La Arquidiócesis pide a Peña y a Velasco atender crisis de desplazados en Chiapas

domingo, 17 de diciembre de 2017 · 20:32
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Chiapas es un “foco rojo” encendido que requiere atención inmediata. Las soluciones se han propuesto, pero esto parece aplazarse cuando comienza el proceso electoral para renovar la gubernatura, junto con la elección federal para la Presidencia de la República. En el editorial del semanario Desde la Fe, la arquidiócesis hizo un llamado a los gobiernos estatal y federal a resolver la crisis de los desplazados por el conflicto agrario en Chenaló y Chalchihuitán. Destaca que Chiapas es el caso más lamentable de pobreza, olvido y marginación polarizada por conflictos añejos, que toma fuerza cada fin de sexenio. Los más vulnerables son los sencillos, la gente humilde que anhela vivir en paz, mientras otros se enriquecen sin límite. “Cinco mil indígenas abandonaron sus hogares para salvar la vida (…) La grave denuncia es que ni las Fuerzas Armadas o policiacas han podido hacer frente a la situación que ya se califica como de desastre en Chiapas”. La Iglesia católica recordó que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una serie de recomendaciones a la Secretaría de Gobernación, basándose en las declaraciones y testimonios del clero diocesano sobre las condiciones de los miles de desplazados chiapanecos: no cuentan con alimentos ni atención médica; no hay elementos necesarios para la subsistencia más elemental. “Esta situación es aún más grave considerando que las personas desplazadas, según la información recabada por la CNDH, son mujeres embarazadas, menores de edad y personas mayores sin refugio y a merced de las bajas temperaturas de la región”, agrega el escrito. En la publicación se indica que cuatro niños, hijos de familias desplazadas, fallecieron por los frentes fríos que azotan la región de Los Altos de Chiapas. La Arquidiócesis consideró que el grave problema de los desplazados llega a dimensiones que dejan descubrir lo que es un vicio arraigado y perpetuo, y que perjudica a los más pobres: la ausencia del Estado de Derecho, fortalecida por los manejos de poderosos con oscuros intereses desmedidos. No importa que para conseguirlos se pierdan vidas humanas. “Los signos apuntan a la obtención del poder ante la proximidad de comicios. El 1 de enero de 1994, la región vio un levantamiento armado que fue el crudo despertar de un año donde la tecnocracia y el neoliberalismo fueron sacudidos ante una realidad ignorada por décadas. Hoy la cosa no es mejor, viene empeorándose, las denuncias de la diócesis así lo indican cuando grupos ilegales “están obteniendo más armas y aumentan sus amenazas. Es imprescindible su contención, desarme y procesamiento judicial, para garantizar la desactivación de las causales del desplazamiento forzado”. Por último, el editorial señala que Chiapas “es un foco rojo encendido que requiere atención inmediata. Las soluciones se han propuesto. No obstante, esto parece aplazarse cuando Chiapas comienza el proceso electoral para renovar el cargo de gobernador del estado el año entrante, junto con la elección federal para la Presidencia de la República. A decir de Mons. Felipe Arizmendi,  ‘lamentablemente ya todos andan buscando qué les va a tocar en el siguiente puesto, en la siguiente elección, y ya lo que menos les importa son las matanzas entre el propio pueblo’”.

Comentarios