. “El profesor le comunicó a Papadopoulus que en el viaje se enteró de que los rusos habían obtenido ‘suciedad’ de la candidata (demócrata, Hillary) Clinton, en miles de correos electrónicos”. Al día siguiente Papadopoulus envió un correo electrónico a un importante asesor del equipo de campaña, al parecer Corey Lewandowski, sobre el interés de los rusos por reunirse con Trump. El 4 de mayo Timofeev alentó a Papadopoulus a ir a Moscú. “Una opción es organizar una reunión para ti en la Oficina de Norteamérica (del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia), si tú estás en Moscú”, le escribió Timofeev. La idea era que si Papadopoulus viajaba a la capital rusa lo podrían poner al tanto de la información con la que éstos contaban sobre la candidata Clinton. El encausamiento apunta que el acusado habló del tema vía telefónica con Clovis. “El 21 de mayo de 2016, el acusado mandó un correo electrónico a otro alto funcionario de la campaña con el siguiente encabezado: ‘Solicitud de Rusia para reunirse con el señor Trump’”. The Washington Post señala que ese alto funcionario no es otro que Paul Manafort, entonces jefe de la campaña del candidato republicano. Ese correo electrónico “incluyó una notificación fechada el 4 de mayo, la cual manifestaba que el Ministerio de Relaciones Exteriores estaba ansioso por reunirse con Trump para hablar de varios asuntos”. Posteriormente, el 1 de junio de 2016, Papadopoulus mandó otro correo electrónico a Lewandowski, pidiéndole respuestas a las peticiones de los rusos. Lewandowski le contestó que tratara el asunto con Clovis y que entre ellos definieran qué hacer. “Entre mediados de junio y mediados de agosto de 2016, el acusado buscó que se realizaran reuniones off the record entre uno o más representantes de la campaña con miembros de la oficina del presidente Putin o del Ministerio de Relaciones Exteriores”, se destaca en otra página del encausamiento. “Después de varias semanas de comunicaciones sobre la posible reunión off the record con funcionarios rusos, en agosto de 2015 el supervisor de campaña (Clovis) le dijo al acusado que lo alentaba a él y otros asesores de política exterior de la campaña para que hicieran el viaje, en caso de ser posible el encuentro.” Pero “la visita propuesta por el acusado no se llevó a cabo”, remata el expediente judicial. Alarma en la Casa Blanca El mismo 30 de octubre, desde la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, la vocera de Trump, intentó minimizar el papel de Papadopoulus en la campaña presidencial, afirmando que “era un voluntario sin sueldo” a quien nadie le hacía caso. Horas después Trump insistió en su cuenta de Twitter que Papadopoulus era “un mentiroso comprobado” y un voluntario como muchos otros que colaboraron en su campaña presidencial. Por la tarde, varios medios divulgaron una fotografía fechada el 26 de marzo de 2016, que originalmente fue difundida en la cuenta oficial de las redes sociales de la campaña presidencial del candidato republicano. En dicha foto se observa a Papadopoulus sentado junto con otros asesores de Trump alrededor de una mesa. Se trataba de una sesión sobre política exterior y Papadopoulus se encontraba a escasos dos metros del ahora presidente de Estados Unidos. La nota de ocho columnas de The Washington Post del 31 de octubre describe el ambiente en el portentoso inmueble del número 1600 de la Avenida Pensilvania después de que Mueller difundió los expedientes judiciales: “El enojo de Trump del lunes (30 de octubre) fue visible para todos aquellos que interactuaron con él, y el estado de ánimo en los corredores de la Casa Blanca fue de preocupación y de miedo a lo desconocido. Mientras el presidente gruñía en la planta alta de la mansión, los integrantes de su equipo, muchos de los cuales se apresuraron a contratar abogados para que los ayudaran a navegar sobre la investigación de Mueller, especulaban en privado sobre quién sería el siguiente objetivo del fiscal del Departamento de Justicia.” Frente al escándalo político desatado por los documentos, los principales medios de Estados Unidos reportaron que Stephen Bannon, el exasesor especial de asuntos políticos del presidente, con quien Trump sigue manteniendo comunicación y una estrecha amistad, le aconsejaba resolver el problema despidiendo a Mueller. Como jefe del Poder Ejecutivo, Trump tiene esa prerrogativa. Incluso, no tiene que darle explicaciones al Congreso federal. “Eso no está en consideración, el presidente no tiene planeado hacerlo”, aclaró Huckabee Sanders en varias ocasiones. Diarios como The Washington Post, The New York Times y The Wall Street Journal publicaron que varios legisladores republicanos pretenden distanciarse del presidente si en los próximos días o semanas Mueller da a conocer más información que corrobore cierta colusión entre los rusos y la campaña de Trump, como ocurrió en el caso de Papadopoulus. Los republicanos temen enfrentar repercusiones electorales en los comicios de medio periodo de noviembre de 2018. En esas elecciones están en juego las 435 curules de la Cámara de Representantes y dos tercios de las 100 del Senado. Como consecuencia del contenido del encausamiento de Papadopoulus, el pasado jueves 2 Sam Clovis se retiró como nominado del presidente Trump al puesto de jefe de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura. En los pasillos del Capitolio corre el rumor de que Gates y Manafort podrían implicar a gente importante del equipo de Trump a cambio de reducir una eventual sentencia de 20 años de prisión en caso de ser encontrados culpables sólo del delito de lavado de dinero. En el juego de las especulaciones políticas en Washington se menciona a Jared Kushner y a Donald Trump junior –respectivamente yerno e hijo del presidente de Estados Unidos– como los próximos posibles blancos del fiscal Mueller. Este reportaje se publicó el 5 de noviembre de 2017 en la edición 2140 de la revista Proceso.

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