'Hay que pensar en español con audacia y rigor”: Jaime Labastida

jueves, 23 de noviembre de 2017 · 12:49
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida Ochoa, aseguró que la filosofía se desarrolla con ímpetu sólo cuando se escribe en la lengua matriz, de manera que, subrayó, “hay que pensar en español con audacia y rigor”. El español tiene un amplio desarrollo en poesía, teatro y narrativa, y en teología, pero sólo en los últimos decenios posee “filosofía propia”, es decir, un pensamiento radical, original, auténtico, sin importar sus temas, sino el método y el rigor con el que se examinan los asuntos de que trate, explicó. En el marco de su reciente investidura como doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el poeta, periodista y ensayista dictó la conferencia “Filosofía y Lengua. Pensar en español”, y destacó que se puede y se debe pensar en esa lengua, que debemos considerar matriz, es decir, en la que concebimos palabras a las que semantizamos (le damos significado) de manera creativa. Hay que reconocer que la lengua española no ha conocido, a lo largo de su historia, un crecimiento suficiente del pensar filosófico, y que no disponemos de un sistema de pensamiento propio como lo tienen el idealismo alemán, el empirismo inglés o el racionalismo francés, sostuvo el también miembro fundador y director general de la Editorial Siglo XXI. Para filosofar en cierta lengua, explicó Labastida, hacen falta condiciones necesarias y suficientes, aparte de las lingüísticas, como la presencia del verbo ser. “Añadamos que el español posee dos verbos que lo predisponen a filosofar, ser y estar, de los cuales dispone también el portugués”. En el Foro experimental José Luis Ibáñez de la FFL, explicó que en filosofía “tratamos con palabras, y éstas no son sólo signos fónicos y gráficos. Son señales, tienen significado, aluden, evocan, piensan. El sistema de cada lengua impone un régimen determinado de pensamiento”, puntualizó. El doctor honoris causa cuestionó qué significa el sintagma “filosofía” y por qué hasta hoy no admite traducción. Filosofar, acotó, implica una tarea fundamental: ir a la raíz, dudar, indagar, no darse por satisfecho jamás. En lugar de amor a lo que se sabe, deberíamos decir amor a lo que no se sabe, a la ignorancia, si por tal se entiende el esfuerzo por romper el círculo de las sombras; amor a la creatividad, a la audacia lingüística, a la innovación, recalcó. Añadió: “Todos los hombres piensan, pero no todos filosofan. Filosofar implica un método, un rigor, una exigencia consigo mismo, aprender a morir y estar muerto, como sostiene Platón”. Y más: “El poeta Antonio Machado, a quien le gustaba pensar y filosofar, insistió en que razonar era hacer un análisis corrosivo de las palabras, repensar lo pensado, saber lo sabido, dudar de la propia duda”. Aunque, aclaró, la lingüística también hace un análisis corrosivo de las palabras y no es filosofía. Concluyó: El trabajo filosófico es una larga cadena de procesos de intraducibilidad y de esfuerzos inauditos para crear campos semánticos inéditos. “Toda filosofía es creativa, es una lucha con las palabras”, remató.

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