La trama del #FIFAGate y las sospechas contra Grupo Televisa

jueves, 16 de noviembre de 2017 · 16:29
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Alejandro Burzaco, uno de los 42 acusados en el escándalo de corrupción y sobornos en la FIFA, declaró entre el martes 14 y el miércoles 15 de noviembre ante un tribunal de Estados Unidos que entregó sobornos por un total de 15 millones de dólares a Julio Grondona, expresidente durante casi cuatro décadas de la Asociación de Futbol Argentina (AFA), a través de dos subcuentas en los bancos suizos Julius Baer y Credit Suisse. El escándalo ha sido mayúsculo porque Burzaco, exCEO de la empresa Torneos y Competencias, involucró a Grupo Televisa y a la compañía brasileña O’Globo en el pago de estos 15 millones como sobornos para obtener los derechos de transmisión de los mundiales de futbol de 2026 y 2030, el gran negocio del balompié profesional. Televisa guardó silencio el martes, pero entre el 15 y 16 de noviembre emitió dos comunicados. Primero, para negar “cualquier acción indebida” en esta trama parecida cada vez más al escándalo de la compañía brasileña Odebrecht y también para afirmar que Grupo Televisa “nunca tuvo conocimiento o autorizó, de forma alguna, soborno o conducta inapropiada alguna”. En segundo lugar, informó en otro comunicado que contrató a la firma de abogados de Nueva York, Bronstein, Gerwitz and Grossman LLC, para investigar “si Grupo Televisa o ciertos de sus funcionarios o directivos han violado las leyes federales de valores (de Estados Unidos)”. Televisa reacciona de manera similar a lo ocurrido en el verano de 2016, cuando un documento anónimo de 15 cuartillas llegó a la Securities and Exchange Commissions (SEC), la máxima autoridad regulatoria bursátil de Estados Unidos, señalando una trama de cuentas “ocultas”. En esa ocasión, la compañía mediática informó que otro bufete de abogados de Nueva York, Wachtell, Lipton, Rsoen & Kratz, realizó una “investigación interna” sobre el origen de ese documento (ver Proceso 2062). Ahora no se trata de un anónimo, sino de uno de los testigos claves en la trama del “FIFAGate” e involucrado anteriormente por The New York Times en una presunta filial de Televisa, llamada Mountigri Manangement Group. Burzaco prometió a las autoridades estadunidenses devolver 21 millones de dólares e intentar reducir su sentencia si revelaba la trama de corrupción en el máximo organismo del futbol mundial. Luego, involucró a Televisa, a O’Globo y a Datisa, una sociedad en la que participaba el propio Burzaco y Fox Sports. Hasta ahora, tanto Televisa, como O’Globo y Fox Sports han negado la participación en esta trama de sobornos. Para comprender el contexto de este escándalo es necesario tener los siguientes ejes. El origen: la venganza de EU 1.- La historia inició el 2 de diciembre de 2010, fecha en la que se debía decidir las sedes de los mundiales de futbol para 2018 y 2022. Para el primero pujaban Gran Bretaña, el favorito, España y Rusia, de donde provenía buena parte del “dinero sucio” en el futbol sudamericano. Rusia ganó. El segundo mundial se debatía entre Estados Unidos y Qatar, importancia geoestratégica frente al poderío económico del emirato árabe. El exhombre fuerte del futbol argentino y vicepresidente de la FIFA, Julio Humberto Grondona, le dio la sede a Qatar. Grondona desafió en ese momento a la mayor potencia mundial y la venganza estadunidense se puso en acción. Comenzó una investigación en torno a una red de sobornos por 85 millones de dólares repartidos para que Qatar ganara la sede. 2.- En la investigación, Estados Unidos ubicó a la segunda pieza clave de la trama de corrupción de la FIFA: Chuck Blazer, ciudadano estadunidense, exhombre fuerte de la Concacaf, cuyos principales ingresos provienen de los sobornos para entregar derechos de transmisión a las más importantes cadenas de televisión. Blazer fue pillado por el FBI y el poderoso buró de investigaciones policiacas de Estados Unidos le propuso un trato: ser el “topo” para hacer caer a la cúpula del futbol sudamericano. Blazer aceptó y comenzó a grabar a todos sus colegas. 3.- La primera redada se produjo el 27 de mayo de 2017, cuando la Policía Suiza encarceló en el hotel Bar au Lac de Zurich a buena parte de los dirigentes que se encumbraron con Joseph Blatter, el expresidente de la FIFA de 1998 a 2015, ya conocida en el mundo de los negocios como la Mafifa. Este es el origen de la investigación que tiene en la mira a tres poderosos jerarcas del futbol sudamericano: Juan Ángel Napout, de Paraguay, expresidente de la Conmebol; José María Marín, exjefe del futbol brasileño, y Manuel Burga, exjefe del futbol de Perú. El argentino Grondona falleció en 2014, pero ahora revive como pieza clave, tanto del “FIFAGate” como de la investigación por sobornos en el programa argentino “Futbol para Todos”. Burzaco y Mountigri 4.- Burzaco, en apariencia una pieza menor, decidió pactar con la fiscal general de Estados Unidos para el caso, Loretta Lynch, y contar toda la red de corrupción generada por Grondona. Según el portal informativo @infobae, Burzaco decidió hablar tras ser avisado por su hermano, exjefe de la policía de Buenos Aires, que su vida corría peligro. Así, abrió la caja de Pandora. Declaró primero en privado y luego en el tribunal federal de Brooklyn, donde se explayó contando cómo sobornaban para obtener los derechos de televisión de los máximos acontecimientos de futbol. Los pagos ilegales relatados por Burzaco podrían ascender a 200 millones de dólares por parte de las empresas televisivas. El objetivo de estos sobornos era quedarse con los derechos de transmisión de los eventos deportivos y así generar un gigantesco negocio publicitario y de reventa a Estados Unidos y otras partes del mundo. El testimonio de Burzaco coincide con el del banquero Jorge Arzuaga, quien seis meses atrás admitió que él fue el vehículo para transferir dinero a cuentas de los dos bancos suizos para los que trabajó. Burzaco admitió que entre 2005 y 2015 ganó 30 millones de dólares en estas maniobras ilegales. 5.- El nombre de Televisa aparece en esta última trama, pero asociado a otra serie de revelaciones que han sido desmentidas insistentemente por el consorcio presidido por Emilio Azcárraga Jean. El antecedente más importante fue una nota publicada en The New York Times, el pasado 26 de octubre, coincidente con el anuncio de la salida de Azcárraga Jean como director general (CEO) de Grupo Televisa, a partir del 1 de enero de 2018. Según la nota firmada por Tariq Panja, una empresa llamada Mountigri Management Group, formada por tres personas solamente, “amasó discretamente los derechos exclusivos de transmisión de los partidos de la Copa del Mundo en buena parte del continente americano, de México a Argentina, hasta 2030”. En total, esta desconocida empresa offshore tiene los contratos de 16 naciones de América Latina. “Las autoridades de Estados Unidos ayudaron a revelar que Mountigri es en realidad una filial de la gigantesca cadena mexicana de televisión Grupo Televisa”, afirmó la nota. Mountigri pagó cerca de 190 millones de dólares para afianzarse las transmisiones de los mundiales de 2018 y 2022, el origen de la trama del “FIFAGate”, según declaró al rotativo neoyorquino Frank Dunne, editor de TV Sports Markets. La clave de este escándalo está en los siguientes párrafos de la nota original de The New York Times: “Para llegar a este acuerdo con la FIFA, Mountigri recibió el apoyo de Alejandro Burzaco, un empresario argentino, según varias personas que tienen conocimiento de las negociaciones y pidieron mantener el anonimato al no estar autorizadas a dar declaraciones. “El año pasado, Burzaco se declaró culpable de haber sobornado a dirigentes del futbol a cambio de que la empresa que presidía obtuviera los derechos de transmisión de los torneos más importantes de la región. La empresa, Torneos y Competencias, accedió a pagar 112.8 millones de dólares para llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia estadunidense. “En los documentos de los tribunales relacionados con la admisión de culpa de Torneos y Competencias, los fiscales señalaron que una de las filiales de una de las mayores televisoras de Latinoamérica había ayudado a pagar millones de dólares para obtener los derechos para transmitir en Argentina, Paraguay y Uruguay los próximos cuatro mundiales. Mountigri, la filial de Televisa, fue la que recibió esos derechos y de inmediato se los vendió a Burzaco”. En otras palabras, una trama de triangulación financiera, al más puro estilo del escándalo Odebrecht, pero con millones de dólares en juego para multiplicarlos en el negocio de los derechos de transmisión del futbol. En su momento, Grupo Televisa y Burzaco se negaron a comentar la nota de The New York Times. Hoy las piezas del enredo vuelven a estar en manos de la justicia estadunidense y de las autoridades bursátiles de este país. Las acciones de Grupo Televisa en la bolsa de Nueva York han disminuido desde el martes 14 de noviembre. En un día bajaron 2.4% para quedarse en 19.50 dólares.

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