La perversidad del Sistema Nacional de Creadores

lunes, 18 de diciembre de 2017 · 13:34
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con el aumento del salario mínimo en la Ciudad de México, los artistas beneficiados con las becas del Sistema Nacional de Creadores (SNCA) percibirán mensualmente, a partir de 2018,  alrededor de 39 mil pesos si son Creadores Nacionales y 53 mil pesos si son Creadores Eméritos –15 y 20 salarios mínimos respectivamente. Financiadas por los ciudadanos, estas cantidades no sólo se otorgan sin criterios objetivos que ubiquen el beneficio social que generan el arte y sus creadores sino, también, sin criterios éticos que consideren la riqueza material –que no espiritual– de los becarios: Por ejemplo, a pesar de que el creador emérito Manuel Felguérez está presente en ferias y subastas con cotizaciones que rebasan los 250 mil pesos por una obra pictórica, desde 1993 ha recibido mensualmente los 20 salarios mínimos que, sin saber, le regalan los ciudadanos. Y en el contexto de los Creadores Nacionales, artistas como Carlos Amorales ha solicitado, aceptado y gozado del estímulo económico de 15 salarios mínimos a pesar de ser comercializado por una de las galerías más reconocidas a nivel internacional: la Kurimanzutto de la Ciudad de México. Sustentada en unas Reglas de Operación del SNCA publicada apenas el pasado 28 de noviembre –que no aportan propuestas nuevas, diferentes o valiosas–, la edición 2017 del Sistema no sólo repite los vicios que lo caracterizan –como el otorgamiento de la beca de tres años a productores que se han beneficiado del estímulo en repetidas y numerosas ediciones, tal es el caso de Perla Krauze, Gabriela Gutiérrez, Patricia Aridjis, Emilio Said, Mario Núñez, José Luis Cuevas García y José Luis Sánchez Rull, entre otros–, sino que también incurre en el incumplimiento de sus normas: Aun cuando la regla número 11 señala que se deben excluir a los servidores públicos de mando medio y superior adscritos a cualquier figura análoga de la Secretaría de Cultura (SC), los Comités de Selección beneficiaron en 2013 y 2017 al pintor Saúl Villa, a pesar de desempeñarse como director de Artes Visuales de la Escuela Superior de Arte de Yucatán, perteneciente a la Secretaría de la Cultura y las Artes del Gobierno de ese estado. Adscrito en la SC a la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura –cuyo titular es Jorge Salvador Gutiérrez Vázquez–, el Mandato del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes que dirige Juan Meliá no ha logrado actualizar el sentido y pertinencia del SNCA. Creado en 1993 durante la gestión presidencial del expresidente priísta Carlos Salinas de Gortari, el Sistema, si bien ha sido un excelente recurso para cooptar la inteligencia crítica y creativa de los artistas visuales mexicanos, no ha logrado enfrentar los retos artísticos que marca la contemporaneidad. Convertido en una sumisa, crítica y aspiracional comunidad, el SNCA, en su edición 2017, favoreció notoriamente al mercado del arte de presencia ferial. Con creadores como Erik Beltrán, Héctor Zamora y Pablo Vargas Lugo de la Galería Labor; Daniel Alcalá, Agustín González, Omar Rodríguez-Graham, Jaime Ruiz Otis y José Luis Landet de la Arroniz; y Adam Wiseman y Alejandro Cartagena de la Patricia Conde, confirmó su complicidad con un sistema que, lamentablemente, parece no comprender.

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