"La luz y la fuerza", documental de los electricistas

sábado, 18 de noviembre de 2017 · 09:44
Cinco años tardó la directora y guionista Alejandra Islas filmando la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para su documental La luz y la fuerza, seleccionado por la 12 edición del Festival de Cine de Roma, Italia. Cineasta del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, la mundialmente galardonada relata cómo tras el decreto del expresidente Calderón de acabar con ese gremio, “los electricistas llevaron a cabo un movimiento de resistencia en el que además de sobrevivir, lograron mantener su organización y se reinventaron”. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La noche del 10 de octubre de 2009, Felipe Calderón publicó un decreto para desaparecer la empresa pública Luz y Fuerza del Centro (LyFC). Ese mismo día, más de 40 mil de sus trabajadores se quedaron en la calle. El gobierno les ofreció una liquidación, pero 16 mil 599 electricistas, junto con los jubilados, emprendieron “una ardua batalla” para recuperar su trabajo. A partir de 2012, Alejandra Islas (quien ha recibido más de 15 premios y reconocimientos dentro y fuera de México por sus documentales El caso Molinet, El círculo eterno: Eisenstein en México; Muxes: Auténticas, intrépidas, buscadoras del peligro; Los demonios del Edén y El albergue) siguió con la cámara, junto con su equipo de producción, a los más de 16 mil empleados del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Entonces surgió su filme de testimonios La luz y la fuerza, estrenado a nivel internacional el pasado 2 de este mes en el Festival de Cine de Roma, y el 31 de octubre del año en curso se proyectó a nivel nacional, a las19 horas, en el Monumento a la Revolución, ante alrededor de mil 500 personas. El documental fue cofinanciado a través de la convocatoria del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y Foprocine, siendo también  productora la directora, en colaboración con Ave de Paso Films. La luz y la fuerza retrata en 77 minutos la manera en que los electricistas “llevaron a cabo un movimiento de resistencia en el que además de sobrevivir, lograron mantener su organización y se reinventaron”, destaca Alejandra Islas. La cineasta, egresada del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y quien desde 2006 impulsa la difusión del documental iberoamericano a través del Festival de la Memoria en Morelos, tardó cinco años en crear dicho filme. Cuenta en entrevista cómo nació su interés por abordar la situación del SME, cuando en la pantalla grande de México no es común abordar las luchas de los trabajadores: “Desde cuando estaba en el CUEC tenía curiosamente un grupo de estudio de historia del movimiento obrero en México, y habíamos varios interesados en el tópico. Ahí surgieron varios proyectos que finalmente no se realizaron, y uno de ellos era hacer un corto de ficción sobre el SME en 1916, cuando llevaron a cabo la primera huelga general que se hizo en México. Era para mí una asignatura pendiente. Cuando finalicé el documental El albergue (2012), en torno al padre Alejandro Solalinde y los migrantes, me encontré con que los electricistas llevaban tiempo organizando marchas, mítines, foros, caravanas y varias peticiones, en fin, e inmediatamente me llamó la atención. “Aparte, hacia los años ochenta yo asistí a Julio Pliego, el documentalista que falleció hace 10 años, en proyectos, y él siempre estaba muy volcado a los temas sociales, por lo cual fue una influencia muy buena. Por otra parte, mi abuela fue sindicalista, no de Luz y Fuerza pero sí muy activa. Por eso me han preocupado los conflictos laborales.” Islas manifiesta que LyFC “es sólo una pequeña punta del iceberg de todo lo que sucedió en estos últimos ocho años; más bien se debe publicar un libro o filmar una película como thriller político para contar todos los entretelones de esta historia, ya que muchos trabajadores se suicidaron, a otros los encarcelaron, y muchos que estaban a punto de jubilarse, no lo pudieron hacer, etcétera”. Enseguida argumenta: “Este documental, sin mayor pretensión, es para contar desde las voces de  ellos lo que los impulsó a permanecer en esa lucha, que es lo que a mí me llamaba mucho la atención porque, por ejemplo, en este momento soy profesora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, llevo 18 años, y siempre pensé que mi trabajo era estable y que me jubilaría muy bien aquí, y ahora resulta que no, al menos eso parece en las entidades públicas. Se pregunta uno: ‘¿Qué haría si me quedo sin trabajo de un día a otro?’…como les pasó a los electricistas. Es muy difícil enfrentar esa crisis que ya es común a nivel global.” “Por órdenes del presidente” En el largometraje aparecen testimonios de alrededor de 90 trabajadores del SME. Varios de ellos relatan cómo llegaron a las instalaciones de LyFC policías y elementos del Ejército apuntándoles con sus armas, para sacarlos. Por ejemplo, uno de ellos narra: “Amedrentándome con su arma, me decían: ‘Por órdenes del presidente, ¡ustedes ya chingaron a su madre!’.” También en la cinta, Humberto Montes de Oca explica que “ese 10 de octubre, 27 mil personas de la policía federal y del Ejército tomaron 400 centros de trabajo de Luz y Fuerza del Centro, distribuidos en cinco estados, Ciudad de México, Morelos, Hidalgo, Michoacán y Estado de México”. En la página de internet www.laluzylafuerzadocumental.org/ se lee en la parte de la historia del SME: El 14 de diciembre de 1914 en la Ciudad de México –tomada por los ejércitos campesinos revolucionarios de Francisco Villa y Emiliano Zapata– se funda el SME. En 1936, protagonizó una huelga de diez días en la Ciudad de México, con la que lograron el más avanzado Contrato Colectivo de Trabajo de la época, conquistando derechos fundamentales como el servicio médico y la jubilación. Hacia 1938 los electricistas figuraron entre los principales promotores de la expropiación petrolera. A finales de la década de 1950, el sindicato desplegó una campaña política popular que culminó con la Nacionalización de la Industria Eléctrica el 27 de septiembre de 1960. A partir de 1980, fue uno de los principales opositores al neoliberalismo, manteniendo desde entonces su postura contra las privatizaciones y la pérdida de los derechos laborales; durante los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, el SME constituyó frentes populares opositores a la privatización de la energía eléctrica. Está fue una de las razones por las que en 2009 Felipe Calderón Hinojosa decretó la extinción de LyFC. Más adelante, se explica: Los electricistas contaban con uno de los mejores Contratos Colectivos de Trabajo […] Luego de ocho años de movilizaciones y de la tenaz resistencia de 16 mil 599 trabajadores, el SME logró firmar un Contrato Colectivo de Trabajo con la Generadora Fénix, con lo que se mantienen como uno de los más antiguos sindicatos de México. Incluso, constituyó la empresa Cooperativa LF del Centro, que dará empleo a todos los trabajadores que resistieron. Positiva, la realizadora subraya: “En este caso los electricistas han logrado mantenerse, algo difícil en este país, aunque hayan pasado muchas cosas internas, contradicciones, avances, retrocesos, etcétera. Han estado juntos, con el apoyo decisivo de los jubilados. Eso es muy impresionante porque son personas que ya estaban disfrutando de esa etapa de la vida y se vuelcan a este movimiento.” –¿Qué cree que puede ofrecer en este momento esta mirada de su documental a la lucha de los trabajadores? –Creo que el cine que aborda el tema de los obreros ha sido poco común debido al prejuicio que hay sobre los sindicatos, por lo general sabemos que son ‘sindicatos charros’, cooptados por el gobierno. Para mí es un referente muy importante el británico Ken Loach [Nuneaton, junio 17 de 1936] en la ficción. Me encantaría poder hacer un día una película al estilo de él. De hecho, esta historia sí la pensé como una película de ficción, pero siempre yo termino haciendo documental… “A mí lo que me interesa es mostrar la lucha de estos trabajadores porque fue muy estigmatizada, levantó muchísimas polémicas, ha tenido muchos ataques. Lo que han logrado es muy esperanzador y me parece increíble sobre todo que puedan recuperar sus centros de trabajo, y todavía están en la última etapa de eso. Realmente es una proeza lo que han realizado, y como se ve en el largometraje, me interesa recalcar el proceso de transformación de muchos de ellos en personas distintas. En este caso, en activistas, y no lo tenían en mente, todo por defender su derecho al trabajo.” Esperanza colectiva En La luz y la fuerza, aunque no se profundiza mucho al respecto, se habla de los que se suicidaron, los encarcelados, alguno que fue asesinado y cómo muchos sin dinero siguieron adelante. –¿Esa es la nueva etapa de ellos que quería destacar? –Sí, porque pese a todo siguieron y parece ser que van seguir. No se van a acomodar ya muy tranquilamente en su nueva etapa, porque ya ven las cosas de otra manera muchos de ellos. No sólo pelearon por el trabajo, sino por cambiar las estructuras de este Estado fallido. –¿Cómo fue darle esa forma al documental con charlas sobre sus vivencias? –Muy complicado, porque mi idea del tratamiento era otra. Al principio, quería abordar la historia como se hace en casi todos los documentales, a través de tres, cuatro o máximo cinco personas o personajes, como les decimos. Pero me pareció que no era justo porque de por sí con todas las voces que seleccioné, finalmente era insuficiente para tantas historias. Me parecía que era más representativo que fuera así, como un tratamiento coral y no centrarlo solamente en unos cuantos personajes, porque el movimiento ha sido así, un colectivo. Fue un registro de entrevistas muy amplio. Al enfrentarse a tantos testimonios, Islas con su equipo elaboró una de las primeras plataformas transmedias hechas en México, en donde se publican cortos documentales, textos, fotografías y piezas interactivas (16599transmedia.org.mx). Relata al respecto: “Primero logramos hace dos años esa plataforma transmedia, como un experimento para ir colocando ahí muchas de las historias episodios que no están en el documental, o que sí están pero de otra manera. Me parece que es una herramienta muy interesante para el documental porque siempre queda muchísimo material fuera de todas las escenas. Con esta idea de realizar un largometraje, más aparte la plataforma, pues las personas que se interesan pueden recurrir a ambos y encontrar un diálogo de cómo se retroalimentan uno con la otra y en la página hallan más información puntual. Todavía le vamos a agregar cosas, porque la plataforma sigue viva y se va mantener así, a lo  mejor en un año se hace una transferencia a la propia organización para que la sigan alimentando.” Al preguntarle si fue complicado solicitar el apoyo del Imcine, dijo: “Fue un sostén muy decisivo porque todo el proyecto se hizo gracias a esta coproducción con Foprocine. Yo no solicité ningún recurso al SME a propósito, para tener toda la libertad para desarrollar mi punto de vista; pero sí nos apoyaron mucho en la difusión de la plataforma y ahora, del documental. La función que se organizó en el Monumento a la Revolución fue patrocinada por ellos. Y fue muy emblemático porque ahí fue donde empezaron su lucha hace ocho años, en octubre de 2009.” Confiesa que fue una sorpresa que el documental haya sido seleccionado para la 12 edición del Festival de Cine de Roma, efectuado del 26 de octubre al 5 de noviembre. Se proyectó en el Museo Maxxi de las Artes Siglo XXI diseñado por Zaha Hadid. –Cinco años dedicados a este documental es mucho, ¿verdad? –No pensé que iba a durar tanto. Pensé que iba a filmarlo en un año. Es lo que  me he tardado normalmente con otros documentales. Más otro año o dos en la postproducción. Ya dos años se me hacía bastante. Apunta que “en general, he sido muy privilegiada de poder ver de cerca situaciones de conflicto, dramas sociales”. Ahora, el filme andará por dos senderos: “En México se presentará a través de organizaciones, universidades, foros. Ya tenemos varias solicitudes para hacer todo un circuito en el país. Y en el extranjero participará en los festivales mixtos o de documental, ya lo seleccionaron en la 39 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba, a efectuarse del 8 al 17 de diciembre.” Este texto se publicó el 12 de noviembre de 2017 en la edición 2141 de la revista Proceso.

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